Exposición en Palma, Baleares, España

Cuixart: los años cruciales (1955-1966)

Dónde:
Museu Fundación Juan March / Sant Miquel, 11 / Palma, Baleares, España
Cuándo:
05 feb de 2020 - 16 may de 2020
Inauguración:
05 feb de 2020 / 19:00
Comisariada por:
Artistas participantes:
Enlaces oficiales:
Blog 
Correo electrónico:
museupalma@march.es
Descripción de la Exposición
La muestra ha sido comisariada por Raquel Medina de Vargas y organizada por Manuel Fontán del Junco, director Exposiciones de la Fundación Juan March y del Museu Fundación Juan March, Catalina Ballester y Assumpta Capellà (Museu Fundación Juan March, Palma). Podrá visitarse en el Museu Fundación Juan March, en Palma, del 5 de febrero al 16 de mayo de 2020 Mediante un riguroso análisis, la propuesta tiene como objetivo presentar al mejor Cuixart, el del periodo comprendido entre 1955 y 1966, verdadero eje de su apasionante trayectoria artística, que recoge su mejor y más representativa producción, con 70 obras y 60 piezas documentales (fotografías, libros y revistas) La muestra incluye también la proyección de fragmentos del cortometraje dirigido en 1963 por el entonces joven cineasta Jean-André Fieschi Cuixart, Permanencia del barroco, un interesante filme que muestra al artista en pleno proceso de realización de sus enormes cuadros La exposición está ligada a la ... programación que la Fundación Juan March desarrolla en sus dos museos en torno a aspectos poco conocidos de la trayectoria de los artistas que forman parte de su colección, como ya se hizo en el caso de José Guerrero en 2019 Con motivo de la muestra se ha editado un catálogo de 240 páginas con textos de Raquel Medina, Arnau Puig y Juan Eduardo Cirlot y un cuidado aparato crítico y documental. La Fundación Juan March inaugura el 5 de febrero la exposición Cuixart: los años cruciales (1955-1966) en el Museu Fundación Juan March de Palma, que permanecerá abierta hasta el 16 de mayo. Se trata de una muestra sobre la obra de Modest Cuixart (Barcelona, 1925 - Palamós, Girona, 2007), centrada en un periodo, crucial en su trayectoria, que se inicia en las postrimerías del movimiento y revista de vanguardia Dau al Set, cuyo surrealismo magicista implica el abandono de interesantes experimentaciones matéricas previas por parte del artista. Más tarde, Cuixart manifestará de nuevo una potente apuesta por la materia y por la incorporación de diversos materiales u objetos a su obra plástica. La propuesta, cuya comisaria invitada es Raquel Medina de Vargas, especialista en la obra de Cuixart, tiene como objetivo presentar al mejor Cuixart a partir del análisis más riguroso, pero a la vez más sugestivo y didáctico, a través de 70 obras y una abundante documentación relacionada (catálogos y carteles de exposición, cartas manuscritas, entrevistas y reseñas periodística y fotografías de época), procedente de los más destacados museos y colecciones, entre ellas la de la propia Fundación Juan March. Cuixart fue un hombre de una amplísima cultura humanista que abandonó pronto sus estudios de medicina para dedicarse durante el resto de su vida a la pintura desde el rigor científico, pero también desde una inquietud y una rebeldía constantes respecto a sus propios hallazgos. Gracias a una beca concedida a Dau al Set por el Instituto Francés –compartida con su primo Antoni Tapies–, viaja a París en 1950. Meses más tarde se traslada a Lyon, donde el contacto con la activa vida cultural de la ciudad impulsa una intensa fase experimental que lo conduce a profundizar en las capacidades expresivas de la materia. Viaja continuamente y, además de en Lyon y París, expone en ciudades de toda Europa, Estados Unidos y Argentina. Empieza a ser solicitado por galerías, museos y bienales de todo el mundo. A partir de 1958 las experimentaciones de Cuixart se dirigen hacia la sublimación de la materia y cristalizan en su característico dripping de irisaciones metálicas –doradas, plateadas y cobrizas– sobre fondos generalmente oscuros, procedimiento que evolucionará desde la maraña inicial a una forma de espacialismo. Se trata de un nuevo lenguaje de ecos cósmicos que ejecuta en enormes formatos y que lo hace merecedor de numerosas distinciones, elevándolo a la cima del éxito y el reconocimiento internacional (Primer Premio de Pintura Abstracta de Lausana y Gran Premio Internacional de Pintura de la V Bienal de São Paulo, ambos en 1959). Los más prestigiosos críticos (Jean-Jacques Lerrant, Will Grohmann, Pierre Restany, Alexandre Cirici Pellicer, Juan Eduardo Cirlot, Eduardo Westerdhal…) lo ensalzan como el verdadero renovador del informalismo internacional, una corriente que a finales de la década de 1950 ya empezaba a dar muestras de agotamiento. Realiza algunas piezas de abultado relieve e inusitada osadía para la época (Obsexys, Androgyne, 1962) y en 1963 sorprende su exposición en la galería bacelonesa de René Metras de las muñecas masacradas de su serie Nins sense nom [Niños o muñecos sin nombre], sintomáticas de una profunda angustia existencial. La preocupación plástica y anímica en torno a la condición humana da lugar, aún dentro del lenguaje de la materia y el objeto, a esa primera manifestación clara y contundente que se implica en la representación de lo humano —no sería exacto hablar aún de figuración—, que pasará a adueñarse de su obra, abriendo un largo paréntesis en el que su preocupación por la metafísica del cosmos y de la materia es progresivamente sustituida por esa intensa irrupción de lo existencial. El mismo título (Nins sense nom) evoca el desamparo ante la violencia de todas las víctimas anónimas y alude a un terrible recuerdo de su niñez, cuando vio llegar, durante los bombardeos de Barcelona en la guerra civil española, camiones cargados de cadáveres desmembrados, muchos de ellos niños. Parece ilustrar esa imagen el assemblage exento Rodamort (1961), realizado en el mismo año en que en el MoMA se celebra la exposición The Art of Assemblage [El arte del assemblage]. Como afirmó M.ª Luisa Borrás, Cuixart, coetáneo de Robert Rauschenberg, fue un precursor de la incorporación del objeto, que ya empleaba desde 1954. Pese al cambio de lenguaje, Cuixart sigue despertando en esa época el máximo interés. Su presencia es constante tanto en medios generales como especializados, ocupa numerosas portadas y se le dedican innumerables artículos y entrevistas. Expone en museos y galerías de todo el mundo. El entonces joven cineasta vinculado a la Nouvelle Vague y a los Cahiers du Cinéma, Jean-André Fieschi, dirige en 1963, en la línea del cinéma vérité [cine de realidad], el cortometraje Cuixart, permanencia del barroco, un interesante filme que recoge al artista en pleno proceso de realización de sus enormes cuadros con muñecas y cuerdas, y lo presenta como un paradigmático creador de vanguardia. En esas mismas fechas (1963-64), adelantándose a las corrientes internacionales de la nueva figuración, surge un singular ciclo en el que, de manera insólita, lo matérico y textural se hibridan con un grafismo magicista y sígnico, en cuyos contenidos predomina lo orgánico, lo erótico y lo siniestro. Algunos críticos coinciden en que esas imágenes, en su mayoría tremendamente "biológicas", que diseccionan los entresijos del ser y el cuerpo humano como escalpelos, reflejarían su paso por las clases de disección y de anatomía en la Facultad de Medicina. Las letras, cifras y signos ocupan un inusitado protagonismo en gran parte de las obras de esta etapa y son frecuentes las alusiones al pensamiento matemático y filosófico (Metafórica, Sofismas, 1965) que les confieren un hondo cariz intelectual. Morfológicamente, une la materia surcada del informalismo de Lyon al signo de Dau al Set, estableciendo una dinámica sintaxis entre ambos. La expectación fue máxima cuando en 1966 se expusieron sus nuevas obras en la galería René Metras —que rompían definitivamente con el informalismo— causando una gran polémica. Los tintes sutilmente escabrosos de algunas piezas fueron agriamente reprobados por mentes fundamentalistas de diverso signo, así como erróneamente interpretados en alguna crítica difamatoria como una apología de lo perverso, sin entender que la angustia, la muerte y el sexo —en suma, la condición humana— constituyen los fundamentos de esta interesantísima etapa que Arnau Puig, comisario de la exposición, calificó de "realismo crítico" y explicó como una reflexión analítica y revulsiva de la realidad social. Nada más antierótico que esas gélidas imágenes que no pretenden sino revelar una sociedad hipócrita que esconde la depravación bajo las buenas costumbres. Se trata de una obra marcadamente transgresora que constituyó un revulsivo demasiado enérgico y audaz para aquel momento en España, tan ajeno al respeto por la libertad de expresión, pese a lo cual no pocos críticos e intelectuales elogiaron ese giro inédito en la obra de Cuixart al cumplir los cuarenta años. De hecho, la muestra de la galería Bonino de Nueva York en 1964 había despertado tal expectación que resultó obligado prorrogarla. También es significativa la elección en 1968 de una de esas obras para la importante exposición colectiva The Art of Organic Forms [El arte de las formas orgánicas] en la Smithsonian de Washington y el hecho de que el grueso de ese breve pero intenso y originalísimo ciclo se encuentre en colecciones norteamericanas. La profunda capacidad poética y simbólica de su espléndida y muy conocida obra sobre papel, unida a la expresividad surreal de sus objetos manipulados —configuraciones tridimensionales y assemblages– complementan el itinerario de la exposición y la aproximación al trabajo del artista. La exposición –que incluye abundante documentación, así como la proyección de fragmentos de la película de Jean-André Fieschi, que muestra al artista en pleno proceso de realización de sus enormes cuadros con muñecas y cuerdas, y lo presenta como un paradigmático creador de vanguardia– recoge su mejor y más representativa producción en el periodo comprendido entre 1955 y 1966, verdadero eje de su apasionante trayectoria artística. Con motivo de la exposición se ha editado un catálogo de 240 páginas con un amplio ensayo de Raquel Medina de Vargas, otro con el título “Abstracción y revulsión” a cargo del crítico de arte Arnau Puig, fundador de Dau al Set, y un tercero de la mano de Lourdes Cirlot con el título “Cuixart a través de la mirada de Juan Eduardo Cirlot”. La muestra podrá visitarse desde el 5 de febrero hasta el 16 de mayo de 2020 en el Museu Fundación Juan March, en Palma. La muestra viajará al Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca del 5 de junio al 27 de septiembre de este mismo año.

 

 
Imágenes de la Exposición
Cuixart, Cuixart, Sarga, 1961. Óleo y materia sobre lienzo, 73 x 60 cm. Colección privada — Cortesía del Museu Fundación Juan March — Cortesía del Museu Fundación Juan March

Entrada actualizada el el 30 ene de 2020

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