Cuentos Chinos: relatos que tienen el tinte del engaño, del fraude, de la jugarreta y el simulacro.
Desde el lado menos luminoso de lo humano, estos nefastos ingredientes, en mayor o menor grado atraviesan las vidas de las personas, propiciando el desarrollo de verdaderas representaciones dramáticas. Estos tragicómicos cuentos chinos son los mismos que constituyen la trama medular de cada una de estas piezas fotográficas.
Enmarcadas en la clásica naturaleza muerta, con una fuerte impronta claroscurista, se desarrollan infortunadas escenas entre pequeñas figuras inanimadas, objetos o muñecos, cargados de cruda ironía, marcada emotividad o liviana ternura y humor.
La mentira, la trampa, la traición y la venganza, encierran situaciones que pertenecen al ámbito de lo íntimo y privado, sin embargo están siempre anhelantes a ser representadas públicamente. Inmersas en un simulacro barroco y en un acto cargado de dramatismo, logran encarnarse en objetos industrializados en serie, pertenecientes al universo de la baratija y...del kitsch.
Un doble juego de falsedades y engaños, involucra a estos personajes, un tanto toscos e intrascendentes, acorralándolos en un escena tan siniestra como descabellada. Sin embargo la fuerte marca del absurdo, a medio camino entre el humor y el sarcasmo, logra descomprimir lo patético de la circunstancia y la solemnidad de cada pieza fotográfica. De manera tal que lo grave se transforma en un melodrama desmesurado, por lo tanto casi irrisorio, cargado de humor, fiel a los objetos que lo componen.
Entrada actualizada el el 09 jul de 2014
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