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Fue en 1977 y, precisamente, en la Galería Jamete, cuando comenzó la dilatada trayectoria expositiva de Miguel Ángel Moset. Desde entonces puede predicarse una impecable coherencia en la evolución de su pintura, de algún modo acunada en la Cuenca que Zóbel describió "llena de pintores, absolutamente repleta", y, por tanto, próxima a la abstracción. Su temática predominante continúa siendo la naturaleza interpretada y reducida o decantada, acotada a las relaciones de luz y sombra, los intervalos de color y ritmos espaciales que reclaman su atención y sirven de estímulo para la representación pictórica.

En ese mismo ambiente mencionado fue en el que Carlos Codes realizó sus primeras tentativas artísticas año 1979, tras sentir el impacto de las obras del Museo de Arte Abstracto de Cuenca. Sin embargo, el referente más evidente en su obra de estos años fue el ... lenguaje que por entonces desarrollaba Manuel H. Mompó. En la actualidad, su bagaje se ha enriquecido con técnicas que hacen pensar en las "pinturas combinadas" de Robert Rauschenberg, tomando argumentos del arte pop (cuestionando el supuesto dramatismo inherente al arte) y de los dadaístas (utilizando materiales residuales) sobre los presupuestos del expresionismo abstracto. No es extraño encontrar en su producción una serie como "Los Irascibles" desarrollada sobre la mítica fotografía que Nina Leen realizó de los pintores de la Escuela de Nueva York como protesta frente a su exclusión en determinados círculos artísticos y, de algún modo, también como testimonio emblemático de lo que trataban de representar. Desde hace once años, Carlos Codes dirige también la histórica y mítica Galería Jamete, creada en 1976, convertida en este tiempo no sólo en lugar expositivo sino de encuentro de afinidades artísticas a nivel nacional e internacional. Es significativo que el protagonista de la primera exposición que en este nuevo período tuvo lugar fuera El Manchas, que desde entonces ha regresado periódicamente a poblar de cuadros sus paredes.

Partiendo de la estética del cómic, la pintura de El Manchas discurre en los márgenes del pop-art en una línea que muestra algunas conexiones con la obra de Roy Lichtenstein, por lo que no es extraño que a menudo aparezcan los entramados característicos del neoyorkino. En todo caso, lo realmente llamativo en este autor es la enorme facilidad que demuestra para asimilar en sus composiciones todo tipo de influencias o estímulos, fragmentarlos y reintegrarlos en un discurso personal y homogéneo.

Si durante el pasado mes de Julio fue la galería Aleph la que mostró su forma de comprender el arte en el espacio de la galería Jamete, a través de las obras de Jolanta Studzinska, Juan Manuel Mendiguchía, Pedro Lozano y de la revista-objeto Lalata, son ahora las pinturas de tres autores estrechamente vinculados a Galeria Jamete los que habitarán en Aleph, en lo que Julián Díaz habría definido como una "segunda parte" de esta "doble exposición".