Un día el coche de Google Maps aparece sin avisar, se cruza en tu camino. Mientras tú lo ves, él te ve a ti. Desde entonces, el entorno y tu cuerpo devienen también digitales, convirtiéndose en imágenes pixeladas. Tomando tecnologías como Street View y cámaras en streaming, la exposición pretende ser un espacio donde pensar los vínculos que se establecen entre pantalla e imagen, realidad y ficción. En definitiva, un espacio donde poder cuestionar el carácter de estas imágenes que surgen con la idea de acercarnos a lo que nos rodea. Esta propuesta aprovecha el sentimiento impalpable de lo digital para contrastarlo con el carácter físico de la pintura y así tratar su familiaridad. Finalmente, ambas son representaciones que simulan poder ser cruzadas.