La pandemia del COVID-19 ha aumentado la progresiva conciencia sobre la insostenibilidad de los modos de vida humanos. Este prolongado momento de estrés y aislamiento, obliga a muchos a enfrentarse a sus condiciones de vida y exige una reconsideración más amplia de las dicotomías presupuestas entre la ciudad y el campo, la cultura y la naturaleza. Si bien, el territorio rural es romantizado a través de léxicos saturados de imágenes pastorales, también está altamente regulado. Se trata del lugar de la deforestación, la fracturación hidráulica, la minería, la agricultura industrial, la inminente urbanización e infinitas formas de extracción de recursos, en las que los seres humanos a menudo se enfrentan a otras especies con violencia. La pandemia es un síntoma de la crisis ecológica; una actitud de explotación al medio ambiente en la que se trazan colisiones entre la idea de espacio humano y espacio medioambiental, situando al ser humano...en el centro. En realidad, estas zonas no son discretas. Los seres humanos y sus hogares existen dentro de ecosistemas enmarañados que implican agentes no humanos y extensiones periurbanas y rurales.
Este programa de proyecciones reúne a un grupo internacional de artistas que se plantean dicotomías entre el entorno construido y el natural, el tráfico entre la ciudad y el campo y las agitadas corrientes ideológicas que circulan por este flujo multiforme.
Entrada actualizada el el 04 may de 2021
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