Descripción de la Exposición 'Toda literatura es simbólica; hay pocas experiencias fundamentales y es indiferente que un escritor, para transmitirlas, recurra a lo fantástico o a lo real (...)' expone Jorge Luís Borges en el prólogo a la edición española de Crónicas Marcianas de Ray Bradbury. Lo mismo podemos decir de las artes plásticas; simbólicas en cuanto son la representación sensorialmente perceptible de una idea. A lo largo de la historia, literatura y artes visuales (sobretodo con la pintura) siempre han intercambiado una terminología que las hace portadoras de ciertas semejanzas e incluso, en numerosas ocasiones, indisociables. La lectura de una novela puede sugerir una intertextualidad pictórica liberada ya de su soporte escrito, con una voluntad de generar nuevos significados e indagar en los temas últimos de la disciplina literaria más allá de la mera ilustración gráfica del texto. Se ha dicho de la ciencia ficción que es una 'literatura de ideas', es decir, el goce que obtiene el lector está fundamentalmente relacionado con el placer intelectual de la lectura por encima de la belleza estética de la forma literaria. En la esencia simbólica de esas lecturas es donde Edgar Plans encuentra el empuje que le hace iluminar todo ese particular mundo especulativo donde humanos conviven apaciblemente con androides, robots y otras criaturas híbridas; se hace eco, no de esa ciencia ficción hard (dura) que se basa en un escrupuloso rigor científico-técnico, sino de aquel otro subgénero de la ciencia ficción que se ha dado en llamar soft (blanda) más poético, con mayor calidad literaria, donde tienen cabida ramas de las ciencias sociales como la antropología, la sociología, la historia o la psicología. Dentro de una factura cercana al pop, sin dejar atrás las reminiscencias infantiles de anteriores trabajos pero con una paleta más suavizada y un gesto menos violento, temas como las relaciones humanas con 'el otro' diferente/extraterreste, el aparentemente entendimiento entre ellos cohabitando en ambientes agradables -jardines colmados de vegetación con piscina que recuerdan en los encuadres y en la ingenuidad de lo representado a la etapa californiana de David Hockney- o las alusiones a la arquitectura del Movimiento Moderno así como al mundo del arte, del diseño o del cómic nos hablan de Plans como un pintor conocedor de todas estas disciplinas de las que también se nutre la literatura de ciencia ficción soft. Por otra parte, se hace evidente una fuerte presencia del símbolo en la figura circular del ovni, del que Gustav Jung afirma que es la versión moderna de 'mandala', el símbolo arquetípico tibetano de la totalidad, de la realización, de la culminación... Edgar Plans quizá no haga una alusión obvia al mito moderno de Jung en su última producción pictórica pero es sorprendente como consigue conjugar en su particular universo la totalidad del cosmos. No se trata de una extensión pictórica de las Crónicas Marcianas de Ray Bradbury, mucho menos de la ilustración del texto. Tanto la literatura de Bradbury como la de otros autores del género sirven como pretexto y punto de partida hacia otras formas de interpretar que incorporan nuevos significados y actualizan los ya existentes. En el nuevo mundo en el que nos adentra Edgar hay un discurso claro; el ansía por la unidad. Es un clamor a la armonía compartida en un mundo fragmentado y enfermo, dividido, con escasa o nula comunicación entre las partes. Barcelona.11/11/2012
Exposición. 26 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España