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Durante el último año Javier Romero ha desarrollado este proyecto en torno a la memoria y al inevitable transcurrir del tiempo y sus devastadores efectos, cual terrible Saturno devorando a sus criaturas. En estas imágenes se concentra un intento último por atrapar recuerdos y afectos familiares. Para ello, en la antigua casa familiar, que en breve será derruida, se han proyectado y de nuevo fotografiado diapositivas antiguas del álbum familiar, muchas de ellas tomadas durante distintos viajes y con presencia destacada del paisaje. Esas proyecciones alumbran con tenues fogonazos de luz la penumbra a la que han quedado condenadas las diferentes estancias de las casa.

El escaso color que conservan buen número de esas diapositivas delata claramente la antigüedad de las mismas y ... el paso del tiempo. Muchas de ellas se han quedado tan solo en color sepia, perdiendo todo rastro del color original.

Las habitaciones de la vivienda, abandonadas y ya desprovistas de huellas de sus antiguos dueños –casi sin muebles u objetos familiares-, se iluminan por última vez, y por un breve instante, con estas proyecciones, para rescatar fugazmente fragmentos de la memoria y del pasado. Se evoca de esta forma el proceso de disolución del lugar y sus recuerdos.

Igualmente, la recreación paisajística, a partir de una técnica mixta de impresión fotográfica sobre lienzo que se fusiona con otras técnicas de raigambre más escultórica, es el tema central de las piezas fotográficas-escultóricas, bañadas también por el mismo espíritu melancólico y romántico de la serie fotográfica más pura.