Es con mucha alegría que anunciamos la participación de Chiquita Room en el Loop Festival 2021 con la artista Marina Sagona y su obra “COUSCOUS”. En ella, sobre unas imágenes familiares rodadas en Trípoli a principios de los años 60, la voz del padre de la artista explica su receta de cuscús en italiano. Mientras habla, un texto en inglés aparece a la izquierda de la pantalla. No es la traducción al inglés de la receta, sino una especie de descodificación emocional de la misma. Utilizando un diccionario imaginario, la artista traduce el amor culinario de su padre en una especie de partitura musical.
“COUSCOUS es un vídeo corto que está estructurado como un díptico. En el lado derecho de la pantalla aparecen varios clips que muestran imágenes familiares, mientras que en el otro lado de la pantalla vemos información breve y lineal sobre el padre del artista y su familia...sobre un fondo coloreado de pasta de garbanzos. Nacido en el seno de una familia italiana que había vivido en la isla de Malta durante más de 200 años y que luego se trasladó a Libia durante el Imperio Otomano, el padre, Oreste, se casó en 1966 y se trasladó a Roma. El resto de la familia lo hizo en 1969, tras el golpe de Estado de Gadafi. Malta está poblada por Italia, isla que Ferrán de Borbón, rey de Nápoles y Sicilia, liberó del Imperio Británico en 1816, tras la firma del Tratado de París en 1814 y el Congreso de Viena en 1815. Desde que se prohibió el italiano como lengua oficial de Malta en 1936, muchos italianos se trasladaron a Libia. Atravesaron el Mediterráneo, como antes hicieron los judíos errantes, con resignación, pero también con vitalidad y buenas intenciones. Lo que nadie puede quitarles son esos tiempos que son suyos, así como los años y siglos heredados que llevan en su sangre y en su memoria, y en su patria, por decirlo así, que nunca ha sido un lugar físico, sino un lugar mental. COUSCOUS condensa una memoria de feliz supervivencia.
En su libro póstumo El tiempo recobrado (1927), Marcel Proust decía que también conservamos el olor y el sabor de los seres y objetos del pasado, cuyo recuerdo a veces dura mucho más, como el olor a madeleines: “El recuerdo, aguardando, esperando, en medio de las ruinas de todo lo demás; y llevando indestructiblemente, en la pequeña y casi impalpable gota de su esencia, la amplia estructura de la memoria. “En COUSCOUS, este edificio de la memoria es construido por Sagona, no sólo con el recuerdo de lo filmado, las playas, las calles, la arquitectura de Trípoli, sino también con el sonido, la visión de su padre explicando una receta culinaria.
El díptico visual de COUSCOUS se complementa con una voz en italiano que explica la receta del cuscús. La comida es el medio de comunicación a través del cual su padre se expresa: describir o cocinar una receta que le gusta es su forma de expresar su amor y explicar sus preocupaciones. En todas las recetas hay un aspecto lineal (nombre o lista de ingredientes), pero también hay un aspecto temporal, el código para combinar esos ingredientes (cómo cortarlos, ponerlos en el plato y el tiempo). Una receta es un lenguaje que no tiene más traducción que su elaboración. En el vídeo COUSCOUS, en el flujo de la voz de Oreste, vemos cómo se hace la paella, no con ingredientes, sino con experiencias. Esta olla, como territorio familiar, es un lugar sensorial y un epicentro emocional. Cada nación tiene sus límites, pero no el lugar. Tampoco la comida.
La película sigue la lógica de la sazón, de la gastronomía, para alcanzar el sentimiento y la memoria de una tierra natal, donde crecimos. La visión del padre, que hace rodar los ingredientes y su orden en la preparación del plato, así como el plato mismo, son los que dan la verdadera mirada de lo que somos. No se trata simplemente de florituras, sino que, como Proust, es la preparación de un plato la que lleva la memoria involuntaria. En este acto de cocinar, la tierra y el amor se resumen y se aceptan”.
Kosme de Barañano
Entrada actualizada el el 12 nov de 2021
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