Descripción de la Exposición El rasgo más llamativo de las obras de Rodrigo Oliveira, es sin duda el hecho de que no pasan desapercibidas. Al entrar en su taller, una gama de colores, imágenes y formatos constituyen una gran variedad de obras de arte, cada una de ellas con su particularidad pero de alguna manera interconectada. ¿Con cuántas piedras se hace una balsa? es el título que el artista ha elegido para su nuevo grupo de obra. Está tomado de una conocida expresión brasileña que usa la palabra 'palo' en vez de 'piedra' y que se usa como muestra de valor y desafío: 'Te enseñaré con cuantos palos se hace una balsa' -una simple promesa de responder a un desafío- y no cabe duda de que el reto es algo que llevan grabados adentro las nuevas obras creadas por Oliveira. Grandes esculturas de yeso que recuerdan a alegres colchonetas inflables o -si se quiere- balsas, realizadas en tamaños y formatos diferentes que después cubre con una capa de cemento, para finalmente aplicar a cada una un tensor de diferentes colores, transmitiendo la sensación de que las esculturas hayan estado sometidas bajo algún tipo de tensión. Al observar este nuevo grupo de trabajo, uno puede fácilmente regresar al ensayo `Notes on sculpture´, escrito en 1966 por Robert Morris, y ver la conexión con la práctica de Oliveira, que va más allá de las esculturas minimalistas a las que Morris se refería como arte Proceso o Anti-Forma, cuando empezó a introducir lo indeterminado y lo temporal en el proceso artístico, un trabajo que depende de la circunstancia y del escenario en el que es percibido, dando la vuelta a la noción de la obra de arte como algo independiente en y de sí mismo. Su práctica artística está entrelazada con una mezcla de referencias -desde Corbusier y la arquitectura modernista en la adaptación de los modelos de materialización y objeto; hasta la gracia y la animación propia de la cultura, la música y el estilo de vida latinoamericano; y una influencia social y política que se añade debajo de los colores fuertes usados a lo largo de su trabajos- esto puede verse en muchas de sus obras, como en la serie en curso Square (Monopólio); en las diferentes versiones de esculturas en las que cajas de cerillas son ensambladas y situadas encima de una estructura que recuerda a viviendas sociales, como en Ca(u)sas; o también en su Directório Espacial (Spatial Directories), donde la obra cual lienzo toma la forma de un plano de una vivienda -y refiriéndose directamente a las obras- ensambladas recuerdan a islas flotando a la deriva. Aunque tal vez podamos identificar las influencias en el trabajo de Rodrigo, éste encuentra su inimitabilidad en la manera en que el espectador vive y se acerca a su obra. En el uso enigmático de los colores y las diferentes formas que pueden referir a tanto y a la vez a nada en especial. Es en esta fina línea, creado por el artista entre el espectador y la obra, donde radica la calidad y el poder de su trabajo, llevándonos de una experiencia a otra. Esto nos devuelve al punto inicial y al juego de palabras que el artista crea entre la obra y su título -otro rasgo común en su práctica. Dada la situación política y económica actual de Portugal, no nos sorprende la referencia del título de la exposición a la famosa novela de José Saramago 'Jangada de Pedra' (Balsa de Piedra). Lleno de diferentes niveles de lectura, el relato expone la idea de una Península Ibérica separándose del continente europeo, comenzando una errática travesía por el Océano Atlántico. Es el realismo mágico de Saramago que encontramos en los trabajos de Rodrigo, pero no se puede dejar de lado la aguda crítica que el libro hace de la política, la ciencia, la cultura y de la condición humana. Cuando uno experimenta el conjunto de la práctica artística de Rodrigo, el esfuerzo por conseguir la perfección está sin duda presente, pero es en los pequeños detalles como en los títulos o los cinturones de colores donde uno encuentra una decidida mancha o incomodidad. La verdad sea dicha, las piedras se sumergirán al final -la balsa nunca será perfecta. Pero la belleza de la obra reside precisamente en el afán del artista por disociar este destino más bien pesimista que planea sobre el rincón occidental inferior de Europa, su tropicalidad contemporánea nos tiende un puente que nos aleja de lo húmedo y nos lleva a algo así como a la obra maestra de Emir Kustirica, Underground y su brillante escena final, una revelación que mezcla la tragedia con la esperanza en un eterno y feliz torbellino de emociones. Según Saramago, son las relaciones con nuestros compañeros de viaje que hacen que el trayecto merezca la pena. Balsa de Piedra no carece de un profundo significado. Lo leamos como un mensaje político o como una fábula, difícilmente decepcionará, igual que el nuevo trabajo de Rodrigo Oliveira.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España