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Tras la resaca de los movidos años 80, Miguel Trillo inicia una itinerancia viajera y cosmopolita en la que aún se halla inmerso. Ya no será Madrid el único escenario de sus retratos de jóvenes urbanitas. En series como Souvenirs o Geografía moderna convierte las calles de ciudades periféricas de España y países limítrofes en su plató favorito. Y en su último proyecto, Gigasiápolis, son los teenagers anónimos de las megaciudades del continente asiático los protagonistas.

En esta exposición de casi dos décadas, titulada significativamente Complicidades, las personas fotografiadas tienen un punto en común: vidas aceleradas que manifiestan un gozo por el cuerpo vestido con actitud, por la ropa convertida en escritura, en un signo urbano ambulante por las calles del ritmo. La cámara de Trillo va dejando un rastro de miradas y modales. En su uniforme obra se nos presenta un enorme retablo de teatro-verité ... en el que la suma de realidades produce un resultado de ficción. Es la hermosa paradoja del lenguaje artístico.

Asistimos a una fotografía concebida como burbuja, donde las modas y las edades son círculos viciosos: imágenes que podrían pertenecer a cualquier ciudad y a cualquier época desde la aparición del rock and roll. Estamos ante una representación de la diversión que imaginamos en esas vidas cruzadas con el fotógrafo que pasaba por allí, consciente de que era zona de paso intenso y placentero. Acostumbrados a una fotografía de acontecimientos, Trillo hace fotos cuando no pasa nada. O posiblemente pasa todo: el modelo y el artista en un creador encuentro a la intemperie.

Miguel Trillo en su extensa obra fotográfica a lo largo de estos 30 últimos años nos ha mostrado la cultura juvenil urbana surgida en España tras la llegada de la democracia. El artista ha hecho de las calles de las grandes ciudades su plató favorito en el que ha ido retratando las corrientes musicales con actitud. Trillo habla en sus fotos de estéticas, pero también habla de compromisos. Su fotografía -de colores intensos y miradas frontales- refleja una internacional juvenil que a través del rock, del pop, del rap e incluso de algunos deportes ha convertido el cuerpo en un signo de identidad y ciertos espacios -públicos y privados- en territorios creativos.

Su homogénea obra se nos muestra como un caleidoscopio de normalización vital de un país que en el último cuarto del siglo XX se incorporó al disfrute de las libertades. En la actualidad es unánime la opinión de la crítica sobre la importancia de su trayectoria. Sirvan de muestra estos textos de cuatro autoridades.