Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- (...) todo lo que vemos son los hitos de un relato que, si bien simula un presunto orden, en rigor se deshilacha en constante desplazamiento, según la lógica fragmentaria, intrigante, con la que De Levie eslabona y al mismo tiempo descoyunta la relación del texto con sus misteriosas pinturas sobre vidrios esmerilados. Es lo que podría llamarse una situación ambiental, para no hablar de instalación, un concepto que parece aquí demasiado institucional y concluyente, habida cuenta de la deliberada precariedad, de la estratégica provisoriedad con que esos vidrios quedan superpuestos como al descuido, sobre un piso apenas cubierto por algunos tapices de colores neutros y ornamentos vagos, y apoyados sobre el muro, más frágiles que nunca, pero también abismales, como raros espejos sin reflejo en los que el azogue ha sido reemplazado por una negrura cenagosa, iluminados en crudo por lámparas desangeladas, que parecen saldos de algún negocio de baratijas chinas. A la vez, el paradójico contrapunto entre el innegable impacto visual y la elusividad permanente tan cara a De Levie, hace que todo el conjunto se imponga con una materialidad tan amenazante como ambigua, apoyado en muy convincentes argumentos, tanto pictóricos como metafóricos. De Levie pinta con esmalte sintético diluido, una pintura densa y enorme causticidad, aprovechando dramáticamente esas cualidades, así como las nubosas veladuras de la granulosa epidermis del esmerilado. Su elección del vidrio como soporte obviamente le suma connotaciones fuertes, como la sensación de fragilidad, de quebrazón inminente, y consecuentemente la elocuencia muda de que esa suite tosca de cristales superpuestos conlleva algo filoso, cortante, que puede romperse ahora mismo en pedazos y herir al más precavido. Una herida virtual que quizás también es de ella, la herida de lo femenino entendido como un permanente oscilar entre el dolor dulce de la sensualidad y la tentación de recluirse en fuga. Todo es parte activa de la operación de ruptura, omisión, corte, oclusión, oscuridad y elipsis que De Levie lleva a cabo con el lenguaje. Y allí donde la búsqueda técnica se emparenta con las necesidades expresivas, la artista aprovechará la tensión entre la resistencia y la fluidez del esmalte para la modulación calcárea, disecada, de sus taxidérmicas fisonomías de ojos velados, máscaras rústicas que también adquieren el aspecto de momificadas cabezas reducidas, o bien semejan personajes de un identikit hecho por un aficionado (...) Eduardo Stupía, junio 2012
La exhibición consiste en una serie de pinturas sobre vidrio de distintos tamaños. La artista investiga sobre los sentidos y las representaciones de desaparecer. Las maneras, los tiempos, los espacios. De Levie toma de la realidad, a través de las noticias de los diarios, y la ficción datos e historias para crear su relato. - Desaparecer de la faz de la tierra. - Desaparecer a pocos metros de casa. - Desaparecer adrede. - Desapariciones forzadas. - No existir más. - Perderse. ¿Adónde va lo que desaparece? Estos son algunos de los interrogantes que De Levie se hace cuando pinta.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España