La reflexión sobre el propio trabajo ha ido introduciendo a Cristina Almodóvar (Madrid, 1970) en un nuevo proceso creativo, donde une la espontaneidad de su capacidad observadora, presente en toda su obra, con una introspección mucho más elaborada.

A través de un minucioso trabajo, recrea el mundo natural en constante movimiento, captando momentos efímeros en un material sólido y firme como el hierro, en esculturas que son casi poesías visuales, a modo de los 'haikus' japoneses.

En COLONIZACIONES, lo que antes era un vegetal concreto ahora representa todo lo orgánico. Aquello que antes llamaba su atención ha pasado por el filtro de su razonamiento para salir y ponerse en contacto con el hombre, con las intervenciones humanas en esa realidad que tanto admira. Quizá ha caído en la cuenta de que su sensibilidad puede servir para sensibilizar. Este ... paso del interés particular al general va muy unido al transcurso de la vida, a las experiencias con lo humano, que producen en ella un tremendo contraste entre las maravillas naturales que contempla y las terribles consecuencias de una actividad humana que se aleja tanto del ciclo natural de la vida.

Y es que la Naturaleza se mueve de tal forma que todo está interrelacionado. El hombre debería ser un elemento más dentro del ciclo de la vida, pero su enorme capacidad para intervenir en su entorno altera el devenir natural y surge el desajuste. Ante esta situación, el medio busca restaurar su equilibrio, recuperar el espacio que el hombre ha ocupado. De aquí brotan multitud de reflexiones, en las que se basan las piezas que componen esta exposición. En ellas, la actividad humana, lo inorgánico, se encuentra inexorablemente unido al ciclo natural, lo orgánico, que busca el medio de manifestar su presencia.

Lo natural coloniza lo humano y se expande rompiendo las barreras impuestas por el hombre. La presencia de un pequeño brote abriéndose paso en cualquier resquicio resume toda la fuerza de la vida.