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Col·lecció permanent. Carte Blanche a Jean Marie del Moral. Processos 1978-2018

Exposición / Es Baluard Museu d'Art Contemporani de Palma / Pl. Porta de Santa Catalina, 10 / Palma, Baleares, España
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Cuándo:
31 ene de 2018 - 17 jun de 2018

Inauguración:
30 ene de 2018 / 20:00

Comisariada por:
Nekane Aramburu

Organizada por:
Es Baluard Museu d'Art Contemporani de Palma

Artistas participantes:
Jean-Marie del Moral

ENLACES OFICIALES
Web 
Etiquetas
Fotografía  Fotografía en Baleares  Retrato  Retrato en Baleares 

       


Descripción de la Exposición

Es Baluard Museu d’Art Modern i Contemporani de Palma presenta "Colección permanente. Carte Blanche a Jean Marie del Moral. Procesos 1978-2018", una nueva revisión de la Colección del museo realizada por su directora Nekane Aramburu y en la que se ha otorgado una Carte blanche al fotógrafo Jean Marie del Moral, que podrá visitarse entre el 31 de enero y el 17 de junio de 2018. La inauguración es el próximo 30 de enero a las 20 horas coincidiendo con el aniversario del museo. En esta gran muestra que abarca la planta principal del museo, el fotógrafo Jean Marie del Moral, de origen catalán pero afincado en Francia desde su infancia y ahora instalado en Mallorca, plantea a partir de sus propias obras un diálogo con los procesos artística, los retratos y los estudios de los creadores con un montaje innovador y didáctico. Así, a través de las fotografías de diferentes pintores muy reconocidos, retratos o series fotográficas de acciones creativas, del Moral pone en relación sus fotografías con las obras originales, pertenecientes en su mayoría a la colección del museo, gracias a las cuales conoceremos instantes únicos de algunas de las líneas de las historias del arte. En 2018 hará cuarenta años que Jean Marie del Moral, investiga la relación entre los artistas y su lugar de creación, el taller o estudio donde se produce el hecho creativo, el gesto intelectual, el gesto que ejecuta las obras en los límites de unas paredes que son el recinto propiciatorio para la creación. Mirar al otro a través de uno, hace comprender el suceso y el momento. Con motivo de esta nueva revisión de la Colección, el museo presenta en paralelo un libro, en el que ha colaborado la Fundación Belondrade, como un viaje muy especial sobre este recorrido con Jean Marie del Moral. Asimismo, la inauguración de esta muestra coincide con aniversario del museo Es Baluard, que celebrará los catorce años desde su fundación, el próximo 30 de enero a las 20 horas en Es Baluard. Por otra parte, la exposición incluye un programa de actividades relacionadas, entre las que se encuentran el taller educativo para familias “Atrapam un instant futur!” (10, 17 y 24 de febrero), una visita guiada para Amics d’Es Baluard a la muestra a cargo del fotógrafo Jean Marie del Moral (7 de febrero) y una visita comentada performativa (18 de mayo) con Biel Mesquida, como un paseo comentado por las salas del museo, en formato abierto y vinculado a la perspectiva sobre el trabajo de Jean Marie. Además, el 7 de junio también se presenta una jornada especial de estudios de artistas: “Estudios de artistas, prospectivas y procesos desde lo real lo museal”. -------------------------------- Texto de Nekane Aramburu para el libro El detalle y la escena, la mirada y el movimiento, fracciones de segundo que alcanzan una eternidad. El fotógrafo sabe, por haber leído a los maestros de cabecera y porque conoce cómo el gesto improvisado es el mejor sensor para capturar el instante decisivo y su esencia. Los estudios y talleres de los artistas albergan los procesos de creación sumándose a la acción que genera obras de arte, el acto genial. Alrededor, prototipos de lo que desde el anonimato germinal será inmortal. Así mismo, los talleres cobijan lo insubstancial: rastros de lo cotidiano, referencias eruditas, fetiches y residuos que nunca alcanzarán un destino salvo el improbable de convertirse en una pista recuperable para el análisis de los expertos. Un atelier puede ser una factoría o el lugar de la iniciación intelectual, siempre, el reflejo externo del interior del ser que lo habita. Recintos y habitaciones como epidermis de revoluciones interiores innombrables. Desde hace ya treinta años, Jean Marie del Moral transita por ellos entre reportajes de encargo o intermitentes encuentros personales de investigación. Su método, es un método humanista. Percibimos una actitud de trascendencia solemne, casi religiosa y ritual. Lo de fuera es adentro, la persona puede ser o será un amigo, el detalle más importante que el todo, el inconsciente mejor barómetro que lo racional. Para quien domina el ejercicio del fotoperiodismo, estar en el presente y vincularse a la acción-reacción es un recurso inherente. Observa en movimiento las metamorfosis del acto creativo, las registra y con ellas entrega al futuro ciclos y evoluciones de los artistas sobre plano fijo. Es el tiempo de la fotografía, y es él eligiendo sus tiempos. De esta manera, con la perspectiva de analizar tantas sesiones con tantos artistas, retratos, imágenes-iconos y descartes, podemos decir que las fotografías de Jean Marie se revelan al margen de clasificaciones. Sus documentos son narraciones desde la subjetividad, superficies crípticas de montajes conceptuales barrocos, el magma líquido de lo procesual y mutante. El poder informativo y la política de representación que trasciende de ellas vienen de la modernidad y de la posmodernidad, aunque también puede ser que existieran desde los pintores de cámara del siglo XVII. Cuando su trabajo toma forma de ediciones impresas, en libros como este, nos permite experimentar maquetando, en sala posibilita que decidamos una disposición clásica en la línea expositiva tradicional o sumergirnos en nuevas museografías. El testimonio de sus fotos documenta, escribe desde lo personal y revela conexiones profundas del autor, los actores y quien las contempla, nosotros. En sus filos y en los márgenes hay historias del arte y hay pistas infinitas para hablar aún de lo que no se ha dicho. -------------------------------- Biografía de Jean Marie del Moral «El estudio es el autorretrato del pintor o del escultor, es también el lugar de la metamorfosis, allí se inician las obras entre dudas y búsquedas» Jean Marie del Moral Nacido en Francia (Montoire, 1952), hijo de exiliados españoles, Jean Marie del Moral comienza su carrera como fotógrafo en la Francia de los años setenta, trabajando como fotoperiodista para el diario comunista L’Humanité. Tenía 21 años y una educación de fuerte sentimiento social; retrató momentos convulsos, protestas sociales, huelgas de mineros y movimientos obreros. Tras cubrir la revolución de los Claveles de Portugal, trabajar en Nueva York y Toronto, Jean Marie del Moral coincidía, aún como fotoperiodista, con Joan Miró en Barcelona tras años de dictadura. Una hora y media en el universo Miró, en su estudio, le bastaron para virar su rumbo hacia otras percepciones, las que nos evocan los artistas y sus estudios, espacios mentales, la fragua de la creación y su proceso. De regreso a París inició los contactos con artistas y muchos son los que durante años le han abierto sus estudios, siendo su archivo fotográfico una gran enciclopedia de imágenes que muestra el devenir de la pintura del último cuarto del siglo XX hasta nuestros días. Los trabajos de Jean Marie del Moral los han publicado las más prestigiosas revistas internacionales. En 1987 inauguró su primera individual y estuvo presente en 1988 en Rencontres Internationales de la Photographie d’Arles con una exposición propia. En 2004, con motivo de la publicación en cuatro países de su libro Barceló, fotografías de Jean Marie del Moral (Thames and Hudson, Steidl, Actes Sud, La Fabrica) expuso sus obras en el IVAM- Institut Valencià d’Art Modern (Valencia), en el Centro Cultural Conde Duque (Madrid), en el Museo da Cidade (Lisboa), en la Fundación Antonio Pérez y en varias fundaciones de España. Además, es autor y director de dos documentales: Picasso y la tauromaquia (1993) y Los estudios de Barceló (1991). -------------------------------- Sala 1: Paisajes y figuras en transición Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, en paralelo a los cambios sociales y geopolíticos cruciales en el mundo occidental, el arte refleja la evolución y las tensiones del momento. Las propuestas creativas de este periodo evidencian cómo trazos y líneas se diluyen y la representación se fragmenta, sintetiza y abstrae. En nuestro contexto, mientras narrativas románticas y epopéyicas recrean atmósferas literarias y oníricas, la naturaleza y la relación de los humanos que transitan sus diversos decorados son los protagonistas. En esta sala, dando relevancia a la creación de las Illes Balears en relación con la situación internacional, podemos hacer un recorrido por una selección de algunos de ellos en torno precisamente a estos dos ejes temáticos: el paisaje y la figura humana. Así, presentamos una nueva visión posibilitada por el conocimiento de que, en 1862, el hispanista y escritor Jean-Charles Davillier (Rouen, Francia, 1823 - París, 1883) y el pintor, escultor e ilustrador Gustave Doré (Estrasburgo, Francia, 1832 - París, 1883) comenzaron el proyecto que dio lugar a una edición difundida por entregas, entre 1862 y 1873, en la revista de viajes Le Tour du Monde y que, posteriormente, se publicó en forma de libro bajo el título Viaje por España. Su periplo termina en las Illes Balears, un lugar poco frecuentado por los viajeros de la época. Si Davillier era un investigador y connaisseur, destacado por su mirada atenta y perceptiva hacia el arte y la evolución del país, que observaba el entorno con conocimiento y erudición, junto a él Doré se revela como un reportero gráfico que reproducía arquitectura, paisajes, costumbres y situaciones con destreza. El polifacético creador Gustavo Doré era ya muy conocido por su dominio del dibujo y su aplicación en la interpretación de clásicos. Especialmente, por las ilustraciones para La Divina Comedia, sus paisajes recuerdan los de la costa norte de Mallorca. En ellos, las figuras deambulan por escenografías imaginarias donde se revelan las fuerzas de la naturaleza y la potencia de la orografía. Las imágenes de Sebastià Llobera y los cuadros de Ricard Anckermann, Hermen Anglada-Camarasa, Tito Cittadini, Antoni Gelabert, Eliseu Meifrén o un excepcional Braque, representan esta mirada al paisaje. Desde otro punto de vista, la disolución de las formas y volúmenes nos traeran alguno de los ismos más importantes de las vanguardias artísticas. En 1914, con la expansión del cubismo y el constructivismo, lo real convive con lo metafísico. En la ruptura de las formas de la representación tradicional, la figura humana de las escenas costumbristas y de sociedad también se esquematiza en líneas que sintetizan gestos, rastros y rostros. Así, el retrato y los cuerpos serán objeto de experimentación, alejándose de los estereotipos. Un recorrido que se percibe en las figuras propuestas en las obras de Tsuguharu Foujita, Elmyr de Hory, Amedeo Modigliani o Wifredo Lam y que se intensifica en diferentes estadios y tiempos de la abstracción en la obra de María Blanchard, Leo Gestel, Fernand Léger, André Masson o Josep Guinovart. En esta nueva introducción a la Colección de Es Baluard hemos establecido, asimismo, nuevos diálogos que parten de hitos de la historia y la fotografía de vanguardia. Sabemos que, durante la guerra civil española, la fotografía fue instrumento de propaganda y medio para experimentar un fotoperiodismo testigo de actitudes y encuadres innovadores. Hans Namuth (Essen, Alemania, 1915 - Nueva York, EEUU, 1990), fotógrafo estadounidense especialista en retratos de artistas y estudios además de ser director de fotografía en cine, realizó varios reportajes de la guerra civil en 1936 y visitó el estudio de su compañero de proyectos Georg Reisner en Port de Pollença, donde permaneció unos meses. Presentamos una obra significativa, la de los civiles huyendo de las tropas franquistas por la carretera de Málaga a Almería; tras ella, imagen y tragedia revelan algunas cuestiones fundamentales de proximidad apenas conocidas. Este periodo de entreguerras muestra el auge de la vanguardia fotográfica, la cual llegó a nuestro entorno a través de diferentes visitantes y periodos mixtificando paisajes, geometrías y retratos entre las décadas de 1920 y 1930. Además de la fotografía perteneciente al cofundador de la revista Ponent, Enric Arbós, destacamos a reconocidos fotógrafos que visitaron o vivieron en nuestras islas en esta época como Hans Helfritz, Harold Liebow, Walter Läubli, Paco Gómez, junto a Florence Henri, Mario von Bucovich, Raoul Hausmann en Ibiza, Hans Hartung y David Seymour en Menorca y Sybille von Kaskel y Jean Dieuzaide en Mallorca. Casos de estudio 1. Gustave Doré En 1862, el hispanista y escritor Jean-Charles Davillier (Rouen, Francia, 1823-París, 1883) y el pintor, escultor e ilustrador Gustave Doré (Estrasburgo, Francia, 1832-París, 1883) comenzaron el proyecto que dio lugar a una edición difundida por entregas, entre 1862 y 1873, en la revista de viajes Le Tour du Monde y que, posteriormente, se publicó en forma de libro bajo el título Viaje por España. Su periplo termina en las Illes Balears, un lugar poco frecuentado por los viajeros de la época. Si Davillier era un investigador y connaisseur, destacado por su mirada atenta y perceptiva hacia el arte y la evolución del país, que observaba el entorno con conocimiento y erudición, junto a él Doré se revela como un reportero gráfico que reproducía arquitectura, paisajes, costumbres y situaciones con destreza. El polifacético creador Gustavo Doré era ya muy conocido por su dominio del dibujo y su aplicación en la interpretación de clásicos como El cuervo de Edgar Allan Poe (1853), La Divina Comedia de Dante Alighieri (1861), Don Quijote (1863), La Biblia (1865) o El paraíso perdido de John Milton (1866). Especialmente en las ilustraciones para La Divina Comedia, sus paisajes recuerdan los de la costa norte de Mallorca. En ellos, las figuras deambulan por escenografías imaginarias donde se revelan las fuerzas de la naturaleza y la potencia de la orografía. El ser humano se mide frente a lo sublime y el sentimiento de grandiosidad en diferentes puntos de vista, desde la panorámica de gran escala a encuadres de vértigo (era un apasionado del alpinismo) que sitúan a los personajes entre el misterio y la contemplación. En ellos, encontramos abismo y verticalidad, horizonte y luces fantasmagóricas con ciertos vínculos con los artistas románticos del siglo XIX como Caspar David Friedrich para los que paisaje y figura son relevantes. 2. 1936 En esta nueva lectura hemos establecido nuevos diálogos que parten de hitos de la historia y las vanguardias. Sabemos que, durante la guerra civil española, la fotografía fue instrumento de propaganda y medio para experimentar un fotoperiodismo testigo de actitudes y encuadres innovadores. Hans Namuth (Essen, Alemania, 1915-Nueva York, EEUU, 1990), fotógrafo estadounidense especialista en retratos de artistas -como Jackson Pollock- y estudios además de ser director de fotografía en cine, realizó varios reportajes de la guerra civil en 1936. Fue precisamente en 1935, cuando Georg Reisner invitó a Namuth para que lo ayudara con su estudio en Port de Pollença (España). Poco más tarde, Namuth y Reisner fueron enviados a cubrir las Olimpiadas Obreras en julio de 1936 para la revista francesa Vu, que los llevó en Barcelona durante las etapas iniciales de la guerra. Durante esta etapa y viajando hacia el sur, Namuth toma imágenes a los civiles huyendo por la carretera Málaga-Almería, conocida popularmente como la desbandá. El ataque del 8 de febrero de 1937 por mar y aire causó la muerte de entre 4500 y 6500 personas, más que, por ejemplo, en el conocido bombardeo de Guernica. Uno de los buques que participaron en el ataque fue el Baleares, un crucero pesado de la Marina Española que formó parte de la Armada franquista durante la Guerra Civil y al que se erigió un polémico monumento de Sa Faxina situado en la ciudad de Palma. Presentamos así una obra significativa, que captura la imagen de los civiles huyendo de las tropas franquistas por la carretera de Málaga a Almería; tras ella, imagen y tragedia revelan algunas cuestiones fundamentales de proximidad apenas conocidas. Entre ellas, la idea de que Robert Capa y Gerda Taro, ambos firmantes de las fotografías de Robert Capa, podrían caminar en sentido contrario de los civiles hacia el conflicto. Asimismo, esta obra dialoga con una pieza de Josep Guinovart, quien alude el bombardeo del Guernica en “Sin título (1970)”, y “Escena de la Guerra Civil Española (1937)” de Wifredo Lam. 3. Reynaldo Luza Lima, Perú 1893- 1978. Creador versátil cuya vida y obra tuvieron una gran repercusión, entre las décadas de los años 20 y 50, como fotógrafo, dibujante, diseñador, pintor y viajero cosmopolita, vinculado a los nuevos lenguajes de vanguardia. Desde muy joven, comienza a dedicarse profesionalmente en Lima a la caricatura y el dibujo, tras interrumpir los estudios de arquitectura en 1914 -a causa de la Primera Guerra Mundial- que había iniciado en 1911 en la Universidad de Lovaina, Bélgica. En su primera estancia en Europa conoce París, ciudad donde queda fascinado por las últimas tendencias de la moda. Es en 1918 cuando parte hacia Nueva York y cambia radicalmente de vida trabajando como ilustrador en las revistas de tendencias del momento, primero en Vogue -hasta 1921- y más tarde en Harper´s Bazaar, hasta 1950. Las publicaciones de moda sucumben ante el talento de sus dibujos de líneas fluidas y las ilustraciones de figuras estilizadas estilo art decó. Además del dibujo, desarrolla su faceta como pintor, centrándose en el retrato y en el paisaje. A partir de este momento, alterna su residencia alrededor del mundo, en París, Nueva York, Londres y las Illes Balears. Es a finales de la década de 1920 cuando Luza comienza a llevar siempre consigo su cámara Rolleiflex, fotografiando lo que le rodea y creando un amplio archivo fotográfico documental, que él mismo decide guardar, y que ha sido descubierto hace pocos años por sus herederos. Luza llega a realizar numerosas series, entre las que se mezclan retratos de mujeres con paisajes y capturas de momentos. En sus imágenes se integra a la perfección su interés por el estilo, la moda y la arquitectura -conceptos que son el eje de toda su producción artística-, documentando las diferentes culturas a través de sus tradiciones y vestimentas de sus habitantes, la mayoría de ellas expuestas en cuerpos ajenos a esa tradición que nos transportan los trajes. Varias de esas series fotográficas están dedicadas a las Illes Balears, en las que permaneció entre los años 30 y 40 pasando largas temporadas en Mallorca, donde llegó a construirse una casa en Formentor, así como en Ibiza, isla en la que fotografió tanto su paisaje como sus habitantes con la vestimenta tradicional de la isla, al igual que en Menorca y Formentera. En sus obras fotográficas, Luza juega con la luz y la sombra de los muros sin dejar de lado el conjunto arquitectónico. A pesar de poseer un gran talento, Luza nunca se consideró un fotógrafo, sino más bien un «sobreviviente del tránsito de la ilustración a la fotografía en los estratos de la moda parisina» según sus propias palabras. Su primera exposición tiene lugar en 1917 con sus dibujos en Casa Courret en Lima. En 1938 es nombrado director artístico del pabellón de Perú para la Exposición de París y la World Fair de Nueva York. En 1950 Luza regresa a Lima, añorando su país, y se centra en el retrato y pintura de paisajes. Ese mismo año, Luza presenta una exposición de retratos en Unión Panamericana, en Washington. La obra de Reynaldo Luza ha sido expuesta en diversas galerías de Perú: Galería Rodríguez (1967), Galería Trapecio (1973 y 1975), 9 Galería (1976) y Galería Lucia de la Puente (2016). Así mismo se ha dado a conocer en muestras colectivas recientes como la sección «Referentes» en Artbo, Bogotá (2014) y en el Museo de Arte de Lima (2016). Se han realizado muestras antológicas en el Instituto Cultural Peruano Norteamericano, Lima (2012), en el Instituto Peruano Británico, San Isidro, Lima (2014) y la más reciente en el Centro Cultural El Olivar, San Isidro, Lima (2017). Sala 2: Apel·les Fenosa, Picasso y Miró 1. Apel·les Fenosa Apel·les Fenosa (Barcelona, 1899 – París, 1988). Instalado en Francia desde 1920, tras una breve estancia en Toulouse, el escultor fija su residencia en París en 1921. Su encuentro con Picasso, en 1923, presentados por Pere Pruna, resultará definitivo para su dedicación a la escultura. Picasso le animará y comprará hasta 120 esculturas, convirtiéndose en su primer y principal coleccionista. En 1924 realiza su primera exposición en París, prologada en el catálogo por el poeta Max Jacob, quien también escribirá el de la galería Zborowski cuatro años después. Fenosa retorna a Barcelona en 1929 para la exposición individual que tiene lugar en la Sala Parés. Vive con entusiasmo la proclamación de la República e intensidad el desarrollo de la Guerra Civil, de forma que en 1939 decide exiliarse y se instala definitivamente en Francia. El Comité de Libération du Limosin le encarga, en 1944, una escultura conmemorativa de la masacre de los habitantes de Oradour-sur-Glane (Francia). Fenosa realiza el Monument aux Martyrs d´Oradour-sur-Glane, instalado en Limoges desde 1981 y que en 1999 sería trasladado a su emplazamiento definitivo en Oradour-sur-Glane. Desde 1946, expone de forma individual y colectiva en París, Londres, Barcelona, Madrid, Praga, Nueva York, Tokio, Osaka, Casablanca, Carrara… Grandes escritores y poetas contemporáneos escriben prefacios de sus catálogos como, por ejemplo, Paul Éluard, Jean Cocteau, Jules Supervielle, Josep Carner, Alexandre Cirici Pellicer, Francis Ponge, Pablo Neruda, Michel Cournot, Roger Caillois, o Salvador Espriu. Colabora también profesionalmente con la que fuera su pareja, Coco Chanel, en el diseño de la escenografía y el vestuario para el ballet La bacanal, de Salvador Dalí (1939). Realiza esculturas de dimensiones reducidas, pero también de medidas monumentales como el Christ para la iglésia de Christ-Roi de Fribourg (1956-1957), Polyphème en Dole (1972), la Sphinx del frontón de la puerta del Consejo Constitucional de París (1973), el monumento a Pau Casals en Barcelona (1976-1977), el relieve de Saint-Georges terrassant le dragon en París (1977), Orlando furioso en Madrid y Montpellier (1971-1973), Le beau temps pourchasant la tempête, instalado en 1985 en Barcelona y en La Défense en París, y el bajorrelieve Ophélia, inspirado por Rimbaud e inaugurado en La Défense en 1987. Se han realizado importantes retrospectivas de su trayectoria: Dirección General de Patrimonio Artístico (Madrid, 1979), Musée Rodin (París, 1980), Palau de la Virreina (Barcelona, 1983-1984) y el Museu d’Art Modern del MNAC (Barcelona, 1999). 2. Miró En 1978, Jean Marie del Moral conoce a Joan Miró (Barcelona, 1893-Palma, Mallorca, 1983) en su estudio de Palma. Es la primera vez que el fotógrafo toma contacto directo con un espacio de creación como es el estudio de un artista, y el encuentro crea un fuerte impacto en él que, ya en ése mismo momento, piensa/sueña/imagina/se plantea hacer un libro dedicado al pintor y a su estudio. Treinta y cinco años después, en 2014, Jean Marie del Moral edita el libro El ojo de Miró, rescatando aquella idea de plasmar los objetos que inundaban las estanterías del pintor en sus dos espacios neurálgicos de creación en Mallorca: los estudios de Son Boter y Son Abrines. A lo largo del 2014, cada lunes a museo cerrado, Jean Marie del Moral se adentró en ambos ateliers para retratar los objetos del pintor, inspirándose y documentándose en la estética y cromatismo de la serie «L’enfance d’Ubú» (1975), junto con los personajes de Mori el Merma. Una vez el proyecto llegaba a su fin, y de manera fortuita, del Moral se encontró con una frase de Miró esbozada a mano, una idea incompleta que apuntada en un cuaderno conecta con la serie de fotografías que se presentan en sala y con la idea motor del Ojo de Miró: «Editar un libro con bellas fotos de objetos encontrados por mí, y para enriquecerlo añadir un grabado...», (Joan Miró, Cuaderno, 1941). En la sala, además de una representación rigurosa de este trabajo escénico que se estrenó en el Teatre Principal de Palma el 7 de marzo de 1978, se encuentra una selección de obra gráfica, escultórica y pictórica de Miró perteneciente a la colección Es Baluard. Sala 3: La pintura como medio Jean Marie del Moral ha centrado gran parte de su obra en recorrer, explorar y retratar estudios de artistas, la mayoría de los cuales, se han dedicado a la pintura como soporte esencial de su creación. A partir de su encuentro con Joan Miró en la Barcelona de finales de los años 70, la obsesión por la pintura será una constante en el trabajo del fotógrafo llegando a inmortalizar varias generaciones de artistas que alcanzan un amplio espectro en el desarrollo de la pintura internacional y española del siglo XX. Esta última en numerosas ocasiones establecida en otros países por diferentes causas, entre ellas, y principalmente, por el exilio republicano en los años 30, como fue el caso de los padres de Del Moral. Jean Marie del Moral tiene un vínculo especial con la generación de creadores exiliados en Francia después de la Guerra Civil española, como el escultor catalán Apel·les Fenosa (Barcelona, 1899 - París, de 1988), con quien compartió amistad en su madurez y acompañó en sus últimos años de vida, así como con aquellos artistas a los que conoció a través de él: Antoni Clavé (Barcelona, 1913 - Saint-Tropez, Francia, 2005), Baltasar Lobo (Cerecinos de Campos, Zamora, 1910 - París, 1993) o Hernando Viñes (París, 1904 - 1993). Del Moral ha visitado y vivido los estudios y espacios de los grandes referentes del informalismo como son Antoni Tàpies (Barcelona, 1923 – 2012) o Antonio Saura (Huesca, 1930 - Cuenca, 1998), figuras claves de la abstracción pictórica española como Luis Feito (Madrid, 1929), hasta grandes nombres del pop art internacional como Roy Lichtenstein (Nueva York, 1923- 1997), a quién pudo retratar en toda una serie work in progress en su estudio de Nueva York en los años 90, a Erró (Ólafsvík, Islandia, 1932) o a Luis Gordillo (Sevilla, 1934). En la década de los años ochenta, en plena eclosión del renacer de la pintura como respuesta a la producción de carácter comprometido anterior y en sintonía de las tendencias expresionistas europeas, Del Moral centró su interés en el grupo de pintores jóvenes promesas que representaron la plástica española alrededor del mundo y empujaron el, entonces, débil mercado del arte. Una generación que tiene como primer referente a Miquel Barceló (Felanitx, Mallorca, 1957), a quien Jean Marie del Moral ha acompañado en viajes y proyectos artísticos i bibliográficos alrededor del mundo, junto a otros integrantes como Miguel Ángel Campano (Madrid, 1948), Ferran García Sevilla (Palma, 1949), José María Sicilia, José Manuel Broto (Zaragoza, 1949), Juan Uslé (Santander, 1954) o el escultor Jaume Plensa (Barcelona, 1955). Fruto de estas nuevas amistades y confluencias son los retratos, contactos o detalles de estudio que evidencian procesos de creación, seguidos durante años y en diversos períodos. En la obra de Jean Marie del Moral el viaje es connatural a su vida y su trabajo, con el que salta fronteras acercándose a ateliers diversos que muestran otras poéticas alejadas del panorama español, fruto de las cuales son los retratos de artistas como los de James HD Brown (Los Angeles, 1951), Sam Francis (San Mateo, California, 1923 - 1994), Robert Motherwell (Aberdeen, 1915 - Washington, 1991), Jean-Paul Riopelle (Montreal, 1923 - Ile-aux-Grues, Quebec, 2002) o Antonio Seguí (Córdoba, Argentina, 1934), entre muchos otros.


Imágenes de la Exposición
Jean Marie del Moral, Roy Lichtenstein, Nueva York, 1981. Fotografía digital en color. Colección particular © de la fotografía, Jean Marie del Moral, 2018 – Cortesía de Es Baluard

Entrada actualizada el el 20 mar de 2018

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