El ejercicio del arte ha permitido al ser humano elaborar de forma intuitiva un conjunto de trazos y señales sin orden aparente, que a menudo parecen responder a percepciones atávicas escondidas en algún rincón de nuestro ser profundo. La construcción y disposición de ciertos elementos visuales a menudo responde a la síntesis que establecemos al observar todo cuanto nos rodea. Con ello configuramos códigos que de uno u otro modo nos remiten a la memoria personal, ésta activa recuerdos, emociones o simples conceptos cuidadosamente guardados.

A través de una selección del trabajo realizado recientemente, la exposición repasa aquellas obras en las que la idea de memoria asociada a la elaboración de códigos personales está presente en una u otra forma al tiempo que deviene motivo de reflexión plástica: memoria tangible, de tiempos vividos, persistente ... o sencillamente memoria incierta.