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Con City Hope, Arcenillas, pone el dedo en la llaga. Y es que diariamente, nuestra sociedad desarrollada promueve el reciclaje como una de las formas para proteger el Medio Ambiente y el Planeta. Y sin embargo, al otro lado del charco, la desesperación, la injusticia o la irracionalidad, llevan a círculos viciosos imposibles de romper pues se levantan ciudades del reciclado en las que miles de personas revuelven en las basuras para buscar un medio de subsistir y crear así una gran paradoja y una tremenda deshumanización.

Un ejemplo. Duquesita, en la ciudad dominicana de Santo Domingo. A las 5 de la mañana cerca de 3.000 'trabajadores' revuelven las basuras. La mayoría son haitianos exiliados. El proceso es sencillo, buscar materiales renovables, como ... acero, vidrio o plástico. El oficio peligroso, pues si no te matan elementos como el calor o las toxinas que inhalas lo hacer cualquier máquina que te arrolle en el tumulto. El suelo endeble, los materiales apilados no sólidos, las lluvias, hacen como puede engullirte la basura sobre la que caminas.

Otro ejemplo, 'El Relleno' en la zona 3 de Guatemala. Se depositan 1.500 toneladas de basura al día. Más de la mitad provienen de municipios vecinos. Solo el 30 por ciento es reciclable. Trabajan cerca de 2.000 recolectores de desechos. Su extensión es de 50.000 metros cuadrados. En el basurero de Acahulinca en Managua (Nicaragua) los que trabajan son los niños.

Cualquier que visite esta exposición de Javier Arcenillas no podrá evitar debatirse entre la belleza de las imágenes, entre el deleite estético y la crudeza de su contenido, como dice Cristina de Middel, pero al final, la profesionalidad de este fotógrafo, dedicado en cuerpo y alma, a la denuncia, lo que le ha llevado a trabajar en los cinco continentes, logra que a través de sus imágenes, el público se enganche y reflexione.