Descripción de la Exposición
La mirada cosmopolita con la que Luis Pérez encuadra sus lienzos es cinematográfica. Estamos ante un observador del siglo XX cuya intención es crear una trama. Una trama hecha de luz y de sombras, de contrastes y reflejos. Podríamos decir que su hiperrealismo es “ficticio” porque la realidad que nos muestra, casi fotográfica, es en realidad una excusa para introducirnos en encuadres de película. Cada pintura es un estudio sintetizador, una recopilación entusiasta del riquísimo y heterogéneo legado al que tenemos la suerte de pertenecer. Delante de nosotros, quizá sin que seamos conscientes en todo momento, están Hitchcock, Miles Davis, Edward Hopper, The Doors, Kerouac… Cada pintura, rebosante de referencias e inspiraciones, nos conecta con nuestro siglo y con lo que somos.
Los ciudadanos de “Citizens” representan el individualismo y la independencia que las grandes ciudades parecen exigir a todo aquel que pretenda convertirse en asiduo de sus aceras, de sus fachadas, de sus callejones, de sus “diners”, de sus cines… Y sin embargo, en “Citizens” no se nos muestra lo cotidiano, el ambiente exuberante que fatiga las grandes ciudades, con sus masas de gente y sus aglomeraciones. Lo que aquí vemos son ciudades desiertas, espacios rendidos ante una sola figura, ante el individuo; elemento indispensable de toda gran ciudad. ¿No es una paradoja curiosa que cuanto más grande es la ciudad más independientes son sus habitantes?
La arquitectura, elemento esencial a partir del cual se define la importancia o no de una ciudad, domina los lienzos de Luis Pérez y se impone, con suavidad y quietud, pero siempre de forma incuestionable, ante las diversas figuras que en ellas aparecen. Una ciudad es la suma de todos y cada uno de sus edificios, es el universo del ciudadano, el espacio donde soñamos y morimos, donde creamos y sentimos, donde crecemos, y también, donde nos hacemos consciente de nuestra pequeñez. Porque en la luz de un atardecer irrecuperable, en las blanquísimas fachadas de las mansiones victorianas de Londres o en el inabarcable horizonte de un océano a punto de extinguirse, observamos el reflejo de nuestra transitoriedad. Luis Pérez dirige nuestra mirada, nos ubica en el espacio y establece una relación entre nuestra diminuta figura y aquello que también nos define: La Luz.
Ralph Waldo Emerson fue constante inspiración para Edward Hopper, uno de los referentes en la pintura de Luis. Emerson decía: “El hombre debe aprender a detectar y observar ese rayo de luz que atraviesa su mente desde dentro”. Es sin duda en la luz donde se despliega lo existente. Es en lo visible donde se manifiesta el brillo interno que conforma lo que somos. Hopper afirmaba: “El hombre es su trabajo”. Podemos asegurar que Luis Pérez es su mirada. Su pincel atrapa lo efímero y nos lo entrega convertido en eternidad, en luz que aporta sentido y peso a lo existente.
Samantha Devin
Autora de Bilis Negra y Arcadia.
Fundadora de Aristeia Press.
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Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
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