Descripción de la Exposición
Por primera vez, el fotógrafo Valentín González (Gijón, 1955), presenta su trabajo en Galicia. Bajo el título Círculos de confusión, reúne una selección de treinta obras que ilustran el recorrido creativo emprendido por este singular artista, hace más de veinticinco años.
Los Círculos de confusión se inventaron en el campo de la óptica para establecer una definición de la nitidez focal. El círculo de confusión es, por tanto, una unidad de medida que define el umbral de la óptima percepción visual.
Valentín González utiliza la fotografía para, a partir de la captura de la realidad visual objetiva o, para ser más precisos, de lo que todos convenimos como lo visible objetivo, construir nuevas imágenes que están ahí, en el motivo fotográfico y que solo se nos hacen visibles a partir de la intervención del autor.
Circulos de confusión es el título elegido para esa exposición porque refleja la posición desde la que Valentín González trabaja. El proyecto se compone de una cuidada selección de obras de diferentes momentos de su trabajo de los últimos veinte años, una selección que ilustra un proceso de evolución en su trayectoria, dirigido por la búsqueda del modo de hacer visible para los demás lo que Valentín ve en el mundo que nos rodea.
Con una técnica siempre impecable, resultado de su cualificación como fotógrafo profesional y utilizando la fotografía analógica hasta bien entrado ya el siglo XXI, Valentín González nos muestra una serie de imágenes insólitas, entre la psicodelia y la introspección, que sobrepasan la fotografía entendida como proceso de captura de la realidad visible para, a partir de ella, desvelar otras realidades que conviven en el motivo fotografiado, pero que no son visibles hasta que el autor nos las muestra después de un proceso de manipulación de la imagen capturada, pero sin añadir nada que no estuviera ya, previamente en el motivo fotografiado.
De personalidad inquieta, este artista asombra por un trabajo inclasificable en el que, en palabras de Ferrán Olucha, director del Museo de Bellas Artes de Castellón, es capaz de construir
«Unas imágenes a veces oníricas, de una reveladora y metafísica belleza, magnéticas y fascinantes, únicas, irrepetibles, y atemporales que están ahí, en nuestro entorno, ocultas, que rompen cuantas reglas visuales se nos antojen, verdaderas y auténticas, pues sus fuentes se encuentran en el mundo exterior y de él salen, si bien somos incapaces de ver, mirar y contemplar, como sí lo puede hacer Valentín.»
Y es que el trabajo de Valentín González, lejos de ser una construcción mental, realizada a partir de imágenes inventadas, parte en realidad de lo que "ya está ahí", del objeto registrado por su cámara que, una vez seleccionado y captado, el artista va trabajando, mediante recursos como la saturación o la eliminación de colores y la manipulación de contrastes y luminosidades para, al final del proceso, mostrarnos aquello que él ya veía en la imagen original y que, ahora, mediante la obra acabada, es capaz de hacer visible para el espectador.
Llama la atención ese juego ambiguo entre objetividad y subjetividad, esos dos ámbitos que dividen nuestra percepción visual del mundo y que Valentín es capaz de conciliar, anulando una frontera cognitiva fundamental en la construcción cultural occidental de lo que entendemos como realidad. Lo objetivo, es decir, lo relativo al objeto en sí mismo, con independencia de su percepción, se funde en el trabajo de Valentín González, con lo subjetivo, es decir, lo perteneciente a nuestra forma de percepción y su construcción mental, ya que Valentín González no añade nada que no estuviera ya en la imagen captada, simplemente resalta aquellos aspectos que le interesan para la elaboración de su obra, mediante un proceso de discriminación de lo visual que, en última instancia, nos habla también de lo relativo que resulta aquello que nuestros sentidos dan por sentado como existente.
Con frecuencia, Valentín González utiliza el concepto de símbolo para describir las imágenes que produce. Para él, esas imágenes que él dice ver ya antes del proceso de manipulación, son símbolos con los que va construyendo el relato de otros mundos que, a la manera del poeta francés Paul Éluard, están en este.
Esos mundos paralelos que Valentín denomina realidades simultáneas, son para el autor, la prueba de que, como él mismo afirma, lo evidente es solo la máscara de la realidad, una afirmación a partir de la que el artista intenta invitarnos a trascender el acto de mirar, para comenzar a ver esas otras realidades latentes pero para él tan existentes como lo que todos coincidimos en admitir como lo visible real.
Se ha dicho también en más de una ocasión que el trabajo de Valentín González tiene más que ver con la pintura que con la fotografía, afirmación esta con la que el autor no está de acuerdo, ya que él defiende que con la pintura es posible crear realidades visuales desde la nada, con la única herramienta de la mente y la pericia técnica del pintor, mientras que su trabajo fotográfico parte ya de una imagen dada. Obviamente, tampoco se podría hablar de la tradición fotográfica pictorialista, tan importante históricamente en los albores de la fotografía y que poco tiene que ver con su trabajo, que nos lleva a una cierta apariencia pictórica, no desde la imitación compositiva y escénica, sino desde ámbitos puramente plásticos que, si bien es cierto, pueden coincidir con ciertos movimientos pictóricos, esta coincidencia se da siempre en el resultado final y nunca como producto de una estrategia artística previa, o de un proceso que tenga en la pintura su punto de partida.
Con Círculos de confusión, su trabajo llega por primera vez a Galicia, después de haber sido exhibido en otros lugares de España y haber viajado por otros países como Rusia, Francia, Moldavia, Alemania, Estados Unidos, Bélgica e Italia.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España