Para esta muestra el artista ha realizado sus trabajos en distintas técnicas, como el óleo, la acuarela y una pequeña escultura. El conjunto de piezas tiene un hilo conceptual unitario, que se unifica bajo el título Cinema. Este término abre grandes posibilidades interpretativas, aunque no es debido a un homenaje a las películas o salas de proyecciones, sino a la voluntad del propio artista de dirigir la mirada hacia los terrenos de lo artificial y lo imaginativo.

El trabajo de Cantalozella se basa en las relaciones que puedan surgir entre la tradición pictórica, la ficción y la realidad contemporánea. Reflexiona sobre un tipo de imágenes cotidianas, que podrían llegar a parecer pinturas costumbristas, para reconvertirlas en escenas ambiguas plenas de matices. En su proyecto hay un proceso de especulación con la narrativa pictórica: por un lado se pueden percibir ciertas ataduras con la tradición romántica o decimonónica y, ... por el otro, vemos como las imágenes son capaces de transportarnos a lugares equívocos, donde nada es lo que parece. En definitiva el pintor plantea una revisión de los géneros de la pintura sin caer en la melancolía, ya que los resultados, más que citar, cuestionan y evidencian las fracturas de estos esquemas. Para desarrollar este trabajo Cantalozella parte de imágenes recogidas en su entorno más inmediato, las cuales sirven para ofrecer al espectador una atmósfera familiar.

Muchas de las escenas representadas nos pueden remitir al teatro, la acción e incluso a la escultura contemporánea. Las acuarelas, por ejemplo, se pueden interpretar como pequeños bocetos de proyectos mucho más ambiciosos, que podrían derivar en costosos montajes tridimensionales. Sin embargo, el proceso es otro, para elaborar estas imágenes Cantalozella crea pequeños teatrillos y objetos en plastilina, que luego pinta para darles vida en un mundo bidimensional.

En My Name's Lolita Art el público podrá encontrar dos de las maquetas que el artista ha realizado para sus óleos titulados "El barco de Drácula" y "Batalla naval II". El resultado es un trabajo pictórico, el cual reúne rasgos históricos, exóticos e incluso oníricos.

Por otro lado cabe destacar que el proyecto conceptual no merma en modo alguno el resultado plástico. Las obras revelan una amplia gama de recursos pictóricos, así como un acentuado cromatismo en atmósferas envolventes. De hecho, es en la utilización del color donde encontramos uno de los puntos más destacados de la propuesta, en la que el artista utiliza tonalidades saturadas y brillantes que nos sitúan y ayudan a quedar fascinados en su mundo irreal.