Descripción de la Exposición
El lunes 21 de marzo, el Centre Pompidou Málaga abre las puertas de la exposición temporal Cine Dadá, cine surrealista, una retrospectiva de la subversión de las leyes del cine dominante en los años 20 que protagonizaron primero el movimiento Dadá y después el Surrealismo. Esta muestra ha sido comisariada por Philippe-Alain Michaud, quien con 14 películas refleja dos momentos de cambio cruciales en el lenguaje audiovisual. Entre 1921 y 1924, los artistas visuales y fotógrafos del movimiento Dadá utilizaron las películas como armas revolucionarias. No hay nada en común entre las abstracciones gráficas de Viking Eggeling y Hans Richter y los experimentos fotográficos de Man Ray, o entre el anarquismo absurdo y provocador de René Clair y Francis Picabia y el collage rítmico de Fernand Léger y Dudley Murphy. Luego, en la segunda mitad de los años veinte, el período surrealista se vio impulsado por la cuestión de los sueños y del inconsciente, sobre todo con las películas Germaine Dulac y Luis Buñuel que darán la vuelta al tema y a la narrativa, bajo una forma transfigurada.
¿Qué tienen en común las abstracciones gráficas de Viking Eggeling o Hans Richter y los experimentos fotográficos de Man Ray? ¿O incluso las provocaciones iconográficas anarquizantes y alocadas de René Clair o Francis Picabia y los collages rítmicos de Fernand Léger o Dudley Murphy?
En el universo cinematográfico dadaísta, la subversión iconográfica se funde con la abstracción, y la geometría de las formas con el erotismo de los cuerpos, en una indiferencia general hacia el sentido, salvo la constitución de su deconstrucción.
En la segunda mitad de los años 20 del siglo pasado, el cine surrealista, conducido por las cuestiones del inconsciente y del sueño, especialmente presentes en las películas de Germaine Dulac y Luis Buñuel, volverá a orientarse hacia el tema (entendido no solo como el tema de la acción, sino también como la trama del relato).
A través de las películas proyectadas, la exposición pretende devolver su valor a los diferentes aspectos del cine dadaísta y surrealista.
De las primeras abstracciones cinematográficas de Hans Richter y Viking Eggeling al onirismo subversivo de Luis Buñuel, la exposición muestra un cine que deja de ser un mero espectáculo de entretenimiento desde el mismo momento en que los artistas de la vanguardia de los años 1920 se apoderan de él, para convertirlo en un arte de pleno derecho, que utiliza las características de la escultura, la pintura, el dibujo o incluso la música para producir una nueva experiencia plástica.
Hans Richter
Rhythmus 21 (1921-1924), la primera película de Hans Richter, nace de los experimentos plásticos realizados con Viking Eggeling sobre cómo presentar un encadenamiento de formas en el tiempo. Así, jugando con las intersecciones y la superposición de formas rectangulares y lineales, consigue crear una dinámica que genera efectos de profundidad y de relieve.
Una de sus primeras películas completamente abstractas, Rhythmus 21, es una distribución de superficies que se mueven al son del "ritmo ordenado", cuya continuidad se resume en las formas basadas en valores absolutos de contraste e inversión (sala 1).
Tras las pruebas estrictamente abstractas de Rhytmus 21 y Rhytmus 23, Richter vuelve al enfoque real, mezclando imágenes figurativas con formas geométricas en Filmstudie (1926). Finalmente, en Vormittagsspuk (1927-1928), utiliza las técnicas de animación, imagen a imagen, para construir una fábula política que relate la revolución de los utensilios domésticos contra sus propietarios. Esta película fue prohibida y destruida por los nazis (sala 4).
Marcel Duchamp
Duchamp dijo en 1967: "El cine me divertía especialmente por su lado óptico. En vez de fabricar una máquina que gire, como hice en Nueva York, me dije: ¿por qué no hago grabo una película? No me interesaba hacer cine como tal, sino hallar un medio más práctico de llegar a mis resultados ópticos [...]". Realizada con la ayuda de Man Ray, Anémic cinéma (1926) está formada por discos rotativos en los que se alternan motivos abstractos e inscripciones en espiral. Este dispositivo presenta una sucesión de planos fijos y se muestra como parodia del cine mudo, en la que se suceden fotogramas e intertítulos, pero sin que exista una relación semántica. La lenta rotación de los discos produce un efecto vaivén, donde el texto, formado por una serie de juegos de palabras, amplía sus connotaciones eróticas (sala 1).
Man Ray
Las películas de Man Ray pretenden transformar los mecanismos, tanto del relato en sí mismo como de la visión. Con Le Retour à la raison (1923), su primera película realizada, Man Ray pretende aplicar los principios fotográficos de los rayogramas a la imagen en movimiento. De esta forma, la película comienza con una secuencia grabada sin cámara, gracias a la exposición directa de la película fotosensible a la luz. El montaje, aleatorio, no se utiliza para ensamblar las imágenes sino para desmontarlas.
En Emak Bakia (1926), las secuencias realistas (en las que aparecen Kiki de Montparnasse o el poeta Jacques Rigaut) interrumpen como puntos en medio de una serie de efectos experimentales (imágenes registradas al azar con una cámara lanzada al aire, movimientos luminosos obtenidos mediante espejos y prismas giratorios) (sala 2).
L'Étoile de mer y Les Mystères du château du Dé, de corte más narrativo, muestran una mayor estética surrealista. Basada en juegos de palabras polisémicas y en la interrelación entre las palabras y las imágenes, L'Étoile de mer (1928) da prioridad a la sucesión de imágenes enigmáticas frente a la construcción de un relato lineal.
En su última película, Les Mystères du château du Dé (1929), en contraste con los principios de improvisación y captación de imágenes en el aire que reivindicaba en otras películas, Man Ray crea, con la ayuda del fotógrafo Jacques-André Boiffard, un guión específico.
Encargada por el vizconde Charles de Noailles, la película se construye sobre una analogía, visual y textual, entre los espacios geométricos de su residencia, construida por el arquitecto Robert Mallet-Stevens, y el poema de Mallarmé Una tirada de dados jamás abolirá el azar (sala 5).
Luis Buñuel
Un perro andaluz (1929) nace de la colaboración entre Luis Buñuel y Salvador Dalí y se crea siguiendo el modelo surrealista de escritura automática, basándose en los sueños del uno y del otro. A pesar del carácter onírico reivindicado por las imágenes, la película obedece a una narrativa relativamente clásica. La obra proporcionó a su autor un éxito indiscutible y le abrió las puertas del grupo de André Bretón, que reconoce en él a un auténtico cineasta. Un perro andaluz atrae también la atención del vizconde Charles de Noailles, un rico mecenas, que propone a Luis Buñuel producir su próxima película.
Así, en 1930 nace La Edad de oro, en medio de una total libertad y aportando una novedad radical, la utilización del sonido según el punto de vista vanguardista la proyección de este himno al amor desenfrenado y a las fuerzas subversivas capaces de destruir la moral burguesa, en julio de 1930, provoca un auténtico escándalo, que perseguirá a Buñuel hasta los Estados Unidos, donde se exilió durante la Segunda Guerra Mundial. No será hasta 1981 cuando la película volverá a descubrirse, tras la donación de los negativos originales por parte de los herederos de la familia de Noailles al Estado francés (Auditorio).
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España