Descripción de la Exposición
Santiago de Chile, octubre de 1988. La capital sudamericana se dispone a vivir un momento histórico, es la hora de decidir sobre el dictador que durante 15 años ha llevado las riendas del país más largo y estrecho del mundo con una mezcla siniestra de liberalismo económico y represión sanguinaria, dejando en el camino a más de 40.000 víctimas, entre casos de detenidos desaparecidos, ejecutados, torturados y presos políticos. Así comienza el relato fotográfico de Pedro Martínez, en el bullicio de un Santiago que hierve dividido entre los partidarios del Sí y los del No a Pinochet. Son las imágenes de un Chile en blanco y negro, un documento histórico sobre los que parecían últimos coletazos de la dictadura. El tiempo se encargaría después de constatar que los tiranos suelen morirse en su cama para mayor escarnio de las víctimas, pero esa es otra historia.
Ésta que nos trae Chile, Memorial de Silencio es la memoria resumida de un viaje iniciático que comienza en las calles de Santiago. La capital chilena se despierta esos días alfombrada de propaganda de unos y otros y los coches de la policía chilena, los temibles carabineros, los siniestros guardias de marrón, bloquean las calles en las que se organizan manifestaciones de ambos signos. Los “pacos”, al servicio del gobierno militar, se cebarán especialmente con los grupos de oposición al régimen agrupados en una plataforma de concertación. El fotoperiodista asiste en Santiago al espectáculo histórico del pueblo reivindicando su destino y ahí están los chilenos del Sí, con pancartas en las que se habla de democracia, y los del No, con sus razones de muertos y desaparecidos pidiendo justicia y reparación.
El fotógrafo irá donde le dicta su instinto profesional y donde le sugieren muchos de estos chilenos deseosos de justicia, silenciados por el régimen: al entierro de un joven estudiante muerto por la policía, a las reuniones de madres con hijos, nietos o amigos que ya nunca volverán, a los actos de los partidarios del No que depositan sus esperanzas de libertad en la prensa internacional. Y estará también en los teatrillos callejeros organizados para promocionar al macabro dictador. Pasen y vean a Augusto Pinochet Duarte con su capa de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, a veces aparentando empatía frente a un pueblo que le adora y le desprecia con la misma intensidad, otras huyendo apresurado a sus cuarteles de La Moneda, blindado por una legión de guardaespaldas.
Santiago de Chile, octubre 1998. Diez años después el fotógrafo volverá a la capital. Pasó la efervescencia del plebiscito, el funesto militar, senador vitalicio y todavía al mando del ejército de su país, está en Londres donde hace un mes que le retiene una orden de detención internacional. No cabe broma vital más amarga que este personaje envejeciendo en sus aposentos mientras en la calle siguen clamando por la memoria del genocidio. Pedro Martínez ha vuelto a Chile y el blanco y negro de las fotografías de hace una década se torna ocre, el de los huesos y las calaveras de miles de detenidos desaparecidos en las salas de autopsias del Servicio Médico Legal donde se intenta identificarlos. Son las imágenes del “donde están” el lema que llevarían hasta brincar el siglo XX las familias de las víctimas con heridas que nunca se cerraron. Son también las fotos de las banderas españolas quemadas frente a la embajada de nuestro país, como respuesta al empeño del juez Baltasar Garzón de hacer realidad la justicia universal.
La memoria y sus símbolos. El fotógrafo aún tendría tiempo de recoger en ese viaje y otro posterior nuevas miradas sobre el país, entre ellas la del poeta de Isla Negra. Allí, cerca de la Cartagena chilena, se levanta la impresionante casa en la que Neruda pidió ser enterrado junto a Matilde Urrutia: “El océano Pacífico se salía del mapa. No había donde ponerlo. Era tan grande, desordenado y azul que no cabía en ninguna parte. Por eso lo dejaron frente a mi ventana” (Una casa en la arena, 1966).
La fundación que gestiona el legado de Pablo Neruda anda estos días pidiendo la vuelta del insigne vate a su descanso subterráneo. Sus restos se exhumaron en 2013 para averiguar si fue la funesta sombra de la dictadura la que le mató y no el cáncer de próstata. Con el venerado cadáver ausente discurre la vida en este lugar de la región de Valparaiso, como lo hacía hace 17 años en el mágico archipiélago de Chiloé, en el salado y místico desierto de Atacama o en la cordillera andina, escenarios de otros fragmentos de este relato gráfico sobre el Chile de Neruda, donde “el hombre se disuelve en el océano como un ramo de sal”.
Exposición. 08 jul de 2015 - 30 ago de 2015 / Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy - Cartagena / Cartagena, Murcia, España
Exposición. 14 nov de 2024 - 08 dic de 2024 / Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A) / Córdoba, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España