El arte contemporáneo ha seguido, en general, un curso discontinuo, con saltos constantes, en que una disolución de la forma, lírica o de carácter expresionista, se iba alternando con nuevas y distintas aproximaciones a la realidad exterior. Simultáneamente a esta corriente de mayor amplitud ha discurrido otra, con una construcción de carácter geométrico, que ha mantenido, con desarrollo propio, ciertos principios básicos. En ella ha destacado una línea de pintores argentinos que tuvieron amplia difusión a través del grupo Madí. En algunos de ellos, como en el vecino Uruguay, se aprecia la huella dejada por Torres-García, tan ligado inicialmente al arte catalán, pero los citados artistas argentinos, entre los que destaca César Paternosto, tienen más lejanos antecedentes, como Malevich, Mondrian, Van Doesburg, Kandinsky, Kupka y Newman. Creadores de un arte sutil y sensible, estos maestros revelaban en sus obras lo que Paternosto ha expresado como un élan espiritual, frente ... a otra línea de la abstracción geométrica marcadamente racionalista, y de pretensiones cientificistas.

Es interesante hacer notar que este carácter lo aproxima al arte sagrado de culturas anteriores, como las precolombinas. Precisamente, Paternosto ha destacado la importancia que tuvo para la evolución de su obra el descubrimiento de la cultura inca, que naturalmente conocía a través de su presencia en diversos museos, durante un viaje por la región andina del norte de Argentina, Bolivia y Perú, realizado en agosto de 1977. Ciertamente, la geometría, de un fuerte sentido espiritual, una geometría sagrada, podemos encontrarla en muchas culturas antiguas de diversos continentes. Para decirlo con palabras de Robert Lawlor, en su libro Geometría sagrada, "el punto de partida del antiguo pensamiento geométrico no es una red de definiciones o abstracciones intelectuales, sino más bien una meditación sobre una unidad metafísica, seguida de un intento por simbolizar visualmente y contemplar el orden puro y formal que surge de esa incomprensible unicidad".

Esto es importante en la concepción del arte de Paternosto, como lo revela la respuesta que dio a José María Parreño en una entrevista: "Creo que si pretendiéramos olvidar la dimensión sagrada que el arte tuvo desde los albores de la humanidad nos quedaríamos virtualmente sin esa experiencia que Occidente llama hoy arte". Todos los elementos y factores espaciales del cuadro los hemos de entender, en la obra de este gran artista, de acuerdo con este entendimiento de la creación plástica.

El artista geométrico, de manera más clara y radical que los representantes de otras corrientes, trata de alcanzar los límites conceptuales y materiales de la obra: es decir, los límites del conocimiento y la propia expresión espacial y plástica. Este es un problema o cuestión que ha sido siempre esencial en el arte, pero que la modernidad no se ha planteado con la sensación de crisis expresiva hasta el siglo XX, y precisamente en la abstracción geométrica. Paternosto, de manera consciente, trata de resolver el problema, sin olvidar que hacerlo sólo como resultado de una preocupación espacial sería algo superficial e irrelevante desde una visión del arte en profundidad.

El color es muy importante en la obra de este artista, y las rayas y bandas de color tienen trayectorias que se prolongan idealmente fuera del cuadro, transgrediendo los límites. Es una manera de cuestionar el cuadro, algo propio del arte moderno, al igual que lo es la fragmentación, que podemos apreciar aquí en esa misma interrupción real que se produce al alcanzar las rectas el borde del lienzo. Como ha hecho notar Tomás Llorens, en vez de aceptar ese límite, se considera una frontera y lugar de desafío y revelación. La respuesta de Paternosto a este desafío, como podemos constatar en esta magnífica exposición, da la medida de un extraordinario creador.