La obra reunida propone una exposición, pero bien podría tratarse de una historieta amorfa: cacofónica. Esto, debido a que la pintura de José Luis Sánchez Rull es tan gráfica como textual. En este sentido, sus textos son tanto imagen como literatura. Pero, aun cuando literaria, su pintura no discrimina. Da igual si las inscripciones son mediáticas, callejeras o eruditas. Así, sin prejuicios, el imaginario figurado creado por el artista hace aparecer criaturas entre remolinos de voces dispares.

Sus personajes monstruosos y punketos al concatenarse forman organismos arbóreos, rizomas psicodélicos de citas que intercalan la figura con el fondo en una suerte de 'expresionismo abstracto' de lo subcultural. Partidario del recetario posmoderno, combina referencias de la cultura joven con los clásicos y los románticos, el underground con la tradición del llamado Gran Arte. Las referencias extraídas de cómics dejan atrás sus narrativas reticulares, para volverse pintura, gráfica ... y dibujo. Es así como la obra de Sánchez Rull agrupada, más que historieta, deviene exposición.

Esta muestra antológica es una revisión de obras provenientes de ocho series realizadas a partir de 2001. Similar a la forma del trabajo del artista que combina lo racional con lo visceral, esta selección no propone ninguna cronología o sucesión temática entre las obras. Más bien intenta explicar un modus operandi gráfico y pictórico por medio de dos criterios: uno vinculado con la historia del arte y otro con la experiencia estética. El primero se refiere a la actitud reverencial del artista frente a la tradición de la pintura que, paradójicamente, lo lleva a romper con el clasicismo. El otro enfoca las influencias, los registros autobiográficos y los diálogos con colegas y/o colaboradores que se aglutinan en sus cuadros. Este proceso conlleva un modo subjetivo/estético de consumir universos simbólicos heterogéneos, para luego reorganizarlos desde la propia biografía en su vínculo con las emociones, la sexualidad y lo psíquico, antes de devolverlos al mundo por medio del formato de la pintura, la gráfica y el dibujo.

Las obras incluyen referencias tan dispares donde figuran personajes de la industria del cine a la par que caricaturas desde Hanna Barbera, Beavis and Butthead y Mickey Mouse, hasta el Rey Helado de La hora de aventura. Asimismo, la influencia de ciertos comiqueros de la revista Mad como Basil Wolverton, o bien, de la subcultura californiana de fines de los sesenta como Robert Crumb y Gary Panther, se deja notar en el contorno de personajes de una monstruosidad sexuada que saturan las superficies; mientras que otras pinturas textuales presumen citas eróticas extraídas de cartas de Nahui Ollin y James Joyce. También se suman a estos registros entre lo erótico y lo pornográfico referencias literarias desde Faulkner a Hemingway, Burroughs y Bukowski; aunado a poemas malditos y frases elaboradas por el propio artista cuya cruel honestidad roza la obscenidad y la perversión. A modo de cierre o nuevo comienzo que contradice el sentido retrospectivo de la muestra, entre las selecciones de obras de las diversas series, sobresalen los cuadros verdes realizados a partir de 2013. Mientras que la serie pictórica se inspira en la gráfica japonesa decimonónica del Ukiyo-e de Taiso Tsukioka Yoshitoshi, los dibujos retoman la tradición erótica del Kama Sutra.