Descripción de la Exposición
La Sala Robayera acoge «Casa piloto» de Antonio Díaz Grande, un proyecto inédito que organiza el Ayuntamiento de Miengo con la colaboración de la Consejería de Universidades, Igualdad, Cultura y Deporte del Gobierno de Cantabria que podrá visitarse a partir del sábado 10 de octubre en las antiguas escuelas de Cudón en Miengo (Cantabria). La muestra, que servirá de cierre a esta temporada expositiva, ofrece un inventario multidisciplinar de fotografías, dibujos, papeles pintados, piezas de mobiliario, objetos cotidianos y residuos domésticos con los que el artista compone una serie de instalaciones en las que, tal como explica Raúl Hevia en uno de los textos que acompañan el catálogo de la exposición, “nos hace plantearnos nuestra posición en el mundo y nuestra posición ante ese propio mundo como constructo, es decir, como decorado, en un espacio posdoméstico o posdomesticado”.
El título de la exposición, «Casa piloto», hace referencia a esos modelos o prototipos de vivienda a escala real que una constructura oferta a potenciales compradores y que, por tanto, están pensados para ser vistos y recorridos, pero no habitados. Se trata, en este sentido, de un espacio de deseo que no puede ser poseído.
Las instalaciones que vertebran el proyecto se distribuyen en cinco fases (cimiento, revestimiento, mampostería, enlucido y desescombro), que tienen que ver con la construcción social, económica, política o sexual que se desprende de nuestras formas de habitar. Díaz Grande clasifica los objetos funcionales y decorativos del espacio doméstico o habitable, los elementos que lo identifican y sus formas de uso, las rutinas, los rituales, los itinerarios, las relaciones e intercambios, la memoria y las huellas de quienes los habitan.
El artista confronta los valores utilitarios de estos elementos en relación a la temporalidad de los mismos y a las divisiones de clase, como la vivienda burguesa compartimentada en grandes espacios del pasado frente al open space multifuncional actual o los materiales nobles como aval de una posición social frente al diseño propio de la modernidad rápida y práctica.
Por otro lado, investiga la tensión que opera entre lo doméstico y lo domesticado, así como los roles y las relaciones que se establecen en el entorno privado a partir de las particiones binarias de género, evidenciando cómo muchos de nuestros patrones de conducta se configuran a través de nuestros hábitos domésticos.
Díaz Grande recurre con humor a una serie de imágenes donde la práctica del yoga sirve como indicador de lo masculino en aquellos elementos que se utilizan para construir y de lo femenino en los que solemos emplear para decorar. “Las herramientas correctas permiten construir las prisiones correctas. También las casas correctas”, apunta Raúl Hevia a este respecto, subrayando cómo la casa es un “espacio social al desnudo” cuya estructura remite a una escenografía donde a su vez se desarrolla la coreografía con la que escenificamos nuestras relaciones.
La identidad, parece decirnos el artista, acaba siendo el efecto de la repetición de una serie de rutinas aprendidas, hábitos, “corsés” y obligaciones que nos imponen o nos autoimponemos, que acaban normativizando nuestros comportamientos, generando estereotipos y prefijando nuestra subjetividad y nuestras estructuras simbólicas.
Otro de los aspectos que se encuentra presente tanto en este proyecto como en otros de sus trabajos tiene que ver con la memoria y la transmisión de ideas a partir de la herencia y el legado familiar o afectivo, que suele reproducirse igualmente a través de patrones que se repiten o se transforman a medida que se van solapando en el tiempo, según explica Raúl Hevia: los objetos “transportan la herencia”, pero también “el desgaste de la costumbre”.
«Casa piloto» es, por tanto, una reflexión sobre el marco y las estructuras que nos definen y determinan nuestra manera de relacionarnos con el mundo mediante objetos, hábitos, ornamentos y funciones que atribuimos a todo aquello que nos sirve de contexto, problematizando sobre los roles y conductas que asociamos a lo privado y que acaban proyectándose en lo público (y al revés).
El trabajo de Antonio Díaz Grande (Santander, 1968) transita por diferentes disciplinas con las que investiga el espacio doméstico y social, potenciando múltiples lecturas y deconstruyendo ficciones políticas como la identidad sexual, el género o la clase. Su trayectoria expositiva se inicia en 1999, momento a partir del cual realiza varios proyectos vinculados al histórico Centro de Arte Internacional Espacio C que dirigía Orlando Britto Jinorio en el municipio de Camargo. Su trabajo ha sido mostrado en museos y centros de arte como el MAS de Santander, el CAAM o el Centro de Arte La Regenta de Las Palmas de Gran Canaria, la Fundación Bilbaoarte en Bilbao o diversas sedes del Instituto Cervantes, así como diferentes espacios de Portugal, Bélgica, Italia, Polonia o Estados Unidos. Ha participado en ferias y proyectos internacionales como Artesantander, Arte Lisboa, Hot Art Basel, Foro Sur, Espacio Atlántico, SWAB, Estampa o JustMAD, entre otros, junto a la Galería JosédelaFuente (antes Galería Nuble), de cuya nómina de artistas ha formado parte durante más de una década. Asimismo, ha llevado a cabo numerosas propuestas de arte público como parte del equipo Los Dobles, junto al artista Raúl Hevia.
La exposición «Casa piloto» podrá visitarse en la Sala Robayera de Cudón-Miengo desde el 10 de octubre hasta el próximo 15 de noviembre. El horario se ha modificado sutilmente para adaptarse a la temporada de otoño, de modo que la exposición estará abierta al público de martes a viernes de 19 a 20:30 horas, sábados de 18 a 21 horas y domingos de 11 a 14 horas.
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