Descripción de la Exposición El arte nos ha demostrado, y lo sigue haciendo, que hay muchas técnicas, procedimientos y materiales que pueden emplearse para concebir un objeto artístico. Todo depende de lo que desee expresar, sepa, quiera trabajar y tenga a mano el artista. Muchas veces son materiales industriales: lienzos y acrílicos para pintar o vidrio y acero con los que hacer alguna escultura, por ejemplo. Hay artistas que, lejos de menospreciar estos elementos ya fabricados, retornan un tanto a nuestros orígenes y buscan en la naturaleza misma materiales con los que trabajar, como hacían los hombres en esa etapa prehistórica donde no existían los convencionalismos. Carlos Urbina ha escogido en esta ocasión la piedra como base de sus esculturas. Cual zahorí, Urbina va en busca del agua dulce de los ríos para encontrar las piedras que luego conformarán sus trabajos. Las pule y las limpia con esmero, las decora con surcos y dibujos y las mima como un padre orgulloso. Con ellas Urbina conforma esculturas de pequeño formato que, en sus propias palabras, son “para ver con los ojos de las yemas de las manos”. Sus piedras además parecen estar dotadas de vida propia. Nos hablan y nosotros podemos escucharlas, sorprendidos, boquiabiertos, de que unas piedras, en principio inertes, se dirijan a nosotros. Y es que las piedras de Urbina son especiales. Si no, no hubiesen sido escogidas entre millones de iguales para ser transformadas en escultura y ser expuestas en Catarsis. Carlos Urbina traerá a Catarsis una instalación sonora que servirá para que las piedras traduzcan sus sentimientos en palabras. Carlos Urbina, que ha trabajado durante muchos años las técnicas tradicionales de pintura y escultura, lleva desde 1987 incorporando a sus obras nuevas tecnologías y experimentando en el campo del arte digital.