Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El hecho de encontrarnos frente a un objeto cotidiano en un contexto artístico es algo superado tras la asimilación de las prácticas del readymade. El valor simbólico que adquiere un objeto a partir de su descontextualización -por el hecho de perder su carácter práctico y funcional- ha ocupado el pensamiento de Carlos Rial desde la presentación de sus primeros trabajos, en los que la figura humana funcionaba como metáfora de la condición humana, de las estructuras sociales, de esa percepción dirigida que domina nuestra forma de mirar. Si hay algo que caracteriza su obra es la ironía, la intención subversiva y desafiante de emplazar al espectador frente a algo que le resulta familiar y que, alterado -siempre dentro de la herencia minimalista que poseen sus trabajos- le obliga a cuestionar cuál es la función, no del objeto que tiene ante sí, sino de sí mismo como participante activo en el contexto en el que convive con la obra. En su afán por cuestionar la realidad desde la realidad misma, el artista altera la naturaleza de la escultura. Si bien parte de aquella primera intención subversiva del objeto que, emplazado en un contexto museístico, adquiría nuevos significados, su trabajo se entiende a partir del estudio de la sala de exposición. Carlos Rial construye espacios, novedosos, intrigantes, al modificar las coordenadas habituales e implicar al espectador en la lucha contra la realidad preconcebida, la que evoca el objeto cotidiano. El molde -que no está, pero estuvo- sugiere el vacío, el intersticio entre ser y no ser, el paso de la realidad al simulacro -que el artista prefiere llamar reflejo- que la suplanta, que la derroca. El proceso es parte fundamental del resultado, el fin último, entendido como el momento en el que el objeto se funde con el trasfondo teórico que el artista maneja durante la creación, desde la primera maqueta hasta el encuentro entre la pieza y el espectador. El acto de esculpir, el manejo de los materiales y la relación espacial que cada una de sus obras guarda con el entorno para el que son creadas, definen su discurso entre lo conceptual y lo objetual, siempre unido a la tradición figurativa que defiende desde el principio de su carrera. En este proyecto específico para el Espacio Anexo, Carlos Rial investiga sobre el significado de las intervenciones site-specific en el contexto museístico. El artista interviene en el lugar para devolvernos una realidad alterada, invitándonos a reflexionar a partir de objetos cotidianos. Cinco desatascadores sobredimensionados aparecen adaptados al espacio; no sólo lo ocupan, se pliegan ante él mediante la presión y el vacío, en un intento de ceñirse al cubo blanco en el que, atendiendo a su naturaleza, no les correspondería estar. El cubo blanco, como espacio neutro, nace en la modernidad para potenciar la autonomía de la obra de arte, aislándola de su contexto, un contexto que sin embargo está siempre cargado de connotaciones sociales e ideológicas; un entorno que no es neutro, un cubo blanco que no existe como tal. Los objetos de Carlos Rial hacen un guiño al espectador, que percibe el esfuerzo por adaptarlos al lugar, por estar dentro. Los conceptos "dentro" y "fuera", que el artista explora en otras piezas, están íntimamente ligados al museo como institución legitimada para exponer arte. El artista los utiliza como punto de partida en una obra hecha-específicamente-para-el-lugar, cuyo discurso se centra en las estructuras de poder institucionales. Paradójicamente, el elemento elegido pierde su poder al musealizarse. Botellas, chimeneas, torres de vigilancia, dados, o peones, han ido definiendo la producción artística de Rial desde sus primeros trabajos. Aquellos objetos reconocibles sugerían siempre cierta desconfianza por la apariencia que adquirían apilados, alineados, enfrentados entre sí o ubicados en el punto de fuga hacia el que el espectador dirigía su mirada. Ahora, lo que nos incomoda son ventosas; ¿qué hay sino ironía en la elección? Rial juega con el uso predeterminado y único que entendemos poseen estos objetos, abriéndonos la posibilidad de buscar símiles o referencias derivadas de la elección del motivo (ya disfuncional), cuya representación (resignificación) se nos ofrece para destruir la idea de escultura estática, aislada, para romper la jerarquía piramidal establecida -nuestro dominio ante el objeto- e implicarnos en un juego de poderes. Explorando las posibilidades y los límites de la escultura, nos invita a cuestionar aquello que queda tras el objeto, indicios de la presencia inmaterial, de la realidad que existe tras el acto primero de mirar.
Comisaria: Agar Ledo Arias
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España