Descripción de la Exposición 'Joachim Patinir y Henri met de Bles son los primeros artistas que pintan paisajes y establecen algunas normas para su representación. Esta referencia nos traslada al surgimiento del paisaje como género pictórico independiente en Flandes alrededor de 1520. Esta breve noticia que hace a los inicios de la genealogía del paisaje dentro de la tradición occidental, interesa como punto de partida para la reflexión sobre este conjunto de pinturas sobre papel de Carlos Bissolino. Aún en las antípodas, los artistas contemporáneos que hoy trabajan en disciplinas diversas -no solo en pintura- lo hacen en el cauce de aquella tradición, dialogan con ella, le responden, la confrontan o sólo actúan en su escenario desde el presente. Años atrás y por un largo lapso Bissolino se ocupó del espacio a través de la pintura. Cuadros de marcos recortados, ilusión de espacio sobre el plano pictórico, escaleras aparentes, clima metafísico. Desde hace tiempo el artista se volcó de lleno al color, que se ha vuelto el principal protagonista de su pintura. Ha tratado telas de formato grande y mediano. En este caso se trata de gouache, témpera, acuarela, tinta, y otras operaciones heterogéneas, sobre papel. La referencia histórica del inicio de la pintura de paisaje en Occidente sirve para aproximarnos a la obra de Bissolino y a la actitud contemporánea frente al arte y la historia. Aquellas 'normas para la representación' ya no están en uso. Y, la misma representación, en el sentido de mímesis de la realidad y su correspondiente color local, ya no son tales, se han trocado por una extensa y amplia libertad. La actitud artística de Bissolino no se propone un lugar, un sitio específico, sino que son la pintura y el color que van al encuentro del paisaje. Él mismo va conduciendo a su acción en esa dirección. Su punto de partida es la exaltación casi extrema del color y la misma pintura. 'Yo estoy pintando y pienso que la pintura ya se hizo'. Estas palabras del artista expresan algo que en términos de Arthur Danto podría relacionarse con su idea de arte posthistórico o contemporáneo. Bissolino se refiere a la historia de la pintura como desarrollo con un tipo de conclusión y a la libertad, posterior a ese hipotético cierre, de echar mano de ella. El color en estas obras a través de un ejercicio hermenéutico y, como lo hemos mencionado en otra oportunidad, nos lleva al uso del color en los simbolistas. Onírico, aludiendo a lo sobrenatural, en aquellos; aludiendo al principio de interioridad, tal la expresión utilizada por Luis F. Noé en más de una oportunidad, en el caso de Bissolino. Y, también como aquellos, su pintura trasciende los objetos, las cosas, los entes de la naturaleza, los vuelve leves, no los captura, apenas los adjetiva, en el abandono de toda intención materialista. Además, aún dentro de la ganada autonomía de la pintura el artista se permite a menudo hacer entrar en su ámbito a la música. La improvisación o el jazz lo conducen a una complicidad con los juegos cromáticos que vuelca de manera simultánea en el soporte. Y, así surgen estas obras que son paisajes sin la intención precisa de que lo hubieran sido. El artista cuenta con su maestría, con su experiencia, con la asunción de la consciencia de la historia de la pintura y con la pintura como medio poético de expresión para develar una imagen del mundo. 'De hecho es así: uno actúa como un médium', musitó con discreto convencimiento.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España