Descripción de la Exposición
La Galeria Mayoral dedica una exposición al informalismo de Rafael Canogar.
Comisariada por Enrique Juncosa, la muestra se inaugurará el próximo 4 de febrero en la galería de Barcelona y se centrará en los años informalistas de este miembro cofundador de El Paso
Bajo el título “Canogar: Los años informalistas”, la Galeria Mayoral de Barcelona dedica a Rafael Canogar su primera exposición del 2021. Y lo hace centrándose en el periodo informalista del artista – concretamente en el de 1958 a 1963 – para poner el foco en cómo este fue un momento primordial por la trayectoria del pintor toledano. De hecho, fue durante estos años que Canogar logró una gran proyección internacional: participó en las exposiciones más relevantes sobre arte español de la época, como las presentadas a Nueva York en 1960 en el Museum of Modern Art, el The Solomon R. Guggenheim Museum y la Pierre Matisse Gallery.
La obra de Canogar hoy
Esta no es la primera vez que la Galeria Mayoral expone la obra de Canogar. Ya lo había hecho anteriormente a “Con la rebeldía nace la conciencia” y “Venezia 1958”. Ahora hace un año también ofreció una exposición de otro miembro fundador de El Paso, en este caso de la única mujer: Juana Francés. Esta vez, la galería dedica por primera vez a Canogar una muestra monográfica que reunirá siete pinturas. Y lo hace porque, explican los directores, “en los tiempos inciertos que nos ha tocado vivir, nos parece más pertinente que nunca dedicar una exposición individual a un artista que, tanto en su vida como en su obra, ha demostrado siempre no tener miedo al cambio. Canogar tenía solo veintidós años cuando se formó El Paso en 1957. Desde entonces ha sido siempre un artista en sintonía con su tiempo, cuya obra ha ido evolucionando al ritmo de la realidad cambiante de la situación socio-económica en la que vive y trabaja”.
Por su parte, el comisario de la exposición hace referencia a los años cincuenta y sesenta del siglo XX como un momento convulso en que la conciencia política y social fue acompañada de un deseo de innovación formal y de ruptura con la tradición. Por Enrique Juncosa, pues, este ejemplo es del todo relevante en los tiempos en que vivimos: “existe hoy, de nuevo, es cierto, una gran consciencia política que conduce al activismo, pero está siendo dirigida desde los aparatos del poder, llevándonos a una situación distópica que favorece una nueva forma de represión moral e intelectual que no tolera la disidencia. En los años cincuenta y sesenta se luchaba para ser diferente, lo que culminaría con la célebre demanda que quiso llevar la imaginación al poder durante el Mayo del 68 francés”.
Un informalismo de gestación
Canogar se adentró pronto en el mundo de la abstracción. Después de realizar en 1954 unas primeras obras de cariz expresionista influenciadas por el descubrimiento de las vanguardias internacionales y por la obra de Miró, Picasso y Braque, se sumergió en la exploración de las posibilidades creativas de la materia que proponía el informalismo. Estas nuevas creaciones - entre las que figuran las obras que reúne la exposición - constituyen lo que Enrique Juncosa considera “un momento definitorio de su carrera, y cuando siendo todavía muy joven se convertiría en un nombre central de las artes plásticas españolas”.
Así pues, en “Canogar: Los años informalistas” nos encontramos con obras sobrias y cargadas de una gestualidad intensa, deudora del action painting de la escuela de Nueva York - en especial de Pollock y de Kooning -, de las cuales se desprende el espíritu inconformista y espontáneo de su creador. Canogar trabajaba las telas planas en el suelo, aplicando pintura líquida de tonos oscuros que después escampaba directamente con los dedos, dibujando grafías y surcos como los que tan bien se aprecian en Raza (1958) o en Pintura nº 78 (1961).
Materialismo y dictadura franquista
A través de esta práctica artística, Canogar logró compaginar la experimentación artística y la necesidad de expresar su estado de ánimo en el contexto de la dictadura franquista. En este sentido, la materia jugó un papel muy importante ya que, por su carácter orgánico y mundano, rompía con la dicotomía tradicional entre abstracción y figuración y permitía la creación de un arte no figurativo próximo al espectador, como se observa en los títulos de las obras Dintel (1958) o Barbecho (1962). Piezas como Pintura nº 24 (1958), por otro lado, evidencian los juegos característicos de luces y sombras a través de los que el artista hacía surgir figuras cargadas de dramatismo.
En junio del 2018, el mismo Canogar explicaba su vínculo con la materia en una entrevista con Emmanuel Guigon al Museu Picasso de Barcelona: “Yo, como artista castellano, me siento muy ligado a la materia. De hecho, influenciado ya por las nuevas tendencias del informalismo, encuentro mi camino a través de la materia, trabajando directamente con las manos; poniendo el color sobre la tela directamente con las manos, dejando la huella, los surcos, que hacen los dedos en la materia, como referencia a mi condición de artista castellano. Es parte de mi paisaje, la tierra arada por el trabajador, que va arando y dejando su huella en la tierra”.
Con todo, la Galeria Mayoral apuesta ahora por la vigencia de Canogar hoy en día, porque es un pintor sinónimo de vitalidad, compromiso, coherencia y denuncia. Con la nueva exposición que se podrà visitar hasta el 30 de marzo, pues, Mayoral quiere contribuir a un diálogo más amplio y global sobre los vínculos irrevocables entre el arte y la vida.
EL ARTISTA
Rafael Canogar (Toledo, 1935) es pintor y escultor. Se interesó por la pintura desde muy joven y estudió el arte abstracto gracias a Daniel Vázquez Díaz, que le permitió conocer las vanguardias. Se inició en la abstracción en 1955 - año en que expuso en París y en la Bienal Hispanoamericana de Barcelona - y realizó obras informalistas, marcadas por un espíritu rebelde y espontáneo, con predominio de las texturas matéricas y rugosas, y de las tonalidades en blancos, negros, grises y pardos. En 1957 fue cofundador del grupo El Paso en Madrid, y defendió la apertura de la España franquista en el ámbito internacional. En 1956 participó en la Bienal de Venècia, donde repitió en 1958 y en las ediciones de 1962 y 1968 con sala especial; en 1958, en la Bienal de Alejandría y en la “Pittsburgh International Exhibition of Contemporary Painting and Sculpture”. Alternó exposiciones en la galería L’Attico de Roma con las colectivas de gran relevancia internacional, como “13 peintres espagnols actuals” en el Musée des Arts Décoratifs de París en 1959; “New Spanish Painting and Sculpture” en el MoMA, “Before Picasso; After Miró” en el Solomon R. Guggenheim Museum y “Four Spanish Painters” en la Pierre Matisse Gallery de Nueva York en 1960, además de “Modern Spanish Painting” en la Tate Gallery de Londres en 1962.
En 1963 decidió centrar su creación en una nueva técnica narrativa de crítica política y social, inspirándose en las imágenes de los medios de comunicación, aunque volvió a la abstracción una década más tarde, en 1975, durante un cierto periodo de tiempo. Ha recibido numerosas distinciones al mérito artístico. Su obra está presente en museos de gran prestigio internacional y en colecciones particulares de todo el mundo.
EL COMISARIO
Enrique Juncosa (Palma, 1961) es poeta y comisario de exposiciones. Fue director del Irish Museum of Modern Art de Dublín (IMMA) entre 2003 y 2012, tarea por la que recibió la Orden del Mérito Civil. Antes fue subdirector del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), Madrid, y del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM), Valencia. Ha organizado más de setenta exposiciones en museos de todo el mundo, incluidos la Tate Britain, Londres; el Hamburguer Bahnhof, Berlín; el Kunsthal Rotterdam; el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), Barcelona; el pabellón español de la Bienal de Venecia; o el Museo Guggenheim Bilbao. Ha publicado ocho libros de poemas, siendo el último Estrella rota (2021); un libro de relatos, Los hedonistas (2013), y numerosos ensayos sobre arte. Es coeditor de la revista -normal. En la actualidad está organizando una retrospectiva de Miquel Barceló para cuatro museos japoneses, y una exposición de Joan Miró para el Museo d’arte della Svizzera italiana (MASI), Lugano.
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