Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- En un homenaje a la obra y la memoria de Camín caben muchas alternativas, porque a él le interesaba todo y en todo alcanzó un alto nivel cognoscitivo. Fiel a sí mismo y a su época, huía de los disfraces y descifraba el significado interno de las cosas, sin renunciar a cualquier actividad capaz de aportarle energías. Pintura, escultura, obra gráfica, fotografía, artes aplicadas, arquitectura, diseño, ilustración, ornitología, música, botánica?los días de Camín fueron, para la mayoría de nosotros, más fructíferos que las clases de la facultad, las conferencias o los discursos eruditos. Sabía emocionarnos, transmitir su entusiasmo y beber la vida, sin prisa ni pausa, con la ilusión de un recién nacido. Esa personalidad genuina se intensificaba, vitalmente, en las reuniones con familiares y amigos de su casa-nido de Valdediós, y artísticamente, en sus trabajos más íntimos y menos conocidos. Me refiero a los papeles, soporte diario en Camín, que solía rematar la jornada recortando 'collages', dibujando, mojando acuarelas o maquetando. Así, parece lógico que, dentro de la actitud polifacética del artista, que analiza este homenaje colectivo titulado 'Camín 80', Amador Fernández y la galería Cornión hayan elegido una amplia selección de obras sobre papel. Intimismo Camín viajaba de la austeridad a la expresividad y después, bajo el 'menos es más' de Mies van der Rohe que solía reivindicar, en un ciclo sin fin que se intensificaba para volver de de nuevo al principio ('caminando hacia todos lados'), buscaba cortes armoniosos, ritmos casi musicales y melódicas simetrías. Defensor de la historia del arte, del racionalismo y de ciertos registros neoplásticos, en los papeles patentaba lecturas de direcciones múltiples, polimórficas, austeras de color pero plásticamente muy intensas. Solía decir que las formas geométricas fundamentales son más que suficiente para construir el mundo entero. Por eso, desde sus primeros angulares de papel y acero hasta sus últimos relieves, pasando por los paisajes, bodegones, bocetos o retratos que pintaba cada temporada, Camín partía de los cuerpos regulares como constituyentes últimos de su universo. En Camín la abstracción formal no existe. Era consciente de que ese esquema codificado que solemos llamar abstracción nace y existe en la propia naturaleza, y renunciaba a cualquier límite semántico o estilístico. Sus papeles, más allá de su calidad figurativa o no-figurativa, de sus licencias temáticas o de su energía nostálgica, reivindican el oficio y buscan la inmensidad, a sabiendas de que es inalcanzable. En esa hermosa lucha residía la piedra filosofal de su estética y de su ética. Tras esa substancia invisible. En pos de de lo infinito. Fidelidades De nuevo, pues, la idea de habitar. Para Heidegger, habitar es el rasgo distintivo de una manera de ser en el mundo, el ser descentrado que, consciente de su propia finitud, descubre que su lugar originario no es la seguridad de la casa, sino la existencia. En Camín el arte es también un camino, puente o umbral, liberador de ese estado de incertidumbre que no nos protege, sino que nos expone. Por eso, quizás, realizaba tantas maquetas y bocetos de sus esculturas, que se fueron guardando en su panera y que se conocieron cuando donó al Ayuntamiento de Gijón su colección particular de carteles y fotografías, que expuso parcialmente el Museo Jovellanos. Esas obras se solapaban en las horas de Camín con la realización de otras más íntimas, que resume esta exposición Camín en su papel, donde su manera de vivir el arte demuestra que los esquemas diseñados con papeles de color se nutren de la misma fuerza que los ritmos de sus hierros, y que las vetas del pino pueden vibrar en nuestras retinas tanto como las masas veladas de los lápices acuarelables. Se exhiben, además, grabados y serigrafías, y también los originales del libro 'Valdediós', de 21 x 27,5 centímetros y 96 páginas, editado en 1987 con una tirada de cien ejemplares venales, numerados del 1 al 100, y quince no venales, numerados del I al XV. El volumen se estampó con textos de Santiago Santerbás y con 34 'collages' originales de Camín, obteniendo el premio al mejor libro editado en España del Ministerio de Cultura y la medalla de bronce en la exposición 'Los libros más bellos del mundo' de Leipzig. La tendencia de Camín hacia ese intimismo habitable y sintético, en la búsqueda de una percepción subjetiva a través del color y el espacio, es la savia de su rico lenguaje visual. Esas premisas discurren paralelamente a sus fidelidades temáticas: el interés por los horizontes y los celajes, dominados aquí por nuevas luces y cromatismos cálidos; el paisaje urbano, inmenso objetivo para volúmenes y texturas; los retratos, profundos pero sobrios; el ángulo, la racionalidad, las matemáticas intuitivas de esas laminaciones caracterizadas por la condición de construcción. La exposición alterna su última producción, realizada en 2007, con piezas de distintas décadas que descubren la permanente coherencia de su espiritu. Una mano acostumbrada al modelado y la síntesis, solapando escenografías fabriles y urbanas, chimeneas, figuras, parajes montañosos, seres cercanos, la atracción de lo agreste y los escenarios rebeldes. Cada día, en sus paseos con Carmen por Valdediós, las atmósferas húmedas impresionaban la retina de Camín sugiriéndole emociones. Matices inagotables, que penetraban en las claraboyas de la casa, tributo a nieblas, nubes y brumas. Vacío y plenitud, fantasía y realidad, geometría y perspectiva. El espacio está vivo. Transparencia en los gestos. Fulgor entre las manos. Reflexión, humanidad, naturaleza. Crecen plantas, castaños, robles, cerezos, nogales, bambúes o cipreses; nacen maderas, hierros y aceros envueltos en la hiedra, como curiosas plantas transformadas a partir del diálogo, génesis de largas charlas entre materia y hombre. Germen, en fin, de estas gozadas de papel que habitan los rincones del nido caminiano.
Dibujos, acuarelas, collages, grabados y serigrafías son los protagonistas de esta muestra que tiene por denominador común el soporte de papel, un material básico, usado por Camín en el día a día y a lo largo de toda su etapa creativa, tanto para obras definitivas como proyectos escultóricos.
En su conocido ensayo 'Poética del Espacio', Gastón Bachelard dedica varios capítulos a las pequeñas cosas. 'Poseo el mundo tanto más cuanta mayor habilidad tenga para miniaturizarlo', dice. 'Pero hay que comprender que en la miniatura los valores se condensan y se enriquecen. No basta una dialéctica platónica de lo grande y de lo pequeño para conocer las virtudes dinámicas de la miniatura. Hay que rebasar la lógica para vivir lo grande que existe dentro de lo pequeño'. El pensamiento poético de Bachelard ('...cuando se ama una imagen, ya no puede ser la copia de un hecho') es aplicable a todas las artes. El filósofo francés alude también al sentido de hogar, a esa pasión por fundirse con lo que se analiza, como solía hacer Camín en cartulinas y papeles. 'La casa-nido no es nunca joven', decía Bachelard. 'Podría decirse con cierta pedantería que es el lugar natural de la función de habitar. Se vuelve a ella, se sueña en volver como el pájaro vuelve al nido, como el cordero vuelve al redil. Si se vuelve a la vieja casa como se vuelve al nido, es porque los recuerdos son sueños, porque la casa del pasado se ha convertido en una gran imagen, la gran imagen de las intimidades perdidas'. Esa imagen de una casa plena y auténtica nos resulta claramente cercana a la obra de Camín, entendida no como fruto del espacio real que tocamos, sino como idea del hogar que sentimos.
Expresar en un tono confidencial los sentimientos más secretos del alma es la base lírica de esos grandes maestros que atesoran una sensibilidad compleja, consagrada a lo íntimo, para pintar lo inmediato del ser humano, el espacio vital en que se desenvuelven las escenas. La inteligencia velazqueña o los interiores de Vermeer, Bonard y Vuillard, por ejemplo, eternizan los momentos y el calor de sus acciones con una luz tan serena como delicada. Así pintaba Camín, y de acuerdo a sus múltiples maneras expresivas, su espacio puede ser representado con cierto realismo, con o sin figuras, más o menos metafísico, o transmutar esas imágenes reales en imágenes subjetivas, estructuras más o menos efímeras e igualmente poéticas.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España