Descripción de la Exposición
Parece ser que la calma chicha es un estado de la atmósfera, del aire, cuando no hay viento, cuando hay quietud. Esto, mal presagio para los marineros, genera desasosiego, vaticina problemas. Un nerviosismo tenso, la imposibilidad de navegar. El fenómeno puede ocurrir antes de una tempestad, o después de ella. La falta de aire provoca un calor sofocante. Una situación indeseable que se presenta, de repente. Urgente. Una suerte de encierro súbito. No hay más que esperar. Que el viento sople, otra vez. Y así, seguir viaje.
Sin embargo, como todo en la etimología, en las lenguas, en el tiempo, su uso modificó su connotación. Una calma chicha ahora puede ser también paz, serenidad.
Recuerdo cuando mi mamá me decía “Ami, calma chicha” para que me tranquilizara un poco.
Mi papá tenía el sueño de llegar a Europa en barco. Como lo había hecho su abuelo Fermín Ladrón de Guevara, desde Barakaldo a Buenos Aires. Me pregunto cuántos momentos de calma chicha hubiera tenido en ese viaje.
Yo hoy, desde la proa hasta la popa, dedico cada pedacito de pintura de este barco en cuarentena a mi papá, Gustavo Adrián Gómez.
Amalia Julieta Gómez (Metrikis). Bilbao, junio 2020.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España