Descripción de la Exposición Esta muestra une a dos artistas que abordan de manera diversa la historia y la memoria. Por un lado, Pablo Bronstein nos transporta a la antigua Troya para desmantelar su mítico caballo y mostrarlo en su contradicción: se asemeja en su forma a un monumento ecuestre pero esconde una función bélica que no le corresponde. En la obra de Amalia Pica volvemos a encontrar la temática del monumento pero esta vez como objeto conmemorativo. Una escultura que recuerda un evento pasado único e irrepetible y que intenta capturarlo, plasmarlo en su forma. En la performance A B C -leído como A intersección B intersección C- presentada a principios de este año en el Museo Tamayo (Ciudad de México), un grupo de actores levanta unas formas geométricas de acrílico de diferentes colores y las reorganiza y sostiene formando unas composiciones delante del espectador que observa desde unas gradas. Pica no estableció de antemano las composiciones que surgirían de estos encuentros entre los actores. El único requisito es que nunca podía haber más de una pieza aislada de las demás. Esto deriva de la Teoría de Conjuntos que da nombre a la obra: el título señala los puntos en los que el conjunto A y el conjunto B se unen y en los que el B y el C se unen. La obra es una manifestación performática de un diagrama de Venn, que adquiere una forma física a través del cuerpo de los actores. Esta performance fue documentada con fotografías en blanco y negro, un medio nada apropiado para capturar los colores de las figuras geométricas y los cambios cromáticos surgidos de las intersecciones entre ellas. A partir de la documentación fotográfica, la artista realizó una serie de esculturas que recrean e inmortalizan las composiciones pero remueven el cuerpo. El color, elemento ausente en las fotos, se seleccionó en base a los valores de grises observados. Fue un ejercicio de subjetividad. La memoria se opone a la perfección de las imágenes capturadas. Frente a la multiplicidad de combinaciones cromáticas posibles, Pica debe elegir dando cuenta de cómo se reconstruyen las formas en la memoria y de la fragilidad de estos momentos de intersección. El video de Pablo Bronstein Trojan Horse (2003) desde su título nos remite a lo histórico. El primer cuadro es una obra de De Chirico que cumple la función de iluminar la sala de exhibición. Luego le sigue una secuencia de imágenes alternadas con planos negros. El efecto de intermitencia entre luz y oscuridad transforma el espacio en una discoteca, pero vista con ojos del siglo XVIII, del Neoclásico. La idea principal proviene de los primeros experimentos en fantasmagorías y de otros entretenimientos ópticos de esa época, en que algunas imágenes se proyectaban con luz de vela sobre las paredes. Los destellos de imágenes de esculturas romanas se combinan con elementos modernistas: flashes de colores tomados de un libro sobre Lucio Fontana. Una de las figuras recurrentes es la de una escultura de un caballo abierto y hueco que hace alusión a la leyenda de Troya. El caballo de Troya como quimera; parece una escultura, pero en realidad es un instrumento de guerra. La música que acompaña las imágenes es el tango argentino La puñalada (compuesto en 1937, con letra de Celedonio Esteban Flores y música de Pintín Castellanos). No hay razones claras y simples para el uso y mezcla de estos elementos. Es como un 'video pop' de una época previa y perdida en la historia. El video funciona también como un facsímil (las tomas son de fotografías impresas y luego filmadas) de ideas e imágenes históricas, pero que sólo nos entretiene por unos minutos.
Exposición. 16 ene de 2025 - 16 ene de 2026 / Palacio de Cristal / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España
