Antonio Murado inicia su temprana trayectoria expositiva al tiempo que termina sus estudios de Bellas Artes en la Universidad de Salamanca donde se licencia en 1988. Desde entonces, una meteórica carrera jalonada por los más prestigiosos galardones otorgados a artistas jóvenes, culmina en la concesión de la Beca Unión Fenosa con la que decide trasladarse a Nueva York donde vive y trabaja desde 1996. Arropado desde un principio por numerosas galerías tanto en España como en Estados Unidos, es uno de los pintores españoles de su generación que ha alcanzado mayor proyección internacional en los últimos años. Sus primeras obras nos sitúan ya ante una elección determinante que lo aleja de la abundancia matérica propia de la pintura de los ochenta: con lienzos intervenidos en capas finísimas de pigmentos, sin margen para la improvisación, el artista asienta su discurso en los límites previos a la aparición de ... la imagen física y siempre con la visión fotográfica como compañera de viaje. Obsesionado por la alquimia de la pintura, lleva hasta el extremo las posibilidades de los materiales, forzándolos a comportamientos inesperados, mezclando técnicas afines al mundo de la estampación con las derivadas de una intensa investigación y búsqueda de las capacidades expresivas de barnices, disolventes y resinas que culminan en la transmutación del defecto en virtud: así los craquelados, las transparencias, los borrados y las repeticiones casi obsesivas de marañas, pétalos o paisajes helados han convertido su serialidad en un recurso expresivo más.

'Bodegón, paisaxe, retrato' es la continuación natural de su última gran individual en Galicia: 'AM34x24''Vol. I' celebrada en el Museo Provincial de Lugo en 2006 en la que, como si de un diario autobiográfico se tratase, 103 lienzos recorrían, en imágenes a modo de instántaneas, los paisajes emocionales, las lecturas definitivas y los personajes más importantes de la vida del artista. A su mirada microscópica y epidérmica propia de las obras abstractas anteriores, se sumaban una gran parte de lienzos de carácter figurativo que ya entonces apuntaban las posibilidades que más tarde el autor desarrollaría. Desde la reflexión de la historia de la pintura como terreno de debate sobre sí misma y como medio de comunicación, Antonio Murado 'coquetea' con los tres géneros tradicionales del arte para revisitarlos con la coherencia del que no tiene que cambiar de 'estilo'. Bodegones, Paisajes y Retratos...