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El proceso de trabajo de Alberto Reguera, uno de los artistas que trabajan con la llamada “pintura expandida”, se inicia con la realización de sus pinturas-objeto, cajas matéricas que no tienen la "espalda" cerrada, cada una de las cuales goza de autonomía. Las obras contienen manchas gestuales, campos de color con materiales repletos de pigmentos, y texturas aterciopeladas que se desbordan por los lados.

Una vez realizadas, Reguera investiga el entorno, el espacio concreto donde van a instalarse las piezas, que se van agrupando por “familias”, en composiciones armónicas y equilibradas. En el Scuplture Square de Singapur, concretamente, se expondrán simultáneamente varias de estas “familias”: en total más de treinta pinturas-objeto de formato pequeño y mediano, que buscarán interactuar con el entorno, diseñado con unas peculiares formas ojivales.

Una vez instaladas, las ... cajas/pinturas tridimensionales establecerán otro diálogo, esta vez con el propio espectador, que observará escenarios distintos, diferentes encuadres, según se desplace a través de la sala. Observará una serie de poliédricas que (en una sucesión de combinaciones cromáticas) crean la sensación de querer escapar de sus propios límites, de ir más allá de sus propias formas. La sensación de profundidad se logra gracias a la interacción de unas formas que el ojo va enlazando y al contraste entre los pequeños volúmenes de los cuadros-objeto y la gran dimensión del espacio circundante.