Se ha dicho que Barcelona es, hoy por hoy, la ciudad más «completa», tanto en el sentido cultural como económico, y, por consiguiente, la más habitable de todo el litoral mediterráneo. Los motivos de semejante dictamen se desprenden de algunos de los temas que Cuervo ha elegido pintar. Aquí vemos los modernos edificios heredados de los Juegos Olímpicos, y también figura una imagen de la Pedrera, obra emblemática de Gaudí, pero sin dar apenas cuartel a la idea establecida de lo pintoresco. Cuervo pretende enaltecer la vitalidad de la Barcelona contemporánea, en vez de regodearse en su pasado. Intuye que buena parte de esa vitalidad se deriva de la relación que la ciudad tiene con el mar, que le induce a volver la mirada hacia afuera, en vez de hacerlo hacia adentro.

Es asimismo consciente de que las actuales construcciones ... de hormigón y cristal, a menudo objeto de denuncia por parte de los puristas arquitectónicos, brindan verdaderas oportunidades al artista capaz de concebirlas como una serie de concisas formas geométricas que con frecuencia se relacionan, sorprendentemente, de forma ligeramente sincopada. Para el artista, estas secuencias reflejan los ritmos subyacentes de la vida contemporánea.

Los cuadros de Cuervo proporcionan un espejo en donde reflejarse la principal ciudad de Cataluña, que lleva décadas reinventándose. Al igual que los cuadros de Dresden de Bellotto, ejecutados a mediados del siglo dieciocho, conforman una serie de cápsulas del tiempo que captan un determinado instante en el proceso de urbanización de la ciudad, de tal manera que adquieran un valor histórico duradero, al tiempo que alegran la vista con su juego subyacente de formas abstractas que se desplazan sutilmente.

Extracto del texto del catálogo escrito por Edward Lucie-Smith