Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Alberto Acinas y sus inquietudes, lógicas desde su visión como artista, le han llevado al cambio de escenario y de actividad en varias ocasiones. De su paso por Madrid tras concluir sus estudios de Bellas Artes, queda su extensa obra, un tanto primitivista quizá, pero fundada sobre la experiencia del recurso urbano del recién llegado. Época mística según sus propias palabras, pero llena de recursos terrenales y quizá premonitorios de lo que será su estancia actual en la selva mejicana. Su paso por Berlín, cargado de alusiones a la espesa vegetación del trópico fue su segundo acto, antecedente inconsciente del hallazgo de las selvas de sur y este de Méjico. Es aquí donde muestra su último hallazgo creativo. Primero en la ciudad y después en la selva. México DF, su gentío, su ruido y su popular niebla contaminada parecen a ojos de Acinas como actores indispensables y dignos de un paisaje mordido por las siluetas de los tinacos (depósitos de agua) sobre los tejados. En DF se involucra y su pintura es testigo de la alta concentración de estímulos que recibe. Igual que dignifica el hecho humano de la gran aglomeración, hace lo propio con el bosque tropical de Chiapas o Nayarit, estados donde concentra su actividad más naturalista y a la vez salvaje. Pinta mujeres aborígenes, plantas carnívoras, insectos, en fin, todo aquello susceptible de ser rechazado por una civilización que le debe mucho a las raíces certeras de lo más telúrico y escaso que nos queda. Ahora toca el turno a la exploración de sus últimos trabajos aquí, antes de comenzar una nueva experiencia mejicana.
La muestra la compone media docena de telas sin enmarcar, en bruto y una selección de papeles. Su técnica, el óleo, transfiere al soporte un halo graso que imprime una base de discusión coherente con el discurso buscado.