Descripción de la Exposición
Buenos Aires, a diferencia de las capitales de los entonces ricos virreinatos de México y del Perú, no conoció mayores elementos decorativos en su arquitectura hasta comienzos del siglo XIX.
Hasta entonces los mayores lujos que sus vecinos podían permitirse para embellecer sus casas se reducían a los techados de tejas, algún modesto coronamiento, alguna pesada pilastra, puertas pintadas de verde y rejas con sencillas eses por todo trabajo artístico. Pero los primeros años de ese siglo, con sus ideales de libertad, trajeron aires de remozamiento y un cierto eclecticismo romántico, que fueron ganando lugar en el estilo de las construcciones y en la decoración de los edificios.
Aparecieron cancelas de hierro de origen sevillano, en los patios se reemplazó el empedrado por el ajedrezado en mármol blanco y negro y tanto en la arquitectura civil como en la religiosa, aparecieron elementos decorativos hasta entonces raramente usados, entre ellos, el azulejo.
Los primeros – y escasos – azulejos utilizados en la ciudad, fueron de origen español (catalanes, valencianos y sevillanos) y napolitano, pero en la medida que creció el rechazo por aquello que evocara los tiempos de la colonia y se acentuó el gusto por lo francés, la preferencia en materia de azulejos se orientó a los fabricados en ese país, en particular hacia los producidos en la pequeña villa de Desvres, en el Departamento de Pas-de-Calais.
A diferencia de los azulejos españoles y napolitanos, los azulejos franceses – también llamados “azulejos stanniferos” por su fondo hecho a base de óxido de estaño – no estaban pintados a mano sino decorados con el método de plantilla calada y al resultar más económicos su uso comenzó a popularizarse a partir de mediados del 800, no solo en Buenos Aires, sino también en muchas ciudades del interior.
Y si bien su aplicación no alcanzó a la difusión que tuvo en viviendas particulares en Montevideo y otras ciudades de Uruguay, si fue muy utilizado para la decoración de cúpulas y cupulines de templos religiosos, como todavía puede apreciarse en la Catedral Metropolitana y en las iglesias de Montserrat, de la Concepción y de San Miguel, entre otras. El azulejo de Pas-de-Calais tenía tres características distintivas: su fondo era generalmente de un color blanco lechoso, los colores predominantes de los motivos eran azul o morado y los dibujos estaban compuestos por líneas entrecortadas, puntos o pequeños dibujos
Premio. 27 ene de 2025 - 10 mar de 2025 / Vitoria-Gasteiz, Álava, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España