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La obra de Ana Nuño es una perenne búsqueda por plasmar sentimientos y emociones en constante evolución. Este continuo transitar, desde la abstracción, es su única manera de entender la eternidad. Principio y fin. Infinitas veces. Eterno retorno. Su pintura pretende expresar precisamente estas polaridades. Comienzo y final, muerte y vida, en una profunda armonía. Únicamente explorando en ese equilibrio, encuentra la belleza y multiplica lo adquirido en su evolución como artista. A través de una técnica que mezcla sutiles manchas con marcadas líneas, enfrenta ambos elementos, encerrando formas o haciéndolas escapar, para crear sinuosos movimientos, que parecen deslizarse por el lienzo hasta encontrar su ubicación definitiva. Aparece así ante nuestros ojos un misterioso, desconocido y ... evocador universo. Decía Aldous Huxley que 'por expresivos que sean, los símbolos no pueden ser las cosas que representan'. De la misma forma, Ana Nuño inventa un lenguaje personal, un mundo propio, escapando de convencionalismos simbólicos en su pintura y abandonando todo concepto preestablecido. Sus creaciones consisten en una combinación entre intención y expresión, energía y serenidad. La conexión entre arrebato emocional y lírica abstracta, que pule hasta conseguir esa perseguida armonía. Sólo en ese sendero, puede surgir algo auténtico.