Descripción de la Exposición
Madrid 1 Julio 2024.- El Museo La Neomudejar fiel a su espíritu rupturista, trae a Madrid la exposición “Átopos, lo no transitado” del escultor valenciano Rafael Blasco Ciscar. Un trabajo que ahonda en dialogo profundo con la estética del contenedor de la antigua nave ferroviaria de finales del XIX. Comulgan tanto e espacio como la obra del escultor en la ruina, como espacio de contemplación. Como tiempo oportuno para reflexionar de donde venimos, que nos han aportado aquello que transitaron por estos mismos espacios, que huella podemos rescatar para nuestro presente. “-Las ruinas antiguas o modernas son el lugar perfecto para la contemplación y la reflexión, refugio donde experimentar el desarraigo y la atemporalidad. Nos confrontan con la decadencia, con la vida y la muerte, el paso del tiempo, con ese “tiempo puro” del que hablaba Marc Augé o ese sentimiento de “extrañeza por el hecho de estar mas próximas en el tiempo” al cual se refería María Zambrano cuando reflexionaba sobre las ruinas modernas.” Comenta el joven escultor Valenciano.
Y es que la obra que se nos ofrece como una escenografía comisariada de volúmenes, es una invitación a vivencial una experiencia diferencial en dialogo con la memoria atemporal de una existencia en ese territorio que alude el título de lo no transitado.
Las ruinas también nos carean con el desastre, esa noche oscura, sin astros, producida por alguna catástrofe o conflicto bélico. Sin otra razón de ser que la de ya no ser, quien las busca, o las encuentra tan solo puede paladear la sobriedad de la nada. Terrenos baldíos, ruinas modernas, construcciones inacabadas, espacios residuales; todos ellos invitan a la reflexión sobre el concepto de estar “fuera de lugar”.
Deambular por el vertedero es salirse del flujo de producción, de consumo y de transacción monetaria. En dichos lugares prima la casualidad frente a la causalidad, nunca sabes lo que te puedes encontrar, nada te viene dado y organizado, todo lo contrario, predomina el caos y el efecto sorpresa. Uno se encuentra rodeado de fragmentos dotados del poder de la emancipación tras haberse deshecho de la unidad impuesta. Esto propulsa la imaginación y puede generar imágenes que, de estar el puzzle completo, no se darían. En ellos recojo parte de los materiales que luego introduzco en mi práctica escultórica.
Atravesar el vertedero es como caminar por encima de una gran urticaria aparecida en el paisaje, lo cual nos remite a la palabra “Atopía”, que viene del griego a+topos, “sin lugar”, “desubicado”. En medicina, se emplea para referirse al tipo de mecanismo inmunitario que presentan las enfermedades por atopía, las que constituyen un tipo de trastornos alérgicos mediados por el efecto de anticuerpos IgE sobre las células.
Estas dos derivas, por paisajes del abandono y vertederos, conllevan a la reflexión sobre la simbiosis arquitectura/naturaleza, orgánico/industrial, orgánico/arquitectónico…dentro de esta deriva de producción el visitante descubrirá diversas series como. La serie “Structures”, “Respiraderos”, “Cimientos” o “Pedazos de carne”
El átopos es aquello que, como escribe Byung-Chul Han en “la agonía del Eros”, se sustrae a la actual cultura del constante igualar, representa la negatividad del otro, la cual “conduce y seduce el pensamiento a través de lo no transitado, de lo otro atópico.”
Quien transite por esta exposición se encontrará con formas muy diversas que nos devuelven una mirada, para nada pasiva sino, más bien, una especie de chillido seco. Se toparán con una versión siniestra de la adaptación al “Chthuluceno” propuesta por Donna Haraway, con objetos mas propios de “la zona”, aquel páramo inventado por los hermanos Strugatski, al cual acudían los Stalker en busca de los restos de un picnic extraterrestre, formas orgánicas que recuerdan a las generadas por Saul Tenser en la última producción de Cronnenberg, o con figuras “metamorphas” como las que atribuye Stanisław Lem al océano del planeta Solaris.
Obviamente, hay algo de alienígena en las formas escultóricas de la exposición tanto desde el significado etimológico de la palabra (del latín “el/lo otro, extraño, ajeno”); como desde el uso más reciente de dicha palabra, algo que no es de nuestro planeta.
Se genera así una disyuntiva entre lo que estimula nuestra curiosidad y deseamos poder nombrar y lo que realmente es. Al sustraerse al lenguaje y escapar a cualquier definición, nos vemos frente a un átopos, algo carente de lugar.
Podemos decir que la exposición se compone de cinco series escultóricas y una serie fotográfica:
“Metáforas del tránsito” la más lejana en el tiempo, responde a preocupaciones de carácter existencialista, las cuales a través de la figura del carro trataba de representar aquel sentimiento absurdo que Albert Camus se preocupó en retratar en “El mito de Sísifo”. El carro es a la vez vehículo para avanzar(vida) y ataúd(muerte) y carga con una roca, en alusión al castigo impuesto a Sísifo por los dioses, lo absurdo de la existencia, que es, sin embargo, una vez hemos tomado consciencia de ello, lo que va arando nuestro camino.
“Structures”, “Cimientos”, “Respiraderos”, “Carne atópica” son series que aunque difieran formalmente responden a los mismos conceptos, y que con el tiempo han acabado fusionándose en piezas como “Tríceps”, “Acrídido”, “Trouble” o “Umbral del desollado”.
La exposición transita por diversas series de producción que enlaza desde discursos conceptualmente impecables y es que la obra de Rafael, es diferencial y se nutre de un cruce teórico de una profundización poco habitual en su generación. “- Me interesa mucho, a la hora de construir, el hecho de generar cierta ambigüedad entre el material escogido y los tratamientos que le son aplicados. Busco crear objetos que me seduzcan y me sorprendan por su propia fisicidad, que me generen cierto extrañamiento, que se me aparezcan como aliens hacia mi mismo; habiendo llevado uno u otro material al extremo, o hibridando distintos materiales con distintas particularidades.” Comenta Rafael Blasco Ciscar.
Dicho esto, “Umbral del desollado” por ejemplo, es un ejercicio formal en el que, de alguna manera, se alude a construcciones antiguas reconocibles como son los megalitos pero, cuando observamos la textura que impregna toda la forma nos percatamos que tiene más que ver con la de un cuerpo humano mutilado que con las características minerales de los dólmenes.
Este viaje de ida y vuelta entre un pasado ancestral, un presente fuera de lugar y un futuro inimaginable nos devuelve de nuevo a ese tiempo sin historia.
Sobre la producción última el artista nos menciona “Entre las piezas más recientes, podríamos decir que creadas ex profeso para esta exposición, se encuentran los “Túbulos”, una serie de formas orgánicas más parecidas a algún tipo de intestino, de ahí que su nombre haga referencia al sistema excretor y osmorregulador presente en insectos, miriápodos, arácnidos y tardígrados; que a una criatura autónoma. En algunos casos, sin principio ni fin, cual ouróboros, se nos presentan en ese bucle de autofagocitación.” El imaginario escultórico y fotográfico de Rafael Blasco Ciscar plantea figuras y situaciones donde lo orgánico y lo industrial entran en simbiosis generando desconcierto entre un sentido/función pretérito y una percepción actual incompleta.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España