El trabajo de Katharina Grosse pretende investigar las posibilidades de la pintura desde el momento actual. Su trabajo alcanzó una gran difusión pitando con compresor, no solo sobre lienzo o papel, sino también sobre los muros, las habitaciones e incluso lo muebles. Desde ese momento ha seguido ampliando esa experiencia con nuevas incursiones espaciales.

Al liberarla del soporte plano tradicional abre la puerta a nuevas posibilidades.

La capacidad expresiva del trazo y del gesto; los cambios en el color según la incidencia de la luz en las distintas superficies; el detalle en las texturas de acuerdo con la lejanía o cercanía del espectador son algunos de las características que se disparan en estas obras. Pero también las sombras, la relación entre los objetos, el orden o la trama.

La artista se niega a calificarlas de "esculturas" o "instalaciones" al entender que lo fundamental es la pintura y que son sólo las superficies lo ... que cambia. Sea plano, esférico o irregular, es sólo un soporte y los valores siguen siendo los propios de la pintura en su aspecto mas básico.

Para la Fundación Serralves, Katharina Grosse ha realizado una intervención condicionada por la potencia del espacio expositivo, que le resultó desde un principio "irritantemente grande". Así, cubre el suelo con una superficie que también pinta y distribuye sobre ella esferas y ovoides que se relacionan, tanto con formas geométricas como naturales. El espectador, al penetrar en el espacio y moverse alrededor de las estructuras, tendrá acceso a una experiencia cambiante del acto pictórico.

En esta obra continúa la línea expositiva que inició con su obra "Faux Rocks" en la galería Helga de Alvear en Septiembre de 2006 en la que comenzó a trabajar con grandes estructuras esféricas.