Descripción de la Exposición
Casa de Indias es un espacio doméstico y expositivo en El Puerto de Santa María, y la exposición “Arte para una nueva era” ha sido adaptada a este contexto. La que fuera vivienda del dramaturgo Pedro Muñoz-Seca y luego casa-museo dedicada a su memoria, es hoy un espacio que acoge la colección de arte contemporáneo de César Jiménez y Lola Martínez-Rivero, quienes han reformado este espacio para albergar un híbrido entre hotel boutique, museo, centro de arte contemporáneo y residencia artística. El arte y la vida aquí sí están muy unidos.
El artista gaditano Daniel Silvo propone, para esta casa tan especial, una reunión de obras realizadas entre 2014 y 2020 que reflexionan sobre los conceptos de cambio de era y de valores culturales, la idea de colección, la conservación y reproducción de la obra de arte, la función social del coleccionismo, el peligro que supone la especie humana para el cuidado del planeta o el concepto de vestigio cultural tras una catástrofe natural.
En los últimos meses hemos experimentado la arquitectura de nuestros hogares de una manera diferente, propia de una tipología arquitectónica para la cual no estaba diseñada: la del búnker. Nuestro refugio ha sido la casa, y en ella nos hemos descubierto frágiles. Casa de Indias ha sido el refugio de Lola y César durante estos últimos tiempos de aislamiento, y ahora este espacio acoge la exposición “Arte para una nueva era” de Daniel Silvo. La colección de César y Lola dialoga con las obras de Silvo, quien presenta copias sobre materiales perdurables de obras de arte emblemáticas del siglo XX realizadas en vídeo, fotografía y formatos digitales y magnéticos.
Sobre la exposición
“Arte para una nueva era” es una exposición formada por piezas de vídeo, obra gráfica, bajorrelieves sobre mármol, papel amate, plástico y piel, collages y una perfomance. El recorrido conceptual comienza con el vídeo Casa, búnker, ruina (2014), una obra en la que la arquitectura neoplasticista de Rietveld se ve obligada a transformarse en un búnker, subvirtiendo así los principios estéticos y programáticos sobre los que se sustenta el Neoplasticismo. También en el vídeo vemos cómo unos coleccionistas, ante la inminente destrucción de su colección, deciden hacer copias apresuradas de las obras. Estas copias son las que encontramos en la exposición: las obras en vídeo de Julian Opie, Marina Abramovic, Bill Viola o Pipilotti Rist encuentran su doble en materiales más resistentes.
La performance será protagonizada por los coleccionistas que dan sentido a este espacio, y su colección será también protagonista en la muestra. Los meses de encierro que ha vivido esta casa dota de un significado atípico a esta exposición. La residencia que ha albergado una vida de recogimiento forzado en estos últimos meses recibe ahora una exposición vinculada al concepto de búnker. La muestra narra, utilizando una estética propia de la Guerra Fría, el aislamiento de coleccionistas y piezas artísticas: vidas y obras de arte en peligro de desaparición a causa de una catástrofe de dimensiones globales. El paralelismo es evidente: la Guerra Fría sumió al planeta en la incertidumbre de una posible destrucción nuclear; esta nueva pandemia nos ha recluido en nuestras casas, con el miedo de no regresar nunca a una vida normal y sin peligro.
Una de las hipótesis que defiende esta exposición consiste en que la máxima “la forma sigue a la función”, acuñada por Sullivan y defendida por el movimiento moderno en arquitectura, debería reformularse. La función se ve alterada desde el momento de realización del proyecto hasta la ocupación y el uso reales del edificio proyectado. La forma está diseñada para un uso ideal, y posteriormente su uso real cotraviene, en la mayoría de los casos, aquél para el que estaba pensado el edificio en un origen. La historia nos ha dado hermosos ejemplos, sobre todo en tiempos de guerra: palacios transformados en polvorines; cuadras convertidas en barracones para los soldados; iglesias reformadas en bares o discotecas; contenedores para el transporte de mercancías utilizados como galería de arte... En estos últimos meses, nuestras viviendas han sido nuestro búnker, pero no están preparadas para ello.
“Arquitecturas para una pandemia” es un proyecto que quiere continuar la línea de investigación que el artista lleva a cabo desde 2012 sobre la incertidumbre durante la guerra fría y la estética del miedo. En “Casa, búnker, ruina” (2012) observa lo inadecuado de la arquitectura neoplasticista de Rietveld para afrontar una catástrofe nuclear; con “Plattenbau” (2013) transforma las grandes construcciones soviéticas de hormigón, llamadas brutalistas, en cuidados muebles de diseño; en la serie de fotograbados “Búnkers” (2014) utiliza mobiliario de las primeras marcas de diseño para construir parapetos de protección contra un enemigo tóxico indeterminado. Estos trabajos adquieren nuevos significados en el contexto geopolítico y sanitario actual, y dan pie a la elaboración de esta exposición, “Arquitectura para una pandemia”, que retoma las ideas de fragilidad, arquitectura errónea, conservación de la vida, miedo a la muerte y política de bloques. Nos hemos refugiado de un virus que se propaga por nuestras ciudades provocando el estado de alarma, la caída en picado de nuestra economía, del consumo, de la movilidad... y produce una forma de vivir la ciudad con desconfianza y temor.
Otro de los objetivos de este proyecto es resignificar las arquitecturas generadas en el contexto de la Guerra Fría y analizar las similitudes que puedan tener con el miedo global que nos mantiene actualmente en un permanente estado de inseguridad. A través de collages y utilizando las imágenes manipuladas de las revistas Domus y Architecture d’ajourd’hui de los años 50, 60 y 70, construyo un relato del miedo y del refugio.
Sobre las obras de la exposición
“Conservación” es una performance en la que los coleccionistas son cocreadores de la pieza. Sobre la pared de Casa de Indias, ellos dibujarán dos de las obras de su colección. El dibujo será aproximado, ya que no se trata de copiar fielmente la pieza seleccionada sino simplemente de conservar la idea que se desprende de la obra original. Este dibujo será marcado por Daniel Silvo con un punzón, creando una muesca sobre la pared con el dibujo señalado por los coleccionistas. Se coloreará y cubrirá con Aguaplast, pintando posteriormente la pared del color original. De este modo, bajo la pared de Casa de Indias quedará un vestigio oculto de dos de las piezas de la colección de César y Lola.
“Casa, búnker, ruina” es un vídeo de 30 min. que relata tres historias: en la primera, una familia joven trata de refugiarse de un desastre universal dentro de una arquitectura neoplasticista. La segunda cuenta la manera en la que una pareja de coleccionistas se refugia en un búnker y piensa maneras de conservar su colección de arte y su propia vida. En la tercera parte, en un escenario postapocalíptico, unos niños descubren los vestigios de esa colección de arte, provocando la construcción de un nuevo relato a partir de la interpretación libre de esas imágenes.
El tríptico “Búnker” propone tres maneras de utilizar el mobiliario de diseño de Vitra y de diseñadores prestigiosos del siglo XX para protegerse de una pandemia. Tres fotograbados con monotipo muestran nubes tóxicas de color rosa, verde y amarillo que amenazan la vida de las personas.
La serie “Copy” está compuesta por un grupo de obras que copian, sobre diversos materiales y superficies, piezas relevantes de la historia del arte de finales del siglo XX. Julian Opie sobre piel de carnero, Marina Abramovic en papel amate mexicano, Francis Alÿs sobre piel de pescado o Bruce Nauman recreado sobre un material aislante son diferentes modos de preservar obras que, en su origen, buscan poner en cuestión la materialidad de la obra de arte y por tanto su conservación. A partir de los 60, los artistas plantean maneras de combatir los principios de conservación tradicionales, establecidos por la institución museística y el coleccionismo privado. Con esta serie, Daniel Silvo quiere reconsiderar estos principios y subvertir la idea de conservación que el sistema arte ha fijado desde sus orígenes más lejanos en la historia.
“Archivo plástico” es un ensayo para la conservación de obras de videoarte clave para comprender el arte contemporáneo. Piezas de Francis Alÿs, Bill Viola, Mariko Mori, o Sam Tylor- Wood son traducidas a dibujo sobre superficies plásticas recicladas. Lo que originariamente es un problema para el entorno natural, se convierte aquí en la solución para la conservación de la materialidad de las obras de arte más frágiles del arte actual: el vídeo.
Sobre el autor
Daniel Silvo (Cádiz, 1982) ha expuesto de forma individual en el C3A (Córdoba, 2016), la Fondation Suisse (París, 2015), el Centro Cultural de España en México DF (2013), las galerías Slowtrack (Madrid, 2016), Isabel Hurley (2017, 2014 y 2012), Marta Cervera (Madrid, 2011) o el Centro de Arte Joven (Madrid, 2007). También ha participado en muestras como Hors Pistes. La luna, espacio imaginario por defender (Centro Pompidou de Málaga, 2019), The Research Pavilion (Bienal de Venecia 2017), Bienal de Coimbra (2016), Ondas en expansión (CAAC Sevilla, 2012), Monocanal (MNCARS, 2003), J’en Rêve (Fondation Cartier, 2005) o The Artist Cinema, en FRIEZE Art Fair (Londres 2005), entre otros.
Ha recibido galardones como la beca BBVA de videocreación (2014), premio Generación 2012 Caja Madrid, accésit en el Premio ABC (2009) o el Primer premio en Generación 2005 Caja Madrid, entre otros. Ha realizado residencias de creación e investigación en instituciones de Berlín, Aix-en-Provence, San Luis Potosí, Madrid, Bilbao, Cuba y Utrecht.
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