Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La negación y la poca valoración hacia los artista que en general se tiene, se ve reflejada en muchas circunstancias. Hay quien considera que el arte es gratis y como tal algo no valioso, pues confunden valor con precio. Que el artista es un disminuido físico incapaz de relacionarse con su entorno, nos llaman pintamonas y otras cosas, nos utilizan como florero. Ignoran que nosotros los observamos y sabemos la vileza de sus actitudes pequeñas burguesas contentándose con las reproducciones fotográfica de cristos, macetas y balcones como si fueran unos adolecentes perpetuos incapaz de madurar y enfrentarse a algo que necesita más de 3 segundo de atención. Tienen la cabeza llena de ruido que les impide encontrarse con el yo profundo de sus miserables vida. Dominado por el canibalismo de imágenes, se queden ahí sin más trascendencia que el chiste fácil, imposibilitado para pensar y escuchar la voz interior de sus egos inflados por la desesperación del vacío. ¿Qué hacer? Escupirle en los ojos y que la saliva que en ellos caiga le abra las aguas del Mar Rojo, para transitar hacia el lugar donde el artista verdadero le espera para darle el verbo que ellos perdieron hace ya mucho tiempo. Pero el artista es una persona doliente que tiende al conformismo, para ser aceptado por la bulla que le precipita hacia el ARTE AMABLE. Tener reconocimiento y acomodo en una sociedad, que busca el hedonismo fácil y rápido, niega la mirada del artista sobre la verdadera profundidad del tajo que hiere el corazón y cercena los miembros, le corta las orejas e intenta cegarlo con billetes de 500 euros. Benditos billetes, con su color y textura, dádmelo a mi, necesito mucho y en cantidad, para restregarlo en las fachadas de esta ciudad que olvida que nosotros somos su conciencia, su futuro y lo que quedara de estos tiempos. Los tiempos transcurren con la esperanza de algo nuevo, y cuando ves la mezquindad de lo nuevos, los jefecillos del cotarro, te desespera, todo sigue igual. Perrillos falderos que no crean controversia porque serán arrinconados y cuyo fin es encontrar acomodo en el sistema, arropados en las técnicas que no saben romper por si así los dejan de querer. Pero esto no son los verdaderos artistas, el arte es transformador, hace avanzar a la sociedad, y los que llegan hasta aquí sufren la incomprensión, lo malo que la voluntad de progreso que lleva la nueva propuesta se debe imponer a todas las vicisitudes que a veces son insuperable y caen en el objeto amable, en el arte amable, digerible como una hamburguesa del Burger King, apetecible pero después de ingerirlo te deja vacío. Hagamos ARTE AMABLE, nos encontraremos al calor de una sociedad que nos acepta porque no ponemos en cuestión ningunos de sus terribles principios, pilares hundido en el fango de la desidia y la desesperación, a la espera del próximo...
Acuarela y obra gráfica.