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Ars Splendens. Las producciones artísticas del Maestrazgo. Siglos XIII al XVI

Exposición / Museo Goya - Colección Ibercaja / Espoz y Mina, 23 / Zaragoza, España
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Cuándo:
11 ago de 2009 - 10 sep de 2009

Organizada por:
Museo Goya - Colección Ibercaja

       


Descripción de la Exposición

Ars Splendens. Las producciones artísticas del Maestrazgo. Siglos XIII-XVI, se plantea desde la Fundación Blasco de Alagón, el Plan de Gestión Integral de Bienes Culturales de la Comarca del Maestrazgo y la Obra Social de Ibercaja, con el objeto de potenciar estrategias de desarrollo del patrimonio a partir de un proyecto de carácter territorial que analiza, con seriedad y rigor, los recursos culturales y patrimoniales y su posible promoción socioeconómica. Todo ello sobre la base de una utilización racional de estos riquísimos recursos, y siempre dentro de un modelo de desarrollo sostenible y endógeno, respetuoso con las piezas y las comunidades a ellas vinculadas. Ars Splendens se vertebra en torno a una pieza imprescindible del patrimonio del Maestrazgo, la Tabla del Martirio de San Sebastián datada hacia 1240, hoy propiedad del Ayuntamiento de Mirambel, pero procedente, casi con absoluta seguridad, de la primitiva ermita de Santa Catalina Virgen y Mártir. En torno a esta pieza pivotan un total de 15 obras capaces de permitir a los visitantes adentrarse en un espacio y disfrutarlo, acceder a fragmentos de patrimonio que antes existían en un total desorden, o no eran accesibles o estaban mal comunicados. Las piezas aquí reunidas plantean la necesidad de analizar la Comarca del Maestrazgo como un espacio vivo de la memoria, de una memoria entendida como la base imprescindible para el desarrollo local.

 

Ars Splendens es la punta de iceberg de un proyecto mucho más amplio que persigue fomentar el interés y el amor por estas obras entre nuestras instituciones y particulares. Actualmente la Comarca del Maestrazgo es una de las áreas más deprimidas del territorio europeo, con una marcada despoblación, un alto envejecimiento de su población, un notable déficit de infraestructuras, etc.

 

El itinerario de Ars Splendens se ha gestado después de tres años de intenso trabajo en que se han localizado, restaurado y puesto en valor un total de ocho piezas, de entre las dieciséis que ahora se muestran. Actuaciones en las cuales se han recuperado páginas de nuestra historia desaparecidas durante siglos. Imprescindible es este proyecto, no sólo porque este legado cultural queda asegurado a las próximas generaciones, sino también porque ha permitido recobrar obras de arte que se daban por perdidas o eran desconocidas. Ése es el caso de la impresionante Tabla del Martirio de San Sebastián (1240), o las vigas policromadas de la iglesia de Nuestra Señora de la Carrasca de Bordón (1250).

 

Una riqueza artística que, después de años de oscuridad y olvido, se presenta ahora con su singular fuerza y que, sin duda, sorprenderá a todos. La puesta en valor de los bienes que se exhiben en la muestra ha supuesto la intervención en una serie de piezas, principalmente pintura sobre tabla, que cautivarán a los visitantes por su recobrada belleza y calidad artística. Un patrimonio que surge, desde tiempos ancestrales, en estos parajes íntimamente ligados a la vida cotidiana de sus habitantes. Por vez primera, estas piezas abandonan el Maestrazgo para reivindicar la riqueza de un territorio fundamental para entender la extremadura aragonesa entre los siglos XIII y XVI.

 

Todas y cada una de las piezas exhibidas son imprescindibles para comprender el Maestrazgo. Así lo es la Tabla del Martirio de San Sebastián de Mirambel, dada por desaparecida en la última guerra civil, y ahora localizada y restaurada. La tabla, perteneciente a un pequeño altar móvil, se ha datado en torno a 1240 y se ha ligado a la primitiva ermita de Santa Catalina, el derribo de la cual supuso la ira del papa cismático Benedicto XIII y la consiguiente excomunión de la población en 1413. Excomunión sólo redimible a través de la construcción de un nuevo templo, que todavía ha llegado hasta nuestros días, fagotizado en el conjunto del convento de Santa Catalina Virgen y Mártir.

 

Mención especial merece la imagen de Nuestra Señora del Cid del primer cuarto del siglo XIII. En el Maestrazgo, como ocurre en toda la Corona de Aragón, con la llegada y establecimiento de los cristianos se multiplican y difunden imágenes de culto, de mayor o menor tamaño, veneradas como auténticos iconos y que se presentan en la historiografía mediante leyendas o hallazgos milagrosos. Así el Maestrazgo cuenta con las imágenes de Nuestra Señora de la Carrasca, cuyo hallazgo se data en 1212 en un carrascal de Bordón, y Nuestra Señora del Agua en Castellote. Por otra parte cabe destacar a Nuestra Señora de la Naranja en la próxima localidad de Olocau del Rey, ya en la provincia de Castellón, o a Nuestra Señora de la Balma que, si bien también pertenece a Castellón, ha estado desde su origen estrechamente vinculada al Maestrazgo.

 

La imagen de la Virgen del Cid, o del Alba, advocación bajo la que aparece en la documentación más antigua, sigue el modelo iconográfico de la Maiestas Mariae, es decir, sentada en un trono con el niño que a su vez aparece sentado en su regazo. Con la mano izquierda la Madre sujeta a Jesús, mientras que con la diestra sostiene un orbe. Este tipo de representaciones prolifera a finales del siglo XII y principios del siglo XIII como un fenómeno europeo que se enlaza con la necesidad de la Cristiandad de conocer más aspectos de la presencia física de Cristo, los cuales se relacionan íntimamente con la figura de la Virgen. Estamos ante una representación caracterizada por la rigidez, el hieratismo o la frontalidad que responde al misterio de la Encarnación y al deseo de la Iglesia de explicar a Cristo Hombre a través de la Inmaculada Virgen María.

 

Varias son las imágenes marianas que se pueden relacionar con la Virgen del Cid, desde la estrecha relación formal que guarda con la Virgen del Agua de Castellote cronológicamente posterior pero cercana en su modelo iconográfico, hasta las imágenes de la primitiva imagen de la Virgen de la Balma de Zorita o la Virgen de la Naranja de Olocau, además de las imágenes desaparecidas, como es el caso de la Virgen de las Nieves de la Mata.

 

También han sido recuperados para este proyecto los tres fragmentos de vigas procedentes de la primitiva techumbre de la iglesia de Nuestra Señora de la Carrasca de Bordón. Éstos fueron localizados embebidos en el muro del camarín de la Virgen. Tras la aparición de la talla en 1212, la devoción a la misma fue incrementándose paulatinamente hasta hacer que la primitiva y pequeña ermita fuese insuficiente. Esto hizo que se optase por la construcción a mediados de siglo de una iglesia que originariamente debió de tener techumbre de madera sobre arcos diafragma, arcos que todavía se conservan bajo la actual bóveda de cañón apuntada. La construcción medieval original estaría compuesta por cuatro crujías, con cuatro arcos de diafragma apuntados soportando la techumbre de madera, que se dispondría a dos aguas. Los fragmentos localizados pertenecientes a esta antigua techumbre presentan restos de policromía definiendo cuadros escénicos con las representaciones de ángeles alados, un obispo en actitud de bendición, un cortesano, etc., alternadas con motivos vegetales, geométricos, chillas y animales. Las vigas cabe enmarcarlas dentro del ámbito de influencia de la techumbre de la catedral de Teruel y de otros ejemplos más cercanos como las techumbres de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Vallibona, o de la iglesia parroquial de San Pedro de La Pobla de Benifassa, ambas en la vecina provincia de Castellón.

 

Ars Splendens cuenta también con la presencia de la recientemente restaurada custodia de Tronchón que luce ahora en todo su esplendor su delicada decoración de esmaltes traslúcidos, y que, junto a la desaparecida de Cuevas de Cañart, constituye un excepcional ejemplo de la orfebrería salida de los talleres morellanos de los Santalínea a principios del siglo XV. Su tipología responde a la de aquellas píxides que tras la instauración de la festividad del Corpus Christi, por el papa Urbano IV en 1264, y su posterior reedición por Juan XXI en 1317, se adaptaron para mostrar la Sagrada Forma, mediante la sustitución de la cruz cimera por un Viril, con lo que se conseguía cumplir la doble funcionalidad de guardar las sagradas formas y a la vez exponer la hostia consagrada.

 

El Retablo de los Santos Abdón y Senén (que finalmente y por razones técnicas no se expondrá en esta muestra), procedente de la iglesia de Dos Torres de Mercader, localidad actualmente adscrita al municipio de Castellote, se erige sin ningún tipo de dudas en uno de los ejemplos más relevantes de la pintura gótica de la Comarca del Maestrazgo. Se trata de un retablo de reducidas dimensiones, compuesto por tres calles de tres pisos cada una, y falto en la actualidad de la predela. Las diferentes calles aparecen separadas por columnillas entorchadas, archetes de remate en cada una de ellas y listeles de separación, delimitando las nueve escenas hagiográficas de los titulares.

 

El retablo se inscribe dentro de la tradición del gótico internacional de finales del siglo XIV y principios del siglo XV. Próximo a los modelos morellanos, presenta composiciones narrativas que van desarrollando la vida de los santos titulares. El retablo aparece presidido en su tabla central por la Virgen entronizada con el Niño y flanqueada por dos ángeles músicos tañendo, uno el arpa y otro el laúd. La figura de la Virgen aparece sentada sobre un espléndido trono cubierto. En la tabla inferior se representa a los santos titulares como dos esbeltos donceles de rubios cabellos ceñidos por cintas y revestidos por ricas túnicas en clara referencia a su linaje principesco y a su origen persa. Ambos aparecen tocados con nimbo dorado y portando una espada referente a su degollación. La calle central se corona por el Calvario, en el que se representa a Cristo Crucificado sobre la tumba de Adán y flanqueado por María y Juan.

 

El retablo desarrolla en las calles laterales la iconografía de ambos santos, sintetizada en tres escenas por cada uno. Para el primero de los flancos las escenas que se recogen son: el emperador Decio ordena matar a varios cristianos, Abdón y Senén dan cristiana sepultura al cristiano martirizado en la escena anterior, y los santos son portados ante el emperador. Del segundo están representados los siguientes pasajes: los santos con sus oraciones consiguen amansar a las fieras del circo, Abdón y Senén mueren degollados por un soldado romano, y entierro de los mártires por el subdiácono Quirino.

 

Como ya hemos dicho es el único ejemplo de retablo gótico casi completo que conservamos en el Maestrazgo y que parece entroncar con el desaparecido de San Juan del Barranco de Cantavieja, dedicado a la Virgen y a San Juan Bautista, si bien éste era de dimensiones un poco mayores; o con el desaparecido retablo de Santa Inés de la ermita de Nuestra Señora de la Naranja de Olocau del Rey. Ambos conjuntos atribuidos a Pere Lembrí y datados en el primer cuarto del siglo XV. Sorprendente, por su calidad, es el conjunto de piezas procedentes de la ermita de San Cristóbal de Mirambel, formado por un total de cuatro fragmentos de retablos (una predela, dos polseras y un pequeño fragmento de tabla), algunos conservados en la parroquia de Santa Margarita y otros depositados en el Museo de Arte Sacro de la Diócesis de Teruel-Albarracín. La predela de Santa Coloma, la polsera con Ángel de la Pasión y Coro de Cantoras, la polsera de los Santos Miguel y Hugo y la tabla de Cristo Varón de Dolores ponen de manifiesto la riqueza de los ajuares de las pequeñas ermitas del Maestrazgo, edificadas en descampado y estrechamente ligadas a la estructura del territorio vertebrado en torno al hábitat rural disperso, a la masía como unidad de explotación.

 

En la estela de las anteriores producciones cabe situar las tablas del Calvario (siglo XV) y del Llanto sobre Cristo Muerto (siglo XVI) procedentes de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Cantavieja; la Tabla de San Miguel Arcángel (siglo XVI) de la iglesia de la Purificación de la Iglesuela del Cid o el Frontal de San Miguel Arcángel con Coro de Cantoras (siglos XV-XVI) integrado actualmente en el Retablo de Santa Lucía y San Jaime del Santuario de San Martín de Tours de Mirambel.

 

Este, obligadamente, breve repaso por las piezas que constituyen Ars Splendens pone de manifiesto la consistencia del argumento expositivo que gira en torno a la indisoluble vinculación de un territorio, la Comarca del Maestrazgo, a sus producciones artísticas, durante un largo período de esplendor comprendido entre los siglos XIII y XVI.


Imágenes de la Exposición
Tabla de San Sebastián, Mirambel

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

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