Como refleja el propio título, la muestra es la continuación de la exposición que con la misma denominación e idéntico interés se llevó a cabo en esta galería hace ahora tres años. En este periodo de tiempo, Damián Flores ha insistido en la inclinación hacia la arquitectura que caracteriza a su pintura y en su vocación investigadora, completando la visión del Madrid racionalista iniciada entonces.

Una vez más, ahora con mayor profundidad y diversidad, el artista recoge en la obra presentada en la Galería Estampa alguna de las muestras del racionalismo arquitectónico en la capital, aparecido en los años de la Edad de Plata, en una labor de interés artístico pero también de recuperación histórica que tiene mucho de investigación. En la exposición no solo hay edificios tan representativos de la ciudad como el extraordinario Capitol, sino también obras que, ... lejos de ser menores, constituyen una muestra de la modernidad constructiva de la capital en los años veinte y treinta. En el espacio de la calle Justiniano están juntos, como testimonio del Madrid que acabó en 1936, cines, concretamente el magnifico elenco formado por el Barceló, Tetuán, Europa y Proyecciones; bares como el Negresco y Tánger; cafés como el Zahara; escaparates e interiores de tiendas -Discos Rekord, Pizarrita, la imprenta municipal, etcétera-; teatros como el Fígaro; el hipódromo o el frontón Recoletos, y fragmentos de anónimos y esplendidos edificios de viviendas.

No podía faltar en la exposición el particular homenaje a los autores de estos edificios -los sueños del arquitecto- por parte de un artista admirador de Hopper y Corot, que tiene una arquitectofilia tan intensa como su reconocida cultura y que consigue rescatar el Madrid de los años treinta con personalidad, vista de experto y autoridad de especialista. Todos estos temas son el motivo de una exposición que confirma la vinculación existente entre pintura y arquitectura.