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El mundo de hoy encierra en sí una enorme contradicción.

Como dos fuerzas que se oponen, una, los enormes esfuerzos de socialización de nuestra sociedad, socialización en el sentido de la igualdad de oportunidades, de protección de los más débiles, del acceso de las minorías al bienestar económico y social, se contrapone otra, una sociedad cada vez más agresiva, cada vez más dominada por el éxito material, cada vez más individualista y cerrada sobre si misma.

Las metas económicas dominan las políticas, dejando de lado las políticas ideológicas que impliquen alteraciones profundas de la organización social.Gobiernos de diferentes partidos una vez llegados al poder, se rinden a los indicadores económicos, a las tasas de crecimiento, a las inversiones, a la productividad, etc., volviéndose en casi ... todo iguales a los gobiernos que sustituyeron.

El pragmatismo acabó con el sueño, acabó con la poesía, acabó con la utopía.

Esta obsesión pragmática, está construyendo una sociedad de lucha por la sobrevivencia, una sociedad cada vez más egoísta, una sociedad que pereciendo más justa y equilibrada, contiene en sí focos de violencia sin límites, una sociedad de guetos, sean ellos países, o ciudades o barrios, una sociedad donde vale todo, una sociedad caníbal y predadora. Una sociedad construida por Islas en las cuales las personas se recluyen y luchan por mantener su pequeño mundo de satisfacción.

Así es efectivamente. Islas de países o grupos de países que se cierran a la inmigración. Islas ideológicas y religiosas, donde cada vez más van ganando fuerza el fundamentalismo y el fanatismo. Islas de locos que entienden que el terrorismo soluciona las injusticias de las que ellos propios son muchas veces los mentores. Islas de miseria donde impera la pobreza al lado de islas de riqueza y opulencia. Islas de individualismo, de no amor, de egoísmo.

Este es el tema que nos trae en sus obras, Marcela Navascués. Recurriendo a su "Mundo Básico" con la utilización de los Básicos, mejor que nadie llama la atención para este fenómeno de aislamiento del ser humano y de nuestra sociedad.

Los Básicos en la Obra de Marcela Navascués, son verdaderos arquetipos que corresponden a las imágenes ancestrales y simbólicas materializadas en las leyendas y mitos de la humanidad y que constituyen el inconsciente colectivo que se revela en el individuo a través de los sueños, delirios y algunas manifestaciones del arte.

El Básico, personaje utópico y poético, desvestido de cometerías y reducido a su expresión más simple, representa bien el ser humano en su pureza e ingenuidad.

El Básico, más que un personaje, puede ser una filosofía, un estado de espíritu, una forma diferente de pensar y actuar. En el fondo diría que el Básico será una representación del Amor en su estado puro. Que se entrega, que acepta, que nada exige, que sonríe, que extiende la mano, que ayuda, que seguramente es poeta.

La utilización de los Básicos aislados en Islas, sean ellas terrenas o interestelares, haciendo gestos de llamamientos serenos y pacíficos, casi que sonriendo en amor, de Básicos adormecidos en planetas aislados en su mundo, de Básicos lanzando energía al espacio como magnetizando nuevos planetas, o todavía Básicos sedientos de un amanecer de esperanza, son una excelente forma de mostrar en una obra de arte, con belleza, simplicidad, hasta con ingenuidad utópica, aquello que muchas palabras no… La simplicidad también impera en los espacios habitados por este poeta Básico. Colores fuertes y fluorescentes nos transportan para estados de alma más coincidentes con la alegría y esperanza, mundos multicolores que reflejan belleza, calor, y que son tan llamativos que apetece visitarlos.

Vamos entonces a volar por entre estas obras y esperar que nuevos puentes un día nos permitan abrazar al Básico.