Expone individualmente por primera vez en la Sala Parés, presentando una treintena de obras de los últimos cuatro años.

Sus paisajes urbanos, que podríamos situar en un realismo mágico, nos resultan verosímiles e irreales a la vez. Cada elemento de sus composiciones funciona en sí mismo como un ente real y coherente, pero el conjunto no lo es. Alemany inventa una realidad a partir de asociaciones imaginativas, paradójicas, un tanto enigmáticas ya veces irónicas. Pinta con un 'verismo' absoluto pero no es un notario de la realidad sino el creador de un mundo de fantasía. Cambiando el lugar natural de las cosas, y haciendo uso de una manipulación perceptiva, el artista crea una sorpresa visual con la que interpela al espectador.

Algunos paisajes se sitúan en el umbral de las ciudades, en la ... frontera entre la metrópoli y el desierto, un espacio que parece detenido, suspendido en el tiempo, víctima de la erosión y la incompetencia urbanística. Es allí donde edificios fantasmagóricos dialogan con vestigios de zonas industriales y con artefactos de procedencia desconocida. La soledad, el silencio y una quietud intrigante impregnan estas obras.

La pintura de Arnau Alemany es lenta, hecha con parsimonia. Muchos años de formación dibujística, pictórica y escultórica, le han dado un gran dominio de la geometría, con la que aborda sus arquitecturas de una manera racional y rigurosa. Su pincelada se funde, desaparece, y los colores ocres y verdes, cálidos, armoniosos y metafísicos, evocan las ciudades industriales inglesas.

En su juventud, Alemany trabajó como dibujante y también como delineante. Después de una etapa formativa pasó a dedicarse exclusivamente a la pintura. Desde 1978 expone habitualmente galerías de Barcelona, Madrid, Valencia y otras ciudades europeas, especialmente París. Su pintura también se ha presentado en EEUU concretamente en Nueva York y Miami. Ha obtenido varios premios, y ha participado en algunas de las principales ferias internacionales de arte contemporáneo.