Arles es el principio de la fotografía. Antes de Arles no hay nada, o lo que hay, es ahora totalmente intrascendente. Hablo de mí, evidentemente. Llego a Arles para descubrir que la fotografía no es nada de lo que hasta el momento había imaginado. En Arles, la fotografía se vuelve experiencia, en Arles no hay fotografía sin experiencia y no hay, a la vez, experiencia sin fotografía.

Esta exposición es la consecuencia de un libro hecho en casa, una especie de diario hecho con las fotografías que he ido realizando en Arles durante estos últimos años. Son fotografías de mis idas y venidas, fotografías de mis amigos, de la Monia, del François, de la Emmanuelle, del Jukka, de la Laëtitia, del Maki, de la Idalina, de l’Antoine, y de mucha más gente; fotografías de los encuentros, de las relaciones, fotografías ... de la complicidad, del amor, de la tensión, de la violencia, fotografías de nuestros deseos, de nuestros proyectos, y también fotografías de nuestras fotografías y de la manera que tenemos de entender la fotografía. Estas imágenes son, en definitiva, las imágenes de nuestra experiencia fotográfica.

Así, que cada uno piense, invente e imagine, que cada uno se vea reflejado a partir de sus experiencias y recuerdos, que cada uno dé su sentido a aquello que ve y se sienta libre para utilizar las situaciones y los personajes y crear su propia historia. Ojalá.