Descripción de la Exposición
Una nueva muestra de la obra reciente de Antonia Payero en Galería Orfila, su undécima individual en esta sala, desde la primera que celebrara el año 1981, se suma de manera muy especial a la programación de la actual temporada, en que la galería conmemora su 50 Aniversario, por cuanto, inaugurada, en mayo de 1973, con una exposición de Laxeiro, artista imprescindible y un referente dentro de las corrientes expresionistas de nuestra contemporaneidad, iba a ser ésta una de las líneas estéticas preferentes de la galería, incorporando artistas, dicciones y renovados expresionismos de las siguientes generaciones, tal es el caso muy destacado de Antonia Payero, una pintora en constante evolución, además de inquieta artista experimental, con una ya dilatada trayectoria.
Antonia Payero (Madrid, 1940) es Doctora por la Universidad Complutense, Facultad de Bellas Artes de Madrid, de la que fue profesora de 1990 hasta el 2000. Realiza, desde 1969, más de una veintena de exposiciones individuales en Madrid, Soria, Valladolid, León, Cuenca, Vigo y Palma de Mallorca entre otras ciudades, además de participar en numerosas colectivas, certámenes y muestras monotemáticas en varios países. Entre otras distinciones, fue becada por la Fundación Rodríguez Acosta de Granada y por la Fundación Juan March de Madrid. Muy joven aún, tendría un destacado papel en la Primera Bienal de Arte Contemporáneo Español celebrada en París en 1968, años en los que integra también el colectivo de arte conceptual Atelier Bonanova, cuyas piezas e instalaciones pudieron verse recientemente en el MNCARS, Madrid (2010) y en retrospectivas en torno a este movimiento en España, celebradas en el CA2M, Móstoles (Madrid), La Laboral, Gijón y TEA, Tenerife (2018-2019), entre otras. Una faceta experimental en la que se inscribe, a su vez, su interés por el arte público, a través de la investigación de nuevos materiales, como los murales que ejecutara para las viviendas diseñadas con el módulo Helle del arquitecto Rafael Leoz en el polígono Las Fronteras de Torrejón de Ardoz.
A partir de una depuración de la figuración expresionista, ha venido arribando, en estos últimos años, a una semiabstracción de sugestivos grafismos, en una síntesis de gestualidad y forma, caracterizada por la alta temperatura del color; distorsiones expresivas en base a contrastar tonos fríos y cálidos, no obstante equilibradas, que fueron, siempre, su sello propio y confieren un aura dionisiaca y vital a su pintura.