Antoni Abad

Exposición / Museo de Cáceres / Plaza de las Veletas, 1 / Cáceres, España
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Cuándo:
23 oct de 2015 - 29 nov de 2015

Inauguración:
23 oct de 2015

Organizada por:
Museo de Cáceres

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Etiquetas
Videoinstalación  Videoinstalación en Cáceres 

       

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Descripción de la Exposición

Los primeros trabajos de Antoni Abad (Lérida, 1956) analizaban las posibilidades estructurales de un material maleable como la goma espuma en esculturas performativas. Esta investigación le llevaría a experimentar con la morfología modular de piezas prefabricadas de metal, con componentes de Mecalux, con los que construía esculturas modulares susceptibles de ser modificadas por el público. A partir de estas primeras experiencias, produjo esculturas acumulativas realizadas con cintas métricas, donde la arquitectura se conviertía en un instrumento de medida y donde paulatinamente introducía el tiempo mismo de medir o de recorrerla con su propio cuerpo, hasta que la acción corporal diferida devenía su aspecto central. Tras una residencia en The BANFF Center for the Arts en Canadá, comenzó a utilizar el vídeo como forma de expresión de esta doble vertiente temporal y de la acción, lo que le convertiría en uno de los pioneros de la videoinstalación en el estado español. El primer fruto de esa experimentación fue Sísifo en 1995 donde un hombre desnudo de belleza clásica tira de una cuerda compitiendo consigo mismo, como en un espejo, en un eterno equilibrio de fuerzas que resulta en un continuado empate, un esfuerzo onanista cuya única consecuencia es su repetición infinita. Lo que en principio afecta por su intensidad psicológica en realidad es una declaración de principios sobre el medio y su audiencia: la interpretación de la obra de arte se confunde con la reflexión sobre el acto mismo de su lectura ya que Sísifo repite su acción ad infinitum gracias al propio loop del vídeo. La ansiedad existencial se refiere a la naturaleza del propio medio y el mito es una metáfora de su acto mismo de lectura. La corporalidad incorpórea, medial y proyectada, del protagonista pertenece al mismo régimen mítico de la fantasmagoría de los regímenes de producción sobre sus consumidores. Incluso la máxima eficacia de la instalación, la reserva espectacular de recortar las figuras sobre fondo negro, responde también al lenguaje neobarroco en una absorción teatralizada que la convierte en uno de los ejemplos más evidentes de las narrativas que propiciaron las auras frías en el arte español a mediados de los años 90. Manuel Segade

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