Descripción de la Exposición La exposición está planteada alrededor de la trayectoria inicial de Antón Patiño y articulada en torno a dos acontecimientos concretos: la exposición 'Animais, minerais, vexetais' y el libro de cómic 'Esquizoide', ambos del año 1978, en Vigo. Como una retrospectiva concentrada en estos cinco años de formación, 1974-1979, la muestra se expande para trazar un recorrido hasta el origen. Un viaje experimental a un tiempo de urgencia que sirve también de crónica del artista adolescente. La primera etapa de la obra de Antón Patiño contemplada a través de la mirada cómplice del comisario Seve Penelas. En su conjunto -desarrollada en 9 salas y con casi 200 obras e documentos-, aparece reflejada la censura de la época, pero también el tiempo de transformación. Una mutación social y a la vez una metamorfosis artística. Fotografía, dibujo, pintura, cómic, recortables de madera, poesía: cualquier medio es bueno para luchar por la renovación. Color y grafismos en expansión. Textos impugnados, gritos prohibidos. Rostros tachados. El devenir biográfico es paralelo a la convulsión histórica. Una época que parece quebrar los sismógrafos del control. El arte, el psicoanálisis, la deconstrucción. El arte por correo sirve para sortear el aislamiento. El mail-art fue una eficaz herramienta de comunicación. Más de cien intercambios con artistas de todo el mundo en el contexto internacional del movimiento post-fluxus. El cartero era una fuente de sorpresas cotidianas: cada sobre iba a contener un fragmento de un mundo propio. La convivencia de técnicas y soportes propicia una fusión explosiva. El propio artista en una conversación en el libro de Xavier Seoane ['Identidade e convulsión. Palabra e imaxe da nova plástica galega', Ediciós do Castro, Sada, A Coruña, 1990], da cuenta de aquella situación con expresividad: 'Mi habitación era un laboratorio donde coexistían la música avanzada con la narrativa del monólogo interior.' Samuel Beckett con Pink Floyd. X. L. Méndez Ferrín y Antón Reixa. Uxío Novoneyra y Francis Bacon. Severo Sarduy con Jean Dubuffet... Otros hechos marcarán también estos años: su instalación en 1974 en Madrid para estudiar Bellas Artes, el contacto con los artistas Menchu Lamas -su compañera -, o Xosé Freixanes, y los amigos de la revista 'Loia' (1975), la gente de la escritura como Manuel Rivas y los hermanos Xosé Manuel y Lois Pereiro; la creación en Vigo del 'Colectivo da Imaxe' (1976), con Agra, Berride y Menchu; la amistad y los trabajos gráficos con los miembros del grupo 'Rompente' (1977), con Antón Reixa, Manuel Romón y Alberto Avendaño; también con el músico Enrique X. Macías, ya fallecido, que compuso 'Cariátides' (1978), una pieza sonora para la inauguración de 'Animais, minerais, vexetais' en los espacios de la antigua CaixaVigo. Esta es una muestra que tiene algo de paradójico: una retrovisión que avanza para acercarse al comienzo. Un recorrido por diferentes salas -nueve en total-, que no establece un estricto itinerario cronológico, sino una partitura polifónica en la que destacan acordes como bloques temáticos, generando así incluso una tensión con el presente, ya que muchas de las propuestas mantienen una resplandeciente vigencia. Más allá de aspectos formales o conceptuales -el tratamiento del cuerpo como soporte, el dibujo como hábitat, la historieta gráfica como relato mudo, las fotografías b/n manipuladas con colores, los recortes y siluetas de figuras que alcanzan una expresividad propia-, las propuestas que Antón Patiño siguen hoy presentes, actualizadas bajo otros eufemismos de la actualidad más sociológica o mediática: una censura más soterrada, casi silenciosa, a pesar de los gritos de la comunidad civil; el deterioro del paisaje y el ritmo del caos urbano; una ampliación de las crisis de las identidades y de la escisión del individuo en fragmentos de vértigo-esquizo, de intimidad cosmética e higienizada; y rostros, rostros y más rostros, con una expresión entre lo lúdico y el pasmo, entre la propaganda de la publicidad y la condena social, entre el rictus duro del hermetismo y un nuevo, diferente, narcisismo del impulso adolescente. Recorridos + Contenidos En la Sala 1, junto a la rotulación de presentación y un gran autorretrato del rostro del artista, manipulado con letras y grafismos, se incluye un esquema cronovitalógico que propone un itinerario con la selección de una serie de acontecimientos que contextualizan estos cinco años (en Galicia, España y el resto del mundo) de especial significación para el propio Antón Patiño. Una macla histórica donde, como en el efecto mariposa, todo va a tener que ver con todo, al margen de cualquier distancia geográfica. La Sala 2 presenta unas siluetas individualizadas que pronto serán reconocibles: la del propio Patiño, Menchu Lamas y Antón Reixa -quien escribió para el catálogo de 'Animais, minerais, vexetais' (1978), un poema-juego titulado 'A desfeita da collona', recuperado ahora para esta nueva muestra. Las viñetas de un cómic casi desconocido, alrededor de los conflictos de los astilleros vigueses de Ascón, sirven como eje previo y bifurcador para las dos salas siguientes. En la Sala 3, imágenes de 'O Berro' [El Grito] (1975-1976) son las protagonistas. La libertad como meta. El dibujo expresa ese deseo ardiente. Rostros que gritan. Bocas abiertas con dientes afilados que muerden la estela del Guernica. Puños alzados. Tensión anatómica. Seres amontonados en multitudes insurgentes. Es el momento de una mayor inscripción social. Con la carpeta 'O Berro - 4 Debuxos', rinde homenaje a los poetas Celso Emilio Ferreiro, Uxío Novoneyra y Heriberto Bens (uno de los alias literarios de Méndez Ferrín en la clandestinidad), junto con algunos cuadros presentados entonces en una exposición en Lugo: 'Peón apaleado', 'Condenado a muerte' y otros. Metáforas genéricas de la opresión, donde la temática reivindicativa alcanza a veces incluso una mueca paródica de las fuerzas de represión. Sala 4. Cinco 'Recortables-Paisaje-Multitud-Grito' y 'Cubo de basura, I y II', (todos de 1976), se presentan como hibridaciones entre pintura-escultura. Siluetas de madera que combinan, como en la tensión de un minifundio, el paisaje natural y la geometría urbana, tratadas con unos colores excitados que derivarán después, filtradas por el enfriamiento de la Nueva Figuración, en marca de autor para obras futuras puramente pictóricas. A lo largo de esta misma Sala 4, la presencia del libro de cómic 'Esquizoide' (1978), editado por el 'Colectivo da Imaxe' en Vigo, ocupa un lugar relevante. Desde la portada hasta la contraportada, y con una selección de páginas interiores, todo ello llevado a gran escala, se alcanza un efecto de dibujo expandido. Los grafismos explotan colonizando el espacio en partículas visuales. Un hábitat gráfico repleto de objetos ciscados. Rostros y presencias desmigajadas que hablan del contorno urbano como ámbito sobresaturado: un montón de cosas amontonadas en un nuevo organicismo. Contenedores repletos de basura aparcados al lado de los coches. Horror vacui y saturación perceptiva. Un principio de incertidumbre visual: todo queda despedazado, atomizado en desechos, restos y rastros. La imagen es un precipitado iconográfico que sufre una metamorfosis continua. Desde ese magma caótico surgen diversas configuraciones. En la Sala 5, casi como embriones del cómic, se muestran fotografías en blanco y negro anteriores, de acciones a modo de happenings, performances íntimas en el cuarto de baño con las imágenes manipuladas a color: 'Acción Esquizoide' (1977). El cuerpo representa una exploración sensorial. Una aventura experimental donde el descubrimiento del mundo va paralelo a la construcción artística como proceso da imaginación crítica. La pintura de Patiño de estos años ocupa dos espacios principales, Salas 6 y 7. De hecho, 'Animais, minerais, vexetais' (1978) fue una muestra programática. Tuvo mucho de exposición-manifiesto. Con un título que ya sirve de enunciado de las intenciones estéticas y un catálogo donde se aprovechó cada rincón para ofrecer un despliegue de las inquietudes del autor, algunos de aquellos cuadros están ahora presentes junto a otras pinturas, algunas incluso posadas en el suelo a modo de recintos y/o pasillos. Estructura y desorden. Geometría y pasión. Textos ilegibles, rostros dañados, naturalezas muertas en ebullición, irónicas tiras de fotomatón, una amalgama heterogénea de referentes mezclados que ya asomaban en las viñetas de 'Esquizoide' como representación de un universo enloquecido. Alrededor del rostro se constituye otra estancia, la Sala 8. Como una malla de zapping facial, '100 Rostros+Grafismos' (1976) surge a partir de la omnipresencia en los medios de información de las fotos de luchadores antifranquistas. Los letreros, carteles, periódicos, las fichas policiales de los presos políticos... Este gran retablo forma así parte de un poliestigma fisiognómico, de una marca del paisaje mediático de entonces. La huella en el imaginario social de la iconografía del rostro humano como identidad convulsa. Particular importancia simbólica tienen también las fotografías del rostro del propio artista cubiertos con tipografías heterogéneas, así como las manipulaciones de color en otros rostros de personas allegadas. El rostro hiperescriturado. El tatuaje de la letra. Un mundo esencialmente visual que huye de lo discursivo, donde la escritura fragmentaria contribuye al ruido visual, y a una densidad caótica a modo de tumulto. Esquizografismos: como un mapa convulso. El árbol nervioso interior estalla: en el cuadro, en la superficie, en la excitación generalizada. Asimetría, inestabilidad, deconstrucción. El dibujo es un rizoma proliferante en un virtual tatuaje-mundo. Para terminar, la Sala 9, Laboratorio, intervenida in situ directamente por el artista, como un gabinete heteróclito, como el cuarto de un artista adolescente donde conviven las obras más antiguas con todo tipo de documentación -libros, catálogos, carteles, fotografías, dibujos, cartas, fragmentos de textos y aforismos del poemario inédito Recinto, etc.-, combinándose así propuestas de corte conceptual como la serie fotográfica 'Homenaxe a Zurbarán' (1974) -una naturaleza muerta cotidiana hecha con la metamorfosis aleatoria de objetos ante una ventana-, fotos de experiencias de arte efímera al aire libre, 'Pobos' (1974) -formadas por construcciones ensambladas en hilera que hacía en las playas, en una mezcla de objetos encontrados y desechos orgánicos-, y otros materiales. En este Laboratorio se incluye también un audiovisual en bucle con una selección de imágenes y documentos, muchos de ellos no expuestos físicamente, y acompañados por la música de Pink Floyd y su tema 'UmmaGumma' (1969). Volviendo al comienzo, ya desde el título, Antón Patiño. 1974-1979 Crónica do artista adolescente -un guiño que enlaza un texto de Álvaro Cunqueiro con una novela de James Joyce y un poemario de Dylan Thomas- esta es, entonces, una oportunidad especial para acercarse al origen que propulsó su trayectoria artística, reflejo también de una época agitada en el ámbito sociopolítico. La construcción primigenia de una mirada, un pensamiento, una actitud no sólo estética, sino también ética en cuanto a un posicionamiento activo ante la vida.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
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