La Galería Real de Castellón acoge una exposición antológica de la castellonense Socorro Vallés que regresa al circuito expositivo de la capital de La Plana después de casi dos décadas desde su última exposición individual. Su participación como miembro activo de la asociación Amart ha sido el acicate que le ha dado las fuerzas necesarias para volver a mostrar su trabajo al público. La inauguración de la presente muestra tendrá lugar el viernes 17 de febrero a las 20.00 horas.

Socorro Vallés (Castellón, 1947) sintió una inclinación por la pintura desde muy joven. 'Me hacía los pinceles con mi pelo', reconoce entre bromas. Más tarde fue alumna de Gimeno Barón, -al que hoy todavía rinde una admiración casi devocional-, y Ramón Catalán. Con Gimeno Barón aprendió a pintar al natural, una lección que hoy sigue a rajatabla. 'Soy pintora, no ... copista. Copiar de una fotografía es herir el arte', le gusta repetir. Su trayectoria profesional la alejó de los caminos del arte pero no lo suficiente como para apagar su amor por la pintura.

En la galería Real podremos contemplar obras tempranas de sus primeras épocas junto a algunos de sus últimos trabajos. La esencia es, sin embargo, la misma. Bodegones, paisajes próximos como Benicàssim o Torre la Sal y temas florales son sus predilectos. A Vallés le gusta que la consideren una pintora colorista, de factura realista pero con algunos trazos impresionistas. Acerca de esta exposición el historiador Lorenzo Berenguer ha dicho que 'la sala la veremos convertida en una serie de paisajes líricos, de bodegones silenciosos y de composiciones académicas'.

Socorro Vallés se define como una luchadora, siempre inconformista con su obra, y muy vitalista. Sus inclinaciones artísticas se plasman no solo en el lienzo, sino también en el papel a través de sus creaciones poéticas. 'Esta exposición además de agradecérsela especialmente a Amart porque fue un compromiso que adquirí con ellos se la dedico a mi hijo, que fue el que me instó a volver a coger los pinceles', reconoce Vallés emocionada y sin ocultar su nerviosismo por su inminente vuelta.