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Me circunscribo a lo visto en la muestra de Cristina Galeote en su exposición "Antes de todo" que inaugura la galería Luroa el viernes 25 de Mayo de 2007.

Sus interiores, como estaciones, me hablan de tránsito, de partida hacia alguna parte, alguna parte que valga la pena como desea Cristina y se autorretrata en espacios vacíos ajenos a dichas estancias, quiere verse afuera de sus interiores que la inquietan y distraen del plan de organizarse su viaje hacia algún lugar, y los elementos tópico que se le han podido colar en éste su espacio pueden acabar bajo su motosierra, tal es su afán de partir desnuda sin lastre y; se nota, en sus estancias alguien se ha ido a otra parte; angulosas, hirientes, mínimal amueblamiento, de sus paredes asoma una iconografía congelada, en ... forma de cuadros en los que los tópicos del reciente pasado histórico amenazan en su intento de abducir a quien los contemple con su injustificable pesado ideario y colarse de nuevo en el tiempo que ya es el de Cristina, y de sus coetáneos, y de todos, de todos los que quieran emprender un viaje iniciático que tuviera como primera escala la identificación de los compañeros de viaje y acordar con ellos la momificación en paredes de museos del horror de los iconos de la violencia e ignominia pretérita, y como segunda escala el firme propósito de resurgir sobre las cenizas y no repetir los errores del pasado. Y para ello poco, poco equipaje… unos pinceles y una motosierra o una motosierra-pincel para Cristina.

A Cristina del pasado le puede interesar la atmósfera de Diego de Velázquez en sus retratos, porque es pintora, y del vacío que circunda a los personajes velazqueños se puede aprender, no hay vacío más cargado que el de Velásquez; ¿no sabemos ya que el éter no es el vacío?, ¿que la fuerza de gravitación actúa en él y que es una parte de la materia: la antimateria?, ¿ no está tan cargado el éter como los fondos de los retratos de don Diego? ¿No será que al final todo es materia y en el fondo del túnel la suma de todas las materias, contando con la antimateria es la luz?

Pues sí, Cristina es clásica por cómo establece los fondos de sus retratos, tienen su éter; ¿no debiéramos calibrar nuestro equipaje para viajar por él?, ¿no deberíamos congelar las iconografías opresivas en espacios estancos y marchar? Cristina, en su propuesta pictórica determina dos planos diferenciados: en sus fondos etéreos habita ella y pertrecha su equipaje, en sus estancias inhabitadas congela despojos, los preteriza pero no los dota de atmósfera, los agobia para no volver a respirar su aire viciado, en la ejecución de estas obras parece haber trabajado con planos y mediciones concisas porque el aire no iba a ser posible, son continentes sin contenido, están dimensionados con los elementos que participan pero sin aire, y lo hace adrede.

Yo veo convocatoria en su proyecto. Nos convoca en su éter velazqueño, aunque no alce la mirada ocupada con su motosierra nos invita, porque ahí, a pesar del ruido de la máquina, sí se puede respirar.

En éste su viaje hacia alguna parte la tercera estación es descubrir a los embaucadores y seguir escapando hacia alguna parte, porque lo que ocurrió, ocurrió "ANTES DE TODO".

Antes de todo lo que va a ocurrir.